Por Fernando Vega Julio 16, 2010

-¿Le sorprendió esta alza en los niveles de pobreza?

-En parte me lo esperaba, por tres razones: aumento del costo de la canasta básica de alimentos, que permite calcular la línea de indigencia y, por tanto, determina la línea de pobreza; la crisis financiera internacional y la baja efectividad de las políticas sociales (ejemplo: Chile Solidario, Orígenes, etc.).

-¿Cuánto influye la crisis en los resultados?

-No se le puede echar toda la culpa. Hay que recordar que la crisis asiática fue más severa y prolongada. Esto causó un impacto significativo en el mercado laboral. En esta última crisis ocurrió algo diferente. El mercado laboral respondió distinto. El impacto fue más acotado y no se tradujo en aumentos significativos en la tasa de desempleo. Ahora bien, hay una razón más importante que la anterior y que explica el aumento en la tasa de pobreza: Chile y muchos otros países vivieron un rebrote inflacionario entre el 2006 y 2009.

-¿Qué efectos tuvo dicho brote inflacionario?

-El alza en el precio de los bienes, especialmente de los alimentos, redujo drásticamente el poder adquisitivo de la población de menores recursos, haciendo que muchas personas que habían logrado superar la línea de la pobreza, cayeran por debajo. La inflación se transforma así en un factor clave en el grado de vulnerabilidad de las familias más pobres. Hasta ahora, una causa decisiva por la que muchas familias caían en la pobreza era la pérdida del empleo. Sin embargo hoy caen en esa situación aun cuando el jefe de hogar continúe trabajando.

-¿Cómo se combate a la inflación?

-La política más efectiva para enfrentar esta situación es aumentar transitoriamente la transferencia de dinero en efectivo a los más pobres. De esta manera se logra que los hogares más pobres ajusten su presupuesto a los precios relativos. Asimismo, a largo plazo, estas transferencias ofrecen los incentivos correctos a los productores de alimentos para aumentar su producción.

-¿Cuál es su balance de las políticas sociales?

-Un tercer elemento y que lo planteo como hipótesis tiene que ver con la eficacia de las políticas sociales. La experiencia de la década de los 90 nos decía que la caída de la pobreza se asociaba a un efecto crecimiento que era parejo a lo largo de la distribución de ingresos. Asimismo,  el cambio en la desigualdad de ingresos se origina en desarrollos que tienen lugar en el mercado laboral y en las variables demográficas y es probable que parte de los cambios en esas variables refleje el impacto que la política social tiene sobre la acumulación de capital humano, social y productivo. En cambio, entre 2000 y 2006 la reducción de la desigualdad permitió la disminución en la tasa de pobreza (Larrañaga y Herrera, 2007). Si esta tendencia se mantuvo entre 2006 y 2009, el aumento de la pobreza se explicaría por un bajo o nulo impacto de la política social, que no logra contrastar los efectos de crisis e inflación antes descritos. Cabe destacar que las transferencias monetarias del Estado son demasiado pequeñas y no tienen mayor incidencia en los niveles de pobreza y desigualdad.

-¿De no mediar el plan anticíclico habría sido peor?

-El concepto central de la regla de balance estructural es que la política fiscal se guíe por factores de largo plazo. En el caso de nuestro país, los principales que se consideran son el PIB de tendencia y el precio del cobre de largo plazo. Dada cierta estabilidad en estos valores, la regla lleva a que naturalmente la política fiscal sea contracíclica, es decir, expansiva en periodos en que el PIB está por debajo de su potencial y viceversa. Desde esta perspectiva, fue completamente ajustado que la política fiscal para 2009 (un año en que la economía creció muy por debajo de su tendencia) haya sido expansiva. El otro tema es cuán expansiva debía ser. Aquí incide con fuerza la otra variable clave en la determinación del balance estructural: el precio del cobre. Para 2009, el ajuste del precio del cobre de largo plazo fue sustancial, lo que permitió un salto adicional del gasto público por sobre el efecto cíclico. La pregunta es si este salto en el precio del cobre de largo plazo fue congruente con la realidad estructural de dicho metal en el mercado. Más aún, es evidente que en estos periodos más que nunca se esperan fuertes señales de austeridad de las autoridades, en cuanto a evitar gastos superfluos o que no necesariamente llegan a los sectores que más lo requieren. La evidencia anecdótica hasta ahora encontrada en diversos ministerios que muestran un mal uso de recursos, una falta de focalización y eficiencia de distintos programas señala que el plan anticíclico tuvo un bajo impacto.

"La inflación se transforma así en un factor clave en el grado de vulnerabilidad de las familias más pobres. Hasta ahora una causa decisiva por la que muchas familias caían en la pobreza era la pérdida del empleo. Sin embargo hoy caen en esa situación aun cuando el jefe de hogar continúe trabajando".

-¿Debe haber cambios en los planes sociales?

-Un ejemplo de la necesidad de revisar la eficacia y eficiencia de muchos programas sociales es la experiencia del Chile Solidario. A la fecha ha ingresado a Chile Solidario un número bastante mayor de familias que las 225 mil originalmente estipuladas. Ello junto a los antecedentes disponibles sobre los resultados de la política ponen de relieve la pregunta respecto de su destino futuro. Las insuficiencias del diagnóstico inicial ponen en duda la pertinencia del modelo de intervención, así como la falta de eficacia en algunos de los componentes de la política aconseja una revisión sustantiva de aquéllos. Por otra parte, ha habido desarrollos relevantes en el período que media entre el diseño de Chile Solidario y el tiempo presente, que modifican el contexto de la política. La innovación quizás más importante es la entrada en escena de transferencias monetarias cuyos montos y cobertura son significativamente más elevados que las existentes en el 2002. Éste es el caso del sistema de pensiones solidarias y del futuro ingreso ético familiar (que podría incluir subsidios existentes, pero reajustados en su monto). Estas transferencias pueden significar por sí solas la reducción de la extrema pobreza a niveles muy bajos, en cuyo caso no sería necesario tener otra política que persiguiera igual objetivo. Se requiere una discusión y definición del concepto de pobreza que se quiere superar y que define el objetivo del Chile Solidario.

-¿Qué enfoque deberían tener esos planes sociales?

"Se hace necesaria la búsqueda de programas sociales cada vez más cercanos a las personas y familias necesitadas, que los ayuden a mejorar sus habilidades y competencias para trabajar, como la educación de calidad, capacitación, programas de microemprendimiento".

-Se hace necesaria la búsqueda de programas sociales cada vez más cercanos a las personas y familias necesitadas, que los ayuden a mejorar sus habilidades y competencias para trabajar, como la educación de calidad, capacitación, programas de microemprendimiento. En el escenario actual, éstos competirán con las presiones de diversos grupos sociales, que demandarán mayores beneficios universales, donde los más pobres rara vez son escuchados. Cuando todavía más de 3 millones de personas continúan viviendo en la pobreza, no debemos olvidarnos de focalizar la acción pública en quienes más lo necesitan, en especial si se sabe que esta tarea es de largo aliento. Avanzar hacia un gran sistema de protección social, dirigido desde el Estado, tal vez no es lo que los más pobres requieran, sino más bien acciones concretas, cercanas a su realidad, destinadas a mejorar y hacer más eficientes los servicios sociales que requieren dichas personas, para ayudarles a igualar oportunidades con el resto de la población y eliminar las brechas que actualmente existen.

-¿El aumento del gasto social se tradujo en la solución de los problemas?

-El gasto social se ha más que duplicado a contar de 1990 y a través de una enorme cantidad de recursos aún no se ha dado solución a muchos de los problemas que aquejan a los más pobres. Debiera cuestionarse entonces si el diseño y la gestión de los diversos programas sociales son los más apropiada. Otro aspecto relevante en el diseño es la falta de vínculos entre los distintos programas que pretenden beneficiar a la misma población. En la mayoría de los casos se estructuran y diseñan en el nivel central en los respectivos ministerios, sin una visión integral del problema. La falta de evaluación de impacto, seguimiento y control de los programas es otro elemento que se echa de menos.

-¿Se puede hablar de un real retroceso en la lucha contra la pobreza, si se analizan otras variables sociales como educación o salud?

-No se puede hablar de un retroceso en la lucha contra la pobreza. Se puede desarrollar una metodología para estimar el tiempo efectivo de salida de la pobreza y la tasa mínima necesaria de crecimiento para erradicarla en un periodo determinado de tiempo. Por un tiempo muy prolongado, cerca del 80% de la reducción de la pobreza en Chile se ha explicado por el crecimiento económico. Es decir, de manera paralela al enriquecimiento de una nación se pueden observar reducciones en la proporción de pobres. Por lo tanto, la generación de diferentes escenarios de crecimiento resulta fundamental para evaluar sus efectos en la pobreza. Un indicador clave para esta evaluación es el tiempo de salida de la pobreza; es decir, el número de años que tomaría a una parte de la población salir de la pobreza bajo ciertas condiciones de crecimiento y distribución del ingreso. Si Chile crece a una tasa promedio de 4%, la pobreza será completamente derrotada en aproximadamente 17 años, mientras que si el país crece a un promedio de 6%, este objetivo se logrará en menos de 12 años.

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