Por Felipe Hurtado H. // Fotos: Gettyimages Diciembre 7, 2017

Es un asunto muy, pero muy gringo, es cierto. Pero las transmisiones televisivas y, en especial, el creciente interés que ha generado el Super Bowl, ese espectáculo televisivo del cual todos quieren conseguir una tajada, sirvió para llegar a otras latitudes. Y si cada año se ha vuelto más habitual juntarse a ver esa final, cuyo ganador sólo recuerdan los más fanáticos, era una cosa de tiempo para que el fútbol americano terminara por ganarse un lugar en el panorama deportivo chileno.

Su rango de acción aún es moderado, sin embargo, durante la última década ha mostrado un crecimiento sostenido, sobre todo en los últimos dos años, con un solo torneo oficial consolidado y la unión de fuerzas convencidas de sacarlo adelante.

La temporada de fútbol americano en Chile se divide en dos: durante el primer semestre se realiza el campeonato juvenil, mientras que en el segundo es el turno de los adultos hasta 36 años.

El torneo de la Liga Football Americano (LFA-Chile) se apresta a cerrar su segunda temporada el sábado 16 de diciembre en el Estadio Arturo Vidal de San Joaquín, lugar donde Felinos y Húsares se enfrentarán en el denominado Super Bowl nacional para definir al campeón.

Este año, un total de 12 clubes, desde Antofagasta a Temuco, participaron del certamen, divididos en dos zonas de seis equipos.

“Después de años en que existían diferentes campeonatos, en 2016 decidimos pensar en comunidad. Nos enfocamos mucho más en los jugadores, en su bienestar y desarrollo, que en pequeñeces”, cuenta Juan Carlos Flores, presidente de la LFA-Chile, un peruano con tres lustros de residencia en el país y ex jugador de una escuadra que ya no existe y también de Volcanos.

La consecuencia de esa decisión es calificada como un gran éxito: a las 12 instituciones que forman parte del torneo en la actualidad, el próximo año se sumarán elencos de Antofagasta, Copiapó, Quillota, Curicó, Concepción y Valdivia.

La situación obligará a reformular el sistema del campeonato. Aunque todavía está en discusión el detalle, ya se sabe que habrá dos divisiones en adultos, una llamada Premier y otra de Honor. En la primera estarán los que estén entre los ocho primeros este 2017, mientras que los cuatro últimos se sumarán a los nuevos para armar la segunda categoría. Por ahora se ha establecido que habrá dos descensos y la misma cantidad de ascensos.

“Todavía estamos adecuando el reglamento para incluir los intereses de todos los equipos. No descartamos que se haga una liguilla entre el tercero de segunda y el antepenúltimo de primera”, enfatiza el presidente de la liga.

Una de las ideas detrás de esta última intención es que los futbolistas se acostumbren a los encuentros de definiciones y a la presión que significan choques de ese tipo.

 

Los jugadores

El desarrollo de los jugadores ha sido una de las principales preocupaciones del torneo y de muchos equipos. Dentro del universo de quienes practican el fútbol americano en Chile aparecen estudiantes y profesionales de distintas áreas.

Mónica Saldías, miembro del directorio y también presidenta de Felinos, llegó al fútbol americano motivada por su pareja, el entrenador del equipo, Gonzalo Cataldo. “Soy sicóloga. Empezamos este proyecto entre los dos y partí liderando el tema del marketing y las comunicaciones. No juego nada, pero me encanta. Es un deporte inclusivo, donde hay espacio para gente con distintos biotipos. Es un buen nicho para los que no les gusta el fútbol. Acá hay mucho trabajo en equipo, no un Lionel Messi que lo haga todo”, dice.

“Cada posición necesita una condición física diferente. Eso es lo que motiva a algunas personas a practicarlo”, asegura Rodrigo Fuentes, jugador y coach de Ferroviarios.

La gran final se disputará el sábado 16 de diciembre en el Estadio Arturo Vidal, en San Joaquín, a las 15:30 horas. Las entradas se venden en eventrid.cl.

Fuentes añade que “en los últimos dos años este deporte ha madurado bastante en el país, los clubes se lo están tomando más en serio, realizando las gestiones para poder entrenar más días en la semana y eso conlleva un aumento del nivel competitivo. Por lo mismo, los partidos se ven más atractivos para el público”.

Flores coincide en que el nivel ha subido, para lo que ha sido fundamental el énfasis que se ha puesto en mejorar sus condiciones, “lo que va más allá de entregarles el casco y las hombreras y enseñarles a golpear”.

En LFA-Chile están más que satisfechos por lo que han conseguido hasta ahora. “Hemos logrado la estabilidad que buscábamos, estamos mucho más ordenados. Además, demostramos que no somos un deporte de elite, sino que estamos abiertos a todos”.

 

Los números del fútbol americano

La temporada de fútbol americano en Chile se divide en dos. En el primer semestre se realiza el campeonato juvenil, con chicos de entre 15 y 21 años. El segundo, mientras tanto, es el turno de los adultos, hasta los 36 años.

Aunque no existe un número fijo, se calcula que cada institución debería contar con una plantilla de unos 50 jugadores. El mínimo, en todo caso, es de 30 para poder armar los equipos defensivos, los ofensivos y los especiales (dedicados a tareas específicas).

La mayoría de ellos son chilenos, aunque hay varios extranjeros. Aficionados de México, Perú, Venezuela y hasta de Estados Unidos aparecen en las listas.

Entrar al torneo implica un desembolso de $350 mil por club, además de $5.000 por cada inscrito. Los recursos se utilizan para generar las credenciales, el pago y traslado de los árbitros, además de clínicas y gastos administrativos.

Es deber de las instituciones solventarse los viajes, para los cuales son habituales las rifas y los bingos, como también la búsqueda de concursos regionales de asignación de fondos.

El promedio de días de entrenamiento suele ser de tres, aunque algunos equipos logran hacerlo durante cuatro jornadas.

Los interesados llegan principalmente por información que encuentran en Facebook o en la web, y las pruebas están siempre abiertas. En Felinos, por ejemplo, les permiten entrenar un mes antes de tomar una decisión definitiva. En el proceso se les enseña a jugar y también los fundamentos del deporte. Para que tengan la posibilidad de arrepentirse sin lamentos, les facilitan el equipamiento.

Los precios de la indumentaria varían entre $50 mil y $200 mil por un casco, entre $40 mil y $150 mil por las hombreras, y entre $20 mil y $40 mil por pantalones con protecciones.

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