Por Cecilia Correa A. // Foto: José Miguel Méndez Mayo 19, 2017

  • A cuatro meses de pumanque

    El jueves 25 de enero comenzó el incendio en la comuna de la sexta región, que marcó el inicio de la devastación que arrasó al centro y sur del país.

Tenía el futuro asegurado, pero decidió abandonarlo por un camino diferente al que parecía ser su destino. Nicolás Birrell era el abogado jefe en SMU —luego de trabajar por tres años y medio en el estudio Carey y Compañía— cuando en 2012 eligió irse a estudiar un master a Australia. En ese país le impresionó el empoderamiento de la sociedad civil en proyectos de impacto social. Y al volver a Chile quizo dar un giro: en noviembre de 2015_aceptó la dirección ejecutiva en la organización que formó Felipe Cubillos tras el terremoto de febrero de 2010.

Siete años después, Desafío Levantemos Chile es la fundación que más recaudó en la campaña para combatir los incendios del verano pasado: en cuatro meses pasaron de administrar $3.000 millones anuales, a $16.000 millones.

—Los recursos están, no es un problema de dinero, el gran drama está en la falta de gestión, coordinación y comunicación —dice desde la sede en San Carlos de Apoquindo.

Hoy no tiene horario. Trabaja hasta 15 horas diarias, pero lo hace feliz.

—¿Cuánto demorará la reconstrucción?

—Le doy dos a tres años mínimo. Lo que pasó no había pasado en la historia. La extensión del daño fue muy potente y la gente perdió su fuente laboral, sus vehículos, su ganado y sus herramientas. Muchos niños se quedaron sin colegio. Volver a levantarse es muy difícil, va a tomar mucho tiempo. Van a tener que cambiar la manera en que trabajaban y hacer otras cosas. Cuando pasa el peak televisivo, ellos se quedan igual, en pelota, en la calle.

—¿En qué etapa está la reconstrucción?

—Hemos entregado 86 casas. En Santa Olga ya entregamos la primera casa. Pero ahí hay un tema de permisos muy complejo, que nos apura muchísimo porque tenemos los fondos, los constructores, los contratos, pero no podemos empezar porque no tenemos los permisos de la Dirección de Obras Municipales (DOM).

—¿Y por qué no se los han dado todavía?

—Desgraciadamente, en Chile la legislación no distingue entre la emergencia o la no emergencia para temas constructivos. En las zonas rurales ya hemos construido todas las casas: las paramos en 15 días. Pero en Santa Olga, por ser zona urbana, está todo el tema del alcantarillado, del movimiento de tierra y del papeleo, y eso es lo que más frustrados nos tiene. La DOM pide permisos de edificación, mecánicas de suelo y una serie de cosas que toman tiempo, y para nosotros la urgencia es que viene el invierno, y decirle a la gente — hoy la mayoría está en albergues— que por un tema de permisos no podemos entregar las casas es un drama y los bajonea más. Teniendo los permisos podemos parar la casa en 15 días. Da mucha impotencia.

—¿Como ves el voluntariado en Chile?

—Los chilenos somos súperreactivos. Hay una idea instalada en Chile de que somos un país muy solidario por la Teletón, por los incendios y por los terremotos, lo cual es cierto: cuando hay un suceso específico, los chilenos se ponen la mano en el bolsillo de inmediato. Lo que falta es una mayor conciencia social para ayudar de manera constante y comprometerse con las problemáticas sociales.

—¿Cómo lo haces para mantener la motivación?

—Me motivan los resultados, cambiarle la vida a la gente. Estamos teniendo un impacto sin precedentes. Este año vamos a llegar a los 500 mil beneficiarios directos. Lo que me mueve es realizar un cambio cultural en Chile. Hay un sentimiento de negativismo contra los empresarios y la política, y no quiero que los jóvenes chilenos se impregnen de esta apatía y desidia.

Relacionados