Por Diego Zúñiga Enero 8, 2015

La foto los muestra como una familia japonesa perfecta: un padre, una madre y un hijo pequeño, de 6 años, llamado Keita. El padre es un arquitecto exitoso, la madre, una mujer delicada, que cuida a su hijo y que pasa gran parte del tiempo con él. Hasta ahí, todo bien. Una familia que funciona, más o menos. Pero un día, los llaman del hospital donde nació Keita y les dicen que no es su hijo, que hubo un error, que hubo un intercambio de guaguas, y entonces empieza el drama.

De tal padre, tal hijo (2013), del director japonés Hirokazu Koreeda, plantea una serie de preguntas acerca de la paternidad y los vínculos filiales. La principal: ¿somos padres por un tema biológico o tiene que ver, más bien, con el proceso de criar a un niño? Esa pregunta acecha a Ryota, el padre, quien piensa que todo esto es un tema de sangre, por lo que decide hacer el intercambio de niños. La otra familia, la que crió a su hijo biológico, Ryusei, además, es muy distinta a la de él, por lo que el escenario es más complejo aún.

Koreeda filma un drama sin sobrecargarlo: se da tiempo para mostrar lo que significa ser padre, la cotidianeidad, los encuentros y desencuentros, los juegos y las dificultades. Y lo hace con una cámara que se mueve con elegancia, a la manera de Ozu, dándoles una oportunidad a sus personajes para cambiar y entender por qué son como son.

“De tal padre, tal hijo”. Sábado 10 de enero, a las 21.30 h en el Festival de Cine Las Condes (Parque Araucano).

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