Por Sandra Vacca // Ilustraciones Fabian Rivas Marzo 23, 2016

ElecciónEtapa 1: Elección

Angustia experimentan los padres al buscar un colegio para sus hijos y enfrentar el proceso de admisión, pues en los últimos años los establecimientos educacionales han ido aumentando los requisitos de ingreso, y hoy “los postulantes superan 10 veces el número de vacantes. Además, tienen prioridad hijos de ex alumnos y hermanos de alumnos en curso, lo que limita las posibilidades”, señala Verónica Villarroel, investigadora y directora del Centro de Investigación y Mejoramiento de la Educación de la UDD.

Frente a este escenario, pensar en el colegio de los hijos cuando estos tengan dos años de edad, pues en algunos establecimientos los niños ingresan a los tres, y considerar ciertos factores puede marcar la diferencia, señala Villarroel.
Identificar las expectativas que tienen los padres sobre la educación que quieren para sus hijos y buscar colegios acordes a ello, privilegiando los de alto rendimiento académico u otros más centrados en el desarrollo personal y la creatividad, como los colegios Waldorf, por ejemplo; así como la exigencia del colegio en relación a la participación de los padres, el valor agregado que entrega el colegio, que se conoce a través de su proyecto educativo, que puede estar centrado en la ecología, arte o música, así como si es bilingüe; y las características de los niños, son factores que deben pesar al momento de tomar una decisión.

Fernanda Díaz, psicóloga y docente de la Universidad Adolfo Ibáñez, explica que antes de iniciar la búsqueda es primordial conocer la cultura familiar, religión, tipo de disciplina que pretenden implementar los padres, así como los aspectos valóricos. Los padres deben sentirse cómodos para que exista una confianza mutua con el establecimiento, agrega.

Alejandra Cortázar, psicóloga e investigadora del Centro de Estudios en Primera Infancia (CEPI) concuerda en que el colegio es un aliado en el proceso educativo de los niños y, por lo mismo, los padres deben considerar también si el colegio respeta los procesos de desarrollo de los niños. “Eso significa que los dejen ser niños los primeros años y que luego progresivamente les vayan exigiendo más responsabilidades”, lo cual no quiere decir que el establecimiento no vaya a ser de excelencia académica, acota.

Variables logísticas. tales como si queda cerca o lejos de la casa o de la oficina de los padres, cuál es el costo del establecimiento y familiarizarse con él son otras de las claves que dan los expertos, así como hacer un listado de los colegios, para tener más alternativas de cupo; revisar sus sitios web y acudir personalmente. De esa forma, los papás podrán juzgar el proyecto educativo, ambiente escolar, conocerán las experiencias de los apoderados con hijos estudiando allí y verán en detalle las instalaciones con que cuenta el colegio.

Al mismo tiempo, podrán conocer la formación docente, tamaño de las aulas, máximo de niños por curso y cantidad de alumnos por grupo. Estos son los llamados factores estructurales de calidad que Cortázar recomienda evaluar.

Es muy importante también, concuerdan los expertos, que para los niños inquietos –Cortázar señala que a los cuatro años son muy pocos los niños diagnosticados con déficit atencional o hiperactividad– los padres busquen y les den prioridad a establecimientos que les impongan desafíos, donde los niños avancen a su ritmo y no sea prioridad la disciplina y el orden; que no tengan más de 20 alumnos por sala y que tengan políticas de integración e inclusión junto a los recursos necesarios para apoyarlos. La investigadora de la UDD agrega, que en caso de que un niño tenga algún trastorno de lenguaje, no se sugiere un colegio bilingüe.

“Dejarle toda la responsabilidad del desarrollo y aprendizaje de los niños al colegio, y pensar que lo más importante son los resultados de una prueba estandarizada son dos de los errores más comunes que cometen los padres al buscar colegio”, indica.

SelecciónEtapa 2: Selección

Tras la elección de los padres por uno o más establecimientos, los niños deben someterse a la selección de parte de los establecimientos. Jornadas de observación y entretención, test de madurez, motricidad, razonamiento visoespacial, de pensamiento matemático y lenguaje forman parte de las pruebas con que evalúan los colegios a los niños en los niveles iniciales.

Estos valoran habilidades distintas, dependiendo del ingreso, si es a los tres o cinco años, pero en general miden cuán preparado está el niño para adaptarse al sistema escolar, sociabilidad, autonomía y madurez emocional, dice Villarroel. También los colegios miden “capacidades específicas, habitualmente ligadas a habilidades que se requieren para aprender a leer y escribir”, así como otras características, señala Fernanda Díaz.

Para un grupo importante de niños estas pruebas son difíciles de responder correctamente, argumenta Díaz. Y eso tiene que ver, remarca, con que los niños tienen diferentes ritmos de desarrollo y habilidades. Por esto, el resultado depende de muchos factores, que no son controlables.

“Un mismo niño puede quedar de los primeros en un colegio y no quedar en otro, tiene que ver con lo que busca el colegio”, dice Cortázar, pues hay colegios que privilegian el desarrollo cognitivo, y otros habilidades que predicen el aprendizaje, como funciones ejecutivas o desarrollo social, agrega.

En esta etapa, más que preparar o entrenar a los niños, los padres deben darles confianza y mostrar una actitud lúdica y en ningún caso decirles que van a rendir una prueba de admisión, dice Cortázar. Por su parte, Díaz aconseja que deben tranquilizarlos diciéndoles “que van a ir a jugar con otros niños y adultos, que los padres van a estar cerca por si necesitan algo, darles alguna indicación de cuánto tiempo dura, y, en general, creo que es mejor no darles ninguna instrucción acerca de cómo deben comportarse”.

Ir a una jornada de jardín ayuda a los niños a entender lo que significa estar en un colegio, aprenden a diferenciar entre lo que es un juego y lo que es trabajo, tener más autonomía, relacionándose con personas que no son de su círculo cercano o familia, agrega Díaz.

Lo que no deben hacer los padres es castigar a los niños cuando no quieren ingresar a rendir el test de admisión.

DecisiónEtapa 3: Decisión

Para los expertos, los padres deben tener claro que el colegio perfecto no existe, que finalmente lo que eligen es en base a lo que ellos quieren que sus hijos aprendan. Transformar esta decisión en algo que no se puede cambiar, pensando que es de vida o muerte es un pensamiento erróneo. “A veces los niños no logran adaptarse a los colegios, es importante en esos momentos revaluar si la decisión que tomamos era correcta, y también tener la libertad para cambiarlos de colegio sin sentir que esto es un fracaso”, dice Díaz.

Señala, además, que los jóvenes destacan y valoran más las relaciones con profesores y amigos que mantuvieron durante su ciclo escolar, y eso no se puede evaluar desde un comienzo, por lo que se debe confiar en la decisión tomada.

“Podemos tener claro el tipo de colegio que queremos para nuestros hijos, pero a veces nuestros hijos no son para ese colegio, o sólo uno de nuestros hijos no es para el colegio de sus hermanos”, agrega Villarroel.

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