Por Juan Pablo Sallaberry Abril 3, 2014

© Vicente Martí

Si el peso de ingeniería representa el 8% de los votos, los académicos de Medicina, la facultad más grande de la universidad, son dueños del 38% de la votación.  Sin embargo, en el sector salud no levantaron un nombre de consenso y hoy hay cuatro candidaturas en competencia.

Gonzalo Díaz se ha vuelto el favorito de los sectores más de izquierda de la universidad y consigue arrastre en el campus Juan Gómez Millas. Se presenta como el “representante de un colectivo”, por eso en los foros prefiere leer textos previamente consensuados y envía representantes a los debates.

“No da lo mismo quien sea el rector”, es la frase que más se repite en los seis campus de la Universidad de Chile, que ya están empapelados de afiches de campaña, mientras en los correos electrónicos de los académicos circulan decenas de cartas abiertas buscando apoyos. Como nunca, siete candidatos compiten por ocupar el sillón de Bello en la Casa Central y, aunque más de uno puede bajarse o hacer una alianza sorpresa antes de la fecha límite para inscribir candidaturas, el 14 de abril, la elección del 8 de mayo será una de las más reñidas e inciertas que ha enfrentado el plantel.

Quien sea elegido rector tendrá una tarea mayor: le tocará implementar la reforma de financiamiento universitario que prepara el gobierno, negociar con los ministerios de Educación y Hacienda para que en la nueva legislación “la Chile” sea el primer destino de los millonarios fondos que están en juego y confrontar de igual a igual a las otras universidades del Consejo de Rectores y a los planteles privados que también esperan tener acceso a esos recursos.

Y en eso los candidatos están de acuerdo, aunque sus perfiles, estilos e historias personales sean muy diferentes, todos pertenecen a un espectro político que va del centro hacia la izquierda. Hoy nadie puede adelantar quién será el nuevo rector. Se ha tratado sin éxito de hacer encuestas, pero el complejo sistema electoral lo hace imposible: sólo pueden votar los académicos y sus votos valen proporcionalmente a la cantidad de horas de clases que impartan. 


ANTIPERISTAS Y EXCELENTISTAS

Hay un episodio que refleja los difíciles momentos que atraviesa Víctor Pérez en sus últimos meses al mando de la Chile. A inicios de enero el rector sometió a votación en el senado universitario su propuesta de sanear la millonaria deuda que arrastra el hospital clínico J.J. Aguirre  -cerca de $ 40 mil millones- a través de un proceso de leaseback con la banca. Esto es conseguir un préstamo, pero cediendo la propiedad del edificio. La idea sufrió una derrota apabullante:  30 votos contra 2. De esos dos, uno era del propio rector y el otro de un académico que luego se excusaría por haber votado mal.

Pérez estaba solo. Tras dos periodos y ocho años al mando, su liderazgo perdió fuerza y comenzaron a llover críticas desde todas las facultades. Lo acusan de no haber levantado la voz en la discusión de la reforma educacional, de haber sido sobrepasado por el movimiento estudiantil  -la Casa Central estuvo tomada siete meses el 2011, y otros 50 días el 2013- y de no generar alianzas con el resto de las universidades estatales o las del Consejo de Rectores.

Aunque en las últimas semanas ha recobrado protagonismo con sus declaraciones sobre el rol de la universidad en esta nueva etapa política, parece ser demasiado tarde. En los debates los candidatos a rector se encargan de marcar sus diferencias con la actual administración, y hasta la fecha él ha evitado pronunciarse a favor de una u otra candidatura.

De hecho, uno de los principales postulantes al sillón de Bello es un reconocido “antiperista”. Se trata del Raúl Morales, posdoctorado en Química de la U. de Princeton, investigador en astroquímica, ciencias ambientales y fisicoquímica molecular. Dirige su campaña desde una barraca en la Facultad de Ciencias y ya había postulado a la rectoría el 2010 cuando pasó a segunda vuelta con Pérez. Entonces perdió por sólo 80 votos. Ésta es su revancha. Fue él quien encabezó en el senado universitario el rechazo al proyecto de leaseback del hospital, y bajo el lema “Más universidad” repite el discurso de “recuperar el liderazgo de la Chile y la dignidad de los académicos”, cuestionando que el plantel haya bajado en el ranking internacional Quacquarelli Symonds (QS).  Con el respaldo transversal de la masonería -sector de amplia influencia en la universidad-, Morales dio una muestra de fuerza al lanzar su campaña en el edificio de Derecho, acompañado de figuras como el decano de esa facultad, Roberto Nahum, y los decanos de Arquitectura, Ciencias Forestales y Ciencias. Allí recibió un mensaje de saludo de Luis Riveros, rector entre 1998 y 2006 y hoy gran maestro de la Gran Logia de Chile.

Otra carta fuerte en la carrera a la rectoría y con posibilidades de pasar a segunda vuelta es Francisco Brieva, PhD en Física Nuclear de la U. de Oxford y actual decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Es considerado un “excelentista” dentro del plantel y levanta el mensaje de rehuir de las consignas e ideologías para potenciar la universidad a nivel académico y administrativo y proyectarla a los desafíos de los próximos 30 años. Busca disminuir las trabas burocráticas y tiene un discurso provocador, donde plantea que “la universidad debe entregar antes de pedir al Estado” y que no se puede culpar de todos los problemas al sistema de financiamiento. Los números lo acompañan: Ingeniería es una de las facultades más rentables y líder en investigación. Además de Beauchef, Brieva cuenta con apoyo de premios nacionales, como Juan Asenjo; académicos como Mario Waissbluth, Joseph Ramos y tiene un amplio respaldo en la Facultad de Economía y Negocios, incluido el decano Manuel Agosin. Aunque Brieva es amigo de Víctor Pérez -ambos son de Ingeniería-, en los últimos años se han enfrentado por varias materias.



EL PODEROSOS SECTOR SALUD

Si el peso de Ingeniería representa el 8% de los votos, los académicos de Medicina, la facultad más grande de la universidad, son dueños del 38% de la votación.  Aunque unidos podrían designar un rector sin contratiempos, ya que no hay un médico en la Casa Central desde Jaime Lavados (1990-1998), no levantaron un nombre de consenso y hoy hay cuatro candidaturas en competencia.

La mayor figuración pública la ha tenido la decana de Medicina, Cecilia Sepúlveda. Activa tuitera @decanamedicina y con el sencillo eslogan “Cecilia”, apuesta a convertirse en la primera mujer en la historia en ser rectora de la Universidad de Chile. Un discurso de género que ha tenido eco en varias facultades, más aún cuando ella fue la primera mujer en alcanzar el decanato en su facultad. Experta en inmunología -durante su exilio en París realizó estudios en la Universidad Pierre et Marie Curie y el Instituto Pasteur-, se destacó por analizar los primeros casos de VIH Sida en Chile. Pero su fuerte en la contienda es otro: Sepúlveda tiene varios lazos con el bacheletismo. Militante PC en su juventud (hoy es independiente de centroizquierda), fue compañera a fines de los 60 en la Escuela de Medicina con la ministra de Salud, Helia Molina, con quien ya se ha reunido dos veces desde que fue nombrada en el gabinete. En esa época conoció también a la presidenta Bachelet, quien iba algunos cursos más abajo. Entre los apoyos a su candidatura figura uno de los principales asesores de la mandataria, el sociólogo Ernesto Ottone. Como rectora aspira a ser una activa protagonista en la discusión de la reforma universitaria y pide que el financiamiento de la universidad provenga, en al menos el 50%, de aportes directos del Estado.

En el mismo campus de avenida Independencia tiene su laboratorio uno de los candidatos que han dado que hablar. Ennio Vivaldi, experto mundial en fisiología del sueño -realizó estudios sobre el tema en Harvard y el MIT- ha mantenido una importante participación en las actividades políticas internas del plantel como vicepresidente y primera mayoría del senado universitario entre 2006 y 2009. Reconocido como un buen orador y hombre de consensos, habilidad negociadora y apoyos en distintas facultades, sostiene que la universidad debe ser más inclusiva y ampliar la matrícula a sectores vulnerables. En su juventud, en los 70, fue dirigente estudiantil en Medicina. Y un dato no menor de su biografía: en esa época fue pareja durante varios años de Michelle Bachelet con quien compartía en las Juventudes PS. Aunque luego del golpe de Estado se distanciaron -la actual presidenta continuó trabajando en el partido en la clandestinidad, mientras que él se centró en su actividad profesional-, coincidieron el 2006 en el primer gobierno de Bachelet, cuando Vivaldi fue miembro del consejo asesor presidencial de educación. El 2007, creó la medalla “Senado Universitario” y se la entregó a la madre de la mandataria, Ángela Jeria.

La irrupción de Vivaldi en la carrera a la rectoría generó sorpresa en varios sectores e incertidumbre sobre el resultado de las elecciones. Aunque era el vicedecano de Medicina y formaba parte del equipo de Sepúlveda, a fines del año pasado descolocó a la decana al hacer los trámites para ser profesor titular, requisito para postular a la rectoría y lanzar su campaña. Hoy es una incógnita qué tan divididos están los votos en Medicina, más aún cuando en el sector salud también levantaron precandidaturas, el doctor Patricio González, jefe del Centro de Medicina Nuclear del Hospital Clínico y especialista en cardiología nuclear de la Universidad de Illinois, y el psiquiatra Fernando Lolas, director del Centro Interdisciplinario de Estudios en Bioética con estudios de especialidad en Alemania y Estados Unidos.


DOBLAR A LA IZQUIERDA

Pero hay un séptimo candidato que se ha vuelto el favorito de los sectores más de izquierda de la universidad y que consigue arrastre en el campus Juan Gómez Millas, donde están las facultades de Artes, Ciencias Sociales, Filosofía y el Instituto de Comunicación e Imagen. Se trata del Premio Nacional de Arte Gonzalo Díaz, pintor con estudios en la Escuela de Bellas Artes de Chile y en la Universitá Internazionale dell’Arte de Florencia, Italia. Díaz se presenta como “la candidatura de izquierda” y el “representante de un colectivo”, por eso ha llamado la atención que en los foros en vez de improvisar prefiera leer textos previamente escritos y consensuados por su grupo, o incluso enviar un representante a los debates. Cuenta con el apoyo de la Premio Nacional de Periodismo Faride Zerán, el filósofo Pablo Oyarzún, el sociólogo Manuel Antonio Garretón y la simpatía del influyente movimiento estudiantil Izquierda Autónoma. De hecho, su asesor de campaña es Simón Boric, hermano del diputado Gabriel Boric. Gonzalo Díaz ha remarcado la importancia de reenfocar el sello público de la universidad, así como de la participación estudiantil y de los funcionarios a través de mecanismos de triestamentalidad. No obstante, Díaz y sus adherentes siempre se han manifestado abiertos a favor de una candidatura de consenso y a bajarse de la competencia si se da ese escenario. En ese sentido, han ofrecido sin éxito primarias a Ennio Vivaldi y han tenido conversaciones con Cecilia Sepúlveda.

Aunque todos los candidatos representan sensibilidades progresistas, en los particulares códigos políticos de la Chile será la capacidad de movilización que tenga cada facultad la que cargue la balanza. Se da por descontado que habrá una segunda vuelta y serán claves las alianzas que se forjen en ese escenario.

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