Por Paula Comandari y David Muñoz Noviembre 13, 2015

Justo antes de que comenzara la final del Mundial Sub 17, el domingo pasado, las máximas autoridades de FIFA y del deporte del país se alistaban para destapar una placa conmemorativa, que simbolizaba el cierre de un gran evento deportivo, desarrollado en Chile. Era una ceremonia solemne en el Estadio Sausalito y ahí estaban la ministra del deporte, Natalia Riffo; el director de la Competencia de FIFA, Colin Smith; la alcaldesa de Viña del Mar, Virginia Reginatto; y Cristián Varela, presidente del Comité Organizador Local de la Copa Mundial Sub-17 (COL) y director de la ANFP. Todos esperaban ansiosos la llegada del Presidente de la Asociación Nacional de Fútbol (ANFP), Sergio Jadue, quien se había atrasado varios minutos y era la persona que daría inicio al rito de la placa que llevaba su firma y la de Varela.

Pero lejos de llegar eufórico y energético, el Jadue al interior de la van que lo trasladaba al lugar era un Jadue demacrado y de mirada perdida, que apenas pudo bajar del auto. Lucía extremadamente delgado, una inusual barba y fue asistido por sus asesores para caminar. Cuando ellos le indicaron que iban en dirección a la placa, él les respondió enfático que no podía. Entonces, en vez, de trasladarlo a la cancha, lo llevaron al VIP, donde ya compartían un cóctel varias importantes autoridades.

Pero Jadue se sentó sólo, fue rodeado por sus asesores, y ni siquiera conversó con Gianni Infantino, secretario general de la UEFA y candidato a la presidencia de FIFA. Un testigo de lo que sucedió esa tarde indica que en el estado en que se encontraba, Jadue se transformó en un problema: él era la persona que debía subir al escenario para liderar la premiación después de la final, y simplemente no estaba en condiciones de hacerlo. Por eso, finalmente, forzaron la situación para que no asistiera. Sobre todo previniendo cualquier impasse que les aguara la fiesta.

Eso explica por qué Sergio Jadue no estuvo entre “los dignatarios” –como le llaman a las máximas autoridades futbolísticas– esa tarde de domingo. De hecho, se retiró del estadio antes de que terminara el partido. El dirigente tampoco asistió al partido de Chile y Colombia que se jugó este jueves.

Deprimido y ausente

En su círculo más cercano han intentado proteger a Sergio Jadue, indicando que se encuentra con una fuerte gripe, complicado con un cuadro estomacal. Pero lo cierto es que la cabeza de la ANFP le confidenció al directorio hace 10 días que se encontraba enfermo, con problemas familiares, muy cansado y deprimido, algo que se había hecho patente los últimos días. Así, aparecen lejanos los recuerdos del Jadue que, en septiembre pasado, hizo esperar más de 20 minutos a la presidenta de la República, Michelle Bachelet, en Palacio, con la sencilla explicación de que cualquiera debe esperar “al campeón de América”.

En medio de los rumores sobre su salud, la ANFP salió al paso e informó por medio de un comunicado que el dirigente cuenta con una licencia de 30 días.

"La Gerencia de Comunicaciones informa que el Directorio de la ANFP recibió este jueves una licencia médica del presidente Sergio Jadue, quien solicitó una autorización estatutaria de 30 días para ausentarse de sus actividades de la Corporación. Mientras dure la ausencia del presidente, ejercerá sus funciones el primer vicepresidente, Jaime Baeza, según establecen los estatutos de la organización", señaló. 

El lunes recién pasado fue la última vez que se le vio en Juan Pinto Durán. Entonces le pidió a sus más cercanos que necesitaba unos días, y que, por favor, nadie lo molestara. Aun cuando en su círculo de hierro insistían en que Jadue estaba descansando en Chile, lo cierto es que el presidente del fútbol profesional salió del país este lunes con destino a Sao Paulo, aún cuando para esta misma fecha tenía comprado un pasaje a Isla de Pascua.

Al Mundial Sub 17 no asistió a todos los partidos en los que jugó Chile, y por primera vez desde que es la cabeza del fútbol se ausentó a uno de los directorios de la ANFP: el que sesionó el jueves pasado. Incluso más: varias autoridades de la FIFA quedaron molestas por el hecho que Jadue no asistiera a la comida final del mundial del evento, en Vista Santiago (la ex Enoteca), un evento que habían organizado hace más de un año.

Al interior de la asociación afirman que está complicado y que al igual que la mayor parte de sus pares en la región, estaría ad portas de dejar la presidencia de la ANFP. No sólo por los problemas que al interior de la asociación han detectado respecto a dineros de Copa América, sino que también forzado por el escenario internacional. El miércoles circuló una ola de rumores que crecieron como bola de nieve: se asociaba el viaje de Jadue al exterior a una eventual declaración ante el FBI en Nueva York, e incluso en Brasil. Desde la ANFP negaron estas versiones, confirmaron el viaje. El presidente de la ANFP finalmente regresó esta mañana desde Brasil y negó ante la prensa que esté pensando en renunciar.

Pie firme del FBI

A_UNO_037072En las últimas semanas, la investigación radicada en Nueva York había comenzado a estrechar el cerco y avanzar hacia el sur. Jadue, hasta ahora, forma parte del selecto grupo de dirigentes que se mantienen intocables por el destape del caso de corrupción de la FIFA en la región, junto a Luis Chiriboga de Ecuador, Juan Ángel Napout de Paraguay y Luis Bedoya de la Federación de Colombia.

Pero, ya desde el fin de semana se encendieron todas las alarmas en Chile con el destape del caso en este país, justo en la víspera del encuentro por eliminatorias sudamericanas entre ambos países en Santiago. Luis Bedoya, quien también es vicepresidente de Conmebol renunció a su cargos por "motivos personales", pero todas las miradas apuntan a que el FBI estaba encima de su situación. Poco a poco las garras de la justicia americana comenzaban a alcanzar a la mayoría de los diez directivos de la Conmebol apuntados al inicio del proceso como quienes  recibieron pagos de sobornos  de la empresa Datisa para adjudicarse los derechos económicos de cuatro ediciones de la Copa América.

Al inicio de la indagatoria no fueron individualizados los directivos y el peso cayó sobre los más altos dirigentes del continente, a saber, Nicolás Leoz, quien era el presidente saliente, el titular de Conmebol, Eugenio Figueredo, José María Marín, quien presidía la asociación brasileña, y el venezolano Rafael Esquivel.

En septiembre, la fiscal general de EE.UU., Loretta Lynch, anunció públicamente que las pesquisas abarcarían a más involucrados, lo que hizo crecer las sospechas de que, en algún minuto, llegarían a Chile. Hasta ahora, la mayoría de los aprehendidos al inicio del proceso ha rechazado ser extraditados. Sólo dos han colaborado con la justicia americana y ya están en Nueva York para ser llevados a juicio: el brasileño Marín y el empresario argentino Alejandro Burzaco, socio de Datisa, la firma acusada de pagar los sobornos. 

Es conocido que la legislación norteamericana contempla beneficios importantes para quienes colaboran con la investigación y delatan al resto de los imputados, lo que habría convencido al dirigente colombiano de renunciar a su federación y viajar a Estados Unidos para entregarse y negociar con los perseguidores.

Fiscalía Nacional en espera

El escándalo de la FIFA que destapó la fiscal general de Estados Unidos tuvo un desconocido episodio en nuestro país. Justo cuando el fiscal nacional Sabas Chahuán viajaba a Estados Unidos para reunirse con Lynch y conocer eventuales antecedentes del caso en Chile, dos fiscales de zonas distintas intentaron abrir de oficio una indagatoria. Se trata de Carlos Gajardo, de la Unidad de Alta Complejidad de la Fiscalía Oriente, y su par de la misma unidad, pero de la Fiscalía Centro Norte, José Morales, este último candidato a fiscal nacional.

El deseo de ambos fue aplacado por Chahuán, quien sugirió esperar los antecedentes que Lynch se comprometió a enviar cuando inicie una segunda etapa de sus pesquisas. El 14 de septiembre la fiscal anunció el inicio de dicho proceso, y la Fiscalía Nacional ya fue advertida que la información llegaría, tras lo cual se mantenía en suspenso la apertura de una causa por no existir antecedentes en Chile.

 

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