Por María Ignacia Pentz Enero 22, 2014

¿Alguna vez has cuestionado lo que tienes alrededor? Esos objetos que siempre están ahí. Que conoces. Que ves. Que tocas. Que tienes tan cerca hasta ser parte de una rutina inmutable. Si no lo has hecho, entonces basta pararse frente a Caudal, la última exposición de Sebastián Maquieira, para comenzar. Es imposible no entrar en el juego. Te lo preguntas todo -¿qué quiere decirnos?- y disfrutas de las ocho obras -estéticamente muy atractivas-, que de manera ingeniosa logran captar tu atención.

Es una nueva visión sobre lo que nos rodea: sacar por un momento a los objetos de su lugar funcional e instalarlos en otro. Tal como decenas de sacapuntas metálicos, que toman la forma de un megáfono. O un conjunto de vinilos atravesados por una escalera mecánica pintada de blanco. O una moneda, que al cortarla, se transforma en un diente de pez depredador. ¿De qué sirve ahora? De nada, probablemente, pero eso mismo puede formar parte de otra cosa. Mutar y construir una nueva realidad. Descomponer, recomponer y, tal como escribe Pedro Donoso en uno de los textos que acompañan la muestra, “abrir el caudal de significados”. De eso se trata el juego.

“Caudal”, de Sebastián Maquieira. Galería XS. Hasta el 31 de enero.

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