Por Felipe Hurtado H. // Foto: Daniel Pereira Noviembre 17, 2017

No hay muchos deportistas que hayan vivido bajo el ojo público desde tan pequeños como Tomás de Gavardo. Tenía tres o cuatro años cuando su papá lo subió a la moto para que cruzaran juntos el podio de los ganadores de alguna carrera en África. Y ya se empinaba por los 16 cuando tomó la palabra en el funeral de su padre y sorprendió a todos por la madurez que transmitía su elegía. Ahora tiene 18, acaba de salir del colegio, se apresta a rendir la PSU y a ser por primera vez campeón nacional de rally cross country.

Tomás de GavardoTomás es hijo del fallecido Carlo de Gavardo, tres veces campeón del mundo de la misma especialidad, esa que se encargó de hacer conocida en el país al punto de que cuando el Dakar debió dejar su sede natural en África, Chile apareció como la opción lógica.

El hijo del Cóndor de Huelquén sigue la pasión que corre por su sangre de forma natural. No se apura ni se pone plazos. Quiere moverse a su propio ritmo, dentro de su propia época, aunque a la larga busque lo mismo.

Tomás de Gavardo tiene mucho de su padre. La tranquilidad sobre los resultados, sobre todo. Eso de saber que llegan como consecuencia del trabajo, que no existe otra forma.

“No soy campeón todavía. Me faltan apenas 10 puntos, los que espero conseguir en la última fecha, en La Serena. Llegando el primer día, me corono”, dice entusiasmado sobre la fecha que se corre el 24 y 25 de este mes.

La intención de coronarse al finalizar la primera de las dos jornadas de la carrera tiene una razón académica. El evento en la Cuarta Región es el fin de semana previo a la PSU y si Tomás de Gavardo quiere seguir en el mundo del rally cross country, debe conseguir el puntaje suficiente para ingresar a la universidad.

Y si logra ganar el sábado, como desea, puede adelantar el viaje de regreso para enfocarse en la prueba de selección.

Es la condición que le puso su madre, Pamela Cano, para aceptar que su hijo mayor siguiera la ruta de su padre. Tomás ya tiene decidido que quiere estudiar Periodismo. “Si bien mi mamá me exige tener un cartón, también es mi meta personal. Mi objetivo es aprender para tener las herramientas que me permitan seguir haciendo una labor que ya he comenzado a hacer”, destaca.

El mundo de la prensa no le es ajeno. No sólo porque presenció muchas de las entrevistas que dio su papá ni porque ha dado otras cuantas, sino también porque ha ejercido como reportero para algunos medios, cubriendo historias sobre el mundo motor. Así se ha internado en el Dakar y ha ido a la fecha del Mundial de WRC en Córdoba, Argentina.

“Cuando cumplí tres años, mi papá me compró una moto para esa Navidad. Al principio no me subía tanto, porque él todavía estaba en el peak de su carrera, así es que no pasaba tanto tiempo en la casa. Una vez que empezó a pasar más tiempo en Chile, tuvimos la oportunidad de compartir mucho arriba de la moto. Eso era lo que nos unía a mi hermano Matteo y a mí con él. Hacíamos muchos paseos”, cuenta.

Fue entonces cuando empezó a darse cuenta de que quería seguir los mismos pasos. En eso resultó muy importante que no le exigiera nada, que lo dejara ser, tal como hizo su padre, Giorgio, con él.

“Eso fue superbueno, porque me permitió querer a la moto por mí mismo y convertirla en mi pasión. Ahora no quiero bajarme nunca. Vivo pensando en la moto. Todo lo que hago está relacionado con ella y con el deporte, en cómo puede beneficiarme para mejorar”, subraya.

Tomás quiere correr las cinco fechas de la Copa del Mundo de Rally Cross Country, aprovechando que dos se disputan en Sudamérica.

Ahí aparece otra similitud con Carlo de Gavardo, a quien lo único que le interesaba durante sus años escolares era planear sus paseos de fines de semana con sus amigos para andar en moto en el fundo de su familia en Huelquén.

Tomás no evita la comparación: “Quiero ser parecido a mi viejo en eso, consecuente, preocupado. La moto era lo único que le gustaba y encontró la manera de ver más adelante que el resto. Correr el Dakar en la época que lo hizo, en 1996, fue sorpresivo. Quizás nunca lo hice, pero me hubiese gustado preguntarle si esperaba ser el mejor del mundo cuando comenzó en este deporte tan curioso, porque no es normal todo lo que involucra, que mezcla todas las disciplinas de las motos, y que es complicado”.

Esta es recién su segunda temporada en el Campeonato Nacional de Rally Cross Country, en el que su padre nunca compitió, porque su especialidad original era el enduro, algo que Tomás nunca practicó seriamente, a diferencia de su hermano Matteo, quien con 15 años ya luce algunos trofeos en sus repisas.

—¿Tienes el permiso de tu madre, crees que también tendrías el de tu papá?

—Sí, creo que me lo daría, pero sería más complicado o diferente, tal vez, con más trabas. Para mí nunca fue fácil partir en esto. Tuve que demostrarle a todo el mundo que tenía pasta. Al principio fue difícil, porque nunca gané en enduro y empecé en el cross country a los 17 años, donde sí me empezó a ir bien. Es curioso.

 

El apoyo familiar

La mamá de Tomás se enteró del mundo tuerca cuando conoció a Carlo de Gavardo; antes de eso, no sabía nada. Después, viajó por el mundo y siguió de cerca muchas de sus carreras, por lo que tiene claros los riesgos que implica. “Ella está acostumbrada a este tipo de carreras, sólo me dice que me cuide mucho. No me imagino lo que debe significar para ella tener un hijo que pueda partir. Pero nos apoya mucho a mi hermano y a mí. Fue cuando él comenzó en el enduro que ella volvió. A mí me fue a ver a Iquique al día final”, relata.

Su abuelo Giorgio no se resta de la aventura, especialmente en la doble función de mentor y asesor. “Él es una pieza clave en mi desarrollo. El primer año me acompañó a todas las carreras, aunque este ya no tanto. Me ha ayudado a madurar muchísimo, con sus consejos, sus llamadas telefónicas. Es un sabio en esto. Es mi as bajo la manga”, dice.

 

El futuro

Entre las aptitudes que ha ido demostrando en los dos años que lleva corriendo en el rally cross country, De Gavardo subraya las mentales. “Hay que ser frío y adquirir un umbral del dolor muy alto”.

También asegura que ha aprovechado de aprender de todo y de todos, sin distinción. Eso, asegura, le ha permitido madurar.

“El año pasado, por ejemplo, tuve errores en la navegación, que es conducir la moto hacia los puntos que te dice la hoja de ruta. Además, la moto se rompía y quedaba tirado en el desierto. Todo eso me ha ayudado. No soy terco. Tomo todo lo que me dicen y voy subiendo mi nivel”, manifiesta.

“Quiero ser parecido a mi viejo en ser consecuente y preocupado. La moto era lo único que le gustaba y encontró la manera de ver más adelante que el resto”, dice Tomás de Gavardo.

Los planes inmediatos de Tomás están clarísimos. Quiere correr las cinco fechas de la Copa del Mundo de Rally Cross Country en la categoría júnior (menores de 25 años), aprovechando que dos de ellas se disputan en Sudamérica: en Argentina y Chile. Ya ha tenido experiencias de este tipo. Este año estuvo en la etapa nacional y acabó 14º.

“Me sentí muy bien físicamente y aprendí muchísimo de los pilotos extranjeros, como del inglés Sam Sunderland, del argentino Kevin Benavides. También de Pablo Quintanilla. Me gusta mucho como corre; es muy parejo, prolijo y nada de loco, parecido a algunos de los antiguos”.

Después de eso quiere aventurarse por el Africa Race, una carrera que comenzó hace casi una década, justo cuando el Dakar aterrizó en Sudamérica en 2009, y que sigue los trazados originales del clásico todoterreno.

Por ahora pasa algunas horas al día analizando cómo conseguir el financiamiento. El Dakar, la prueba madre del cross country que Carlo de Gavardo ayudó a masificar en Chile, no aparece aún en su horizonte. “Quiero formarme como piloto antes. No quiero apresurarme como otras personas, que por sacarse el bichito de correrlo se anticiparon demasiado. Quiero correrlo con mucha experiencia”, sentencia.

—¿Pesa llevar el nombre de tu padre en lo que haces?

—No me molesta en nada. Estoy feliz de poder llevar el apellido en la espalda y que siga sonando su nombre en el mundo del rally cross country. Estoy agradecido de todo lo que me dejó, pero mi objetivo es seguir mi propio camino.

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