Por Felipe Hurtado H. Mayo 19, 2017

Racquetballs and racketEl ráquetbol mezcla varios otros deportes. Tiene cosas del tenis y del squash; también de la pelota vasca y el hándbol americano, una actividad que surgió en las cárceles de Estados Unidos, con los presos golpeando una pelota contra la pared.

En Santiago no abundan los clubes donde practicarlo, pero aún existen algunos que se resisten a caer rendidos frente al avance de otros pasatiempos.

A diferencia del tenis y su primo hermano, el squash, el ráquetbol es un deporte mucho más permisivo en su reglamento y su desarrollo con quienes no buscan —ni pueden— destacar por su talento sobre el entablado y sólo quieren una disciplina que les permita ejercitarse sin que sus virtudes sean tan relevantes.

Como en cualquier actividad de la vida, y en especial en los deportes, es cierto que para ser un prodigio se requiere de calidad, dedicación y sacrificio, nadie puede ponerlo en duda. Sin embargo, si a lo que se aspira es a moverse un rato y transpirar otro tanto, el ráquetbol abre las puertas para ocultar cualquier posible falencia entre sus cuatro muros, algo que no necesariamente ocurre en otras especialidades.

En el tenis, por ejemplo, un mal golpe —cualquiera que sea— puede echar por la borda el atractivo de un partido y volverlo predecible. Sólo basta con explotar el defecto del rival y el triunfo aparecerá como inmediata consecuencia.

Y esa es una de las gracias que tiene el ráquetbol y que puede descubrir quien lo ha pasado por alto. Además, posee la ventaja de que no es necesario organizar un grupo de WhatsApp para armar una jornada de ejercicio. Basta con un mensaje directo.

A nivel recreativo, su práctica se enciende a la hora de almuerzo o después de las 18.00 horas, sin descartar las mañanas de los fines de semana, con ejecutivos y gente joven entre sus principales exponentes.

Para algunos, incluso, se trata de una tradición que se traspasa de padre a hijo.

Y si bien profesionalmente el país cuenta con relevantes figuras femeninas, como Ángela Grisar, una de las sudamericanas más exitosas de la historia, entre los aficionados es muchísimo más común toparse con hombres que con mujeres.

A continuación, los clubes más reconocidos de Santiago, donde se puede ir a practicar este deporte, y, si no lo conoce, hacerse una buena idea de qué se trata y sentirse bienvenido sin importar cuán bueno o malo sea en este juego.

Raktas

En Avenida Kennedy 6630 (Vitacura) se encuentra este club de cuatro canchas, donde los 40 minutos cuestan entre $11.000 y $14.000 en la semana, y entre $8.000 y $10.000 los fines semana.

Club Lo Cañas

Es uno de los recintos más tradicionales de Santiago, con 35 años de existencia (Monseñor Escrivá de Balaguer 5000, Vitacura). Posee cinco courts que se pueden arrendar por $10.000-$11.000 en la semana, o por $9.000-$11.000 los fines de semana.

GymSquash

Cuesta encontrar canchas de ráquetbol en los alrededores del centro de Santiago. Esta se ubica en Merced 753 y no es oficial, puesto que es de squash. Sin embargo, se renta para otros propósitos por $8.000 o $10.000, según el horario. A los especialistas la adaptación no les agrada demasiado, aunque se han ido acostumbrando; los aficionados se hacen menos problemas.

X gym

En Valenzuela Puelma 8551 (La Reina), este club cuenta con hasta cuatro canchas que quizás no tengan los detalles más cuidados, aunque nada que impida darles un buen uso. El precio de los 45 minutos varía entre $6.100 y $8.700.

Club de tenis Martín de Zamora

Es otro de los lugares clásicos de la capital, aunque sus inicios hace ya tres décadas están vinculados al tenis. Ubicado en Martín de Zamora 4571 (Las Condes), es uno de los recintos con mayor cantidad de canchas: cinco en total. Su valor oscila entre $7.000 y $9.000. También cuenta con un profesor que ofrece clases a los interesados.

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