Por Paula Namur. // Foto : Desafío Levantemos Chile. Diciembre 29, 2017

• 14.07.17 / Después del Fuego

Seis meses después de que un incendio forestal arrasara con la localidad de Santa Olga (Maule), en julio visitamos la zona para conocer cómo habían evolucionado las historias de quienes lo habían perdido todo.

Temperaturas sobre los 30 grados, vientos sobre los 30 km/h y humedad bajo el 30%. Es la circunstancia perfecta para que en verano proliferen los incendios forestales. En Chile se originan en promedio 6.000 incendios por temporada, cuyo origen es casi exclusivamente provocado por la acción humana. Sin embargo, en enero de este año, la situación pareció salirse de control, al incendiarse casi 600 mil hectáreas entre la V y la VIII Región, y con el caso emblemático de Santa Olga (Maule), pueblo que se vio arrasado por las llamas de la noche a la mañana.

A casi un año de esa tragedia, la reconstrucción avanza de a poco. Según cifras del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, de las 1.649 viviendas a construir en las distintas regiones, hay 343 soluciones habitacionales terminadas, 653 en ejecución y 499 con subsidio y obras por iniciar. Las viviendas restantes son subsidios que no se han entregado.

Desde Desafío Levantemos Chile, su director ejecutivo, Nicolás Birrell, asegura que llevan un total de 250 viviendas construidas desde la V a la VII región, todas con estándares de sustentabilidad. “Las catástrofes son una oportunidad para mejorar fuertemente el nivel de vida de las personas. Ese es el foco”, plantea.

Desde el punto de vista preventivo, el nuevo plan de la Subsecretaría de Interior apunta a reforzar la estrategia utilizada en años anteriores por los organismos del Sistema Nacional de Protección Civil y por Conaf. Este plan incluye un presupuesto de $2.500 millones para que Conaf destine a prevención, 688 kilómetros de cortafuegos construidos a la fecha, unidades de inteligencia y un decreto del gobierno, emitido en noviembre, que declara estado preventivo de emergencia desde la Región de Atacama a la de Magallanes. Este decreto permitirá la transferencia de recursos a los organismos del Sistema Nacional de Protección Civil. Mientras, en la etapa de respuesta a la emergencia, se elevó en 44,7% el número de brigadistas, y se renovó el parque automotor de bomberos, entre otras acciones.

De todas maneras, algunos sostienen que, más allá de avanzar en la prevención y respuesta a las emergencias, la clave es la institucionalidad. Según Roberto Moris, investigador del Instituto de Estudios Urbanos de la UC, hay que mejorar en tres aspectos: la institucionalidad de la reconstrucción, el liderazgo de las autoridades, en el rol del sector privado y oficializar los planes de reconstrucción. “La experiencia del coordinador de reconstrucción, con un mandato nacional pero respetando los roles de los distintos actores que son los ministros y los intendentes, ha sido un buen avance. La esencia es la coordinación”, asegura Moris.

A juicio de Birrell, también falta crear conciencia de que este es un problema real, realizar campañas de prevención más potentes, y una mayor coordinación entre la Onemi, Conaf y distintas ONG. “Este año aprendimos algo con el gobierno: tuvimos reuniones semanales, todos los lunes a las 17:00, para ver los temas de la reconstrucción”, dice. “El avance que hay en Santa Olga es espectacular. Es lejos la mejor reconstrucción que se ha hecho en Chile en términos de eficiencia porque se dio una competencia virtuosa”.

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