Por Juan Pablo Sallaberry Abril 23, 2015

En el Ministerio de Salud no quisieron referirse públicamente a los contratos con TouchMedia. Fuentes de la cartera señalan que es un asunto especialmente complejo. Hace pocas semanas se ordenó hacer un catastro de todas las máquinas de telemedicina adquiridas a la empresa y cómo están funcionando.

Steve Rogers Garrido (37 años) es uno de los amigos más cercanos del matrimonio Dávalos-Compagnon. Se conocieron hace casi diez años jugando paintball, y los tres decidieron formar un equipo, bautizado Warpigs como la canción de Black Sabbath, para participar en campeonatos sudamericanos. No era extraño que después de los torneos se reunieran a descansar en la casa de la Presidenta Michelle Bachelet. El 2009, con Sebastián pasarían juntos un curso para ser reservistas de la Fuerza Aérea, lo que les permitió desfilar en la Parada Militar, y ese mismo año, junto a Natalia constituyó la sociedad “Barona, Rogers & Compagnon Limitada” (CBR Group Limitada), que tenía por propósito hacer un proyecto de educación digital, pero que nunca se concretó.

Era la primera de siete sociedades que crearía Rogers -técnico de Inacap y experto en proyección y medios audiovisuales- la mayoría dedicada a comercializar sistemas de videoconferencia. Pero sería con TouchMedia con la que daría finalmente el palo al gato. En abril de 2012 e invirtiendo un capital inicial de $ 15 millones -según registra el Diario Oficial- adquirió el 50% de esa empresa, creada tres años antes por Juan Bautista Celis. Desde entonces TouchMedia -inscrita como Gestión Audiovisual Limitada- y que se autodefine como “una empresa líder en soluciones de Videoconferencia, Telemedicina y Servicios”, ha suscrito numerosos contratos con la empresa privada (en su página web indica clientes como AngloAmerican, Aguas Andinas y Mall Plaza) y también con el Estado.

Sólo entre 2014 y 2015 se adjudicó 80 contratos con reparticiones estatales, por un monto total de US$1,3 millones ($800 millones).

Pero hoy está en la mira. Desde que en febrero estalló el caso Caval -la empresa de la nuera de la Presidenta, investigada por eventual tráfico de influencias- organismos públicos han pedido a Rogers aclarar si existen vínculos entre Caval y TouchMedia, ante lo que él ha insistido, documentos en mano, que no existe un contrato entre ambas sociedades.

También fue una de las preguntas del fiscal que investiga el caso Luis Toledo. En la declaración de Dávalos tomada el 13 de abril, se le preguntó expresamente por varios proyectos de Caval y también por su nexo con la mencionada empresa. Ante esto, el cientista político respondió: “Respecto a TouchMedia, era un proyecto de telemedicina, a partir de la modificación que hizo la ministra Matthei, se debió comenzar a implementar mejoras en los trabajos en altura de la minería. Y entre ellos, a Indura (empresa de soluciones medicinales para la industria minera) le interesó este proyecto. No sé cómo terminó ese proyecto. La gran duda que Indura tenía para comprar las maletas era cómo operarían en altura, si es que funcionarían adecuadamente, y surgió la idea de probar una cámara hiperbárica que permitía hacer simulaciones de modificaciones de presión y la otra duda es si las maletas podían funcionar en 3G”.

Pese a las especificidades técnicas que entrega Dávalos, consultado Rogers insiste en que no tiene ningún vínculo contractual o comercial con Caval y que el hijo de la Presidenta sólo hizo un favor como intermediario al presentar a TouchMedia a la gerenta de nuevos negocios de Indura, Alicia Morales. Explica que el fiscal debe tener en su poder varios mails entre él y Dávalos, pero que la relación entre ambos se restringe al plano de la amistad.

LOS "ARTURITOS"
Se les conoce informalmente como los “arturitos” -aunque los críticos y adversarios en la industria de la salud les llaman los “frankestein”- son los equipos de telemedicina que diseñó TouchMedia en convenio con la empresa internacional Polycom y que desde 2013 viene adquiriendo sistemáticamente el Estado.  Con el apoyo del Departamento de Tecnología de la Información y la Comunicación TIC del Ministerio de Salud, la empresa logró posicionarse con fuerza en un área de innovación que recién está tomando vuelo en el país, como es la medicina a distancia. El gobierno ha anunciado que el 2015 debe ser el año del despegue definitivo de la telemedicina, sobre todo para enfrentar el problema de la falta de especialistas en regiones y zonas aisladas.

Según información disponible en la página de Mercado Público el 2013 se registran órdenes de compra de los servicios de salud a lo largo del país de 45 máquinas de telemedicina a TouchMedia, avaluadas en US $21.000 cada una ($ 13 millones). Durante el 2014 el Minsal compró otras 30 máquinas, aunque algunas a mitad de precio, para distribuir en las zonas aisladas.

Las compras se hicieron sin licitación, sino que a través de un convenio marco que se cerró el año 2012. Al ser un convenio dirigido a los proveedores del rubro de la electrónica, todos los proveedores del rubro de la medicina se quedaron sin posibilidad de participar, entre ellos, las principales empresas competidoras en equipos de telemedicina.

En la industria de tecnología médica abundan los cuestionamientos a las máquinas compradas por el gobierno. Aunque su costo es considerablemente menor al tipo de maquinaria que utilizan en  Europa o Estados Unidos, señalan que al ser armada en el país, a partir de distintos componentes, no cumple con los estándares para ser tecnología de punta, en un área tan sensible como la medicina. Se cuestiona la calidad y resolución de la imagen, la encriptación de la información que envían (para velar por la privacidad de los pacientes), la seguridad y estabilidad de la conexión, y si cumplen o no con los estándares internacionales de la FDA para este tipo de equipos. “Solo son máquinas de videoconferencias, iPads carísimos. Tienen el monopolio, pero están dando mala fama al concepto de la telemedicina”, señala una fuente de la industria.

El doctor Francisco Albornoz, jefe de medicina cardiovascular del hospital Las Higueras de Talcahuano, y reconocido como uno de los mayores expertos en telemedicina del país -instaló con éxito su propio sistema en la VIII Región- sobre las máquinas de TouchMedia, señala: “no son lo mejor que podríamos tener, en ningún caso. Es que hay un concepto central, la telemedicina no es un servicio tecnológico, es un acto médico. Sin embargo, los vendedores de tecnología han saltado al mercado buscando hacer un tipo de negocio, lo que es válido, pero el énfasis se lo han dado a la tecnología. El aparato per se no hace nada, sino cuenta con procesos estructurados y un concepto médico claro detrás”.

En el Ministerio de Salud no quisieron referirse públicamente al tema. Fuentes de la cartera señalan que es un asunto especialmente complejo por la vinculación con TouchMedia. Hace pocas semanas se ordenó hacer un catastro completo de todas las máquinas adquiridas a la empresa y cómo están funcionando. También contactaron a especialistas externos para evaluar los problemas que ha enfrentado la implementación de la telemedicina. En el ministerio abundan testimonios provenientes de regiones sobre conexiones fallidas e inestables, monitores que se están ocupando para otras tareas o reclamos de médicos porque no tienen capacidad, por ejemplo, para conectar estetoscopios a las máquinas. En el Minsal señalan que se está revisando este asunto, pero que es complejo porque la persona a cargo de la unidad de Telemedicina, el Dr. Héctor Fuenzalida, dejó el gobierno hace algunos meses.

LA EMPRESA LÍDER
Ante las críticas que comienzan a levantarse, Steve Rogers sale con fuerza en defensa de las máquinas vendidas por su empresa. “Lo que nosotros hemos hecho en telemedicina es lo único exitoso que tiene el ministerio en telemedicina. Tienes teleradiología, teledermatología…  El único problema que se puede presentar es con el canal de comunicación. Para que funcione la telemedicina y la videoconferencia, necesitas un canal de comunicación que es proporcionado por Entel y es Entel, el que no está dando cumplimiento al contrato que tiene con el ministerio. Si no tienes calidad de servicio, no das un buen ancho de banda, difícilmente va a funcionar la telemedicina. Pero el equipamiento funciona. Están cien por ciento operativos con mantención y garantía”.

Rogers señala que sus ventajas comparativas son el precio, pero también la calidad y que si quiere entrar un nuevo operador al mercado puede participar en el próximo convenio marco que abrió el ministerio. “Si hoy quieres comprar un equipo de telemedicina cuesta sobre los US$ 38.000, pero nosotros hacemos soluciones por US $ 17.000. Esto se inició como un proyecto social el año 2012 y prendió tanto que ahora cada hospital tiene un equipo nuestro. Con este sistema el ministerio se ahorra además, derivación de pacientes, transporte, días cama. Nosotros somos líderes en la materia. Cumplimos con todos los estándares: es el único equipo antibacterial, tenemos una autonomía en que podemos estar tres horas sin conexión eléctrica, tenemos una mesa de ayuda capacitando a los usuarios, son equipos wi fi… ahora, si el ancho de banda es pobre, obviamente la calidad de la imagen va a decaer”.

Niega que Dávalos haya gestionado o hecho lobby por el equipo en hospitales. El mismo Dávalos en su declaración dice que respecto a su participación en Caval “trabajé en proyectos relacionados fundamentalmente a la minería. En temas de hospitales no tuve relación”.

Hoy el Ministerio Público indaga una arista del caso Caval, vinculada a contratos con Salud, pero respecto a la empresa Saydex, proveedora de fichas electrónicas. El dueño de la empresa Juan Rodríguez declaró en la fiscalía de Rancagua, que trabajó con Caval -específicamente con el socio de Natalia Compagnon, Mauricio Valero- para que la empresa les abriera las puertas y los ayudara a postular en licitaciones a hospitales en 2012 y 2013. Así se adjudicaron contratos por cerca de $ 3.000 millones.

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