Por Javier Mota, desde Miami Marzo 12, 2014

Poco a poco se han ido acumulando anuncios que comienzan a revelar el próximo gran avance automotor: autos que se comunican a través de un idioma electrónico común, basado en tecnología wi-fi, que les permitirá evitar gran parte de  los accidentes y, en consecuencia, las muertes en las calles y carreteras del mundo.

Este nuevo idioma Vehículo a Vehículo (V2V) permitirá, entre otras cosas, que los autos aceleren o frenen por sí solos tomando en cuenta la distancia y velocidad de otros vehículos a su alrededor; ajustar la suspensión y cambiar de velocidades en la transmisión, considerando la pendiente de las carreteras; leer y respetar las luces de los semáforos, los límites de velocidad y las señales de Pare o Zona Escolar, y también compartir información sobre tacos en la ruta programada por el conductor en el GPS.

Parte de ese futuro ya es una realidad y el resto lo será pronto: la penetración global del V2V en nuevos vehículos aumentará  de 10% en 2018 a 70% en 2027, con la Unión Europea, Estados Unidos y Japón como las regiones que liderarán su adopción, según cifras de ABI Research.

El resto del mundo, incluyendo Chile, podría no estar tan lejos de empezar a ver por lo menos algunas muestras de estas nuevas tecnologías gracias a que los principales fabricantes de autos están colaborando entre sí para aprovechar sus recursos y avanzar más rápido en su implementación, para que un Honda le hable a un Hyundai, y un Volkswagen se entienda con un Chevrolet.

Esto ya pasa con los modelos eléctricos, cuyo sistema de tomacorriente para la recarga de la batería es común en todos los autos, independiente de su marca.

EL PRESENTE Y EL FUTURO

Hoy, en términos prácticos, el conductor de un auto que viaja a 50 kilómetros por hora y está a punto de cruzar una intersección con luz verde no sabe que otro vehículo en la calle o avenida transversal está a punto de ignorar la luz roja en su semáforo, por lo que es muy probable que lo impacte.

Con la implementación del V2V, los dos autos recibirían alarmas -sonoras y de vibración en el manubrio y/o el asiento- sobre el inminente peligro, y en caso de que los conductores no reaccionaran a tiempo, los autos frenarían por sí solos para evitar el accidente. Además, enviarían alertas al resto de los autos en la zona, con lo que también se evitaría una eventual colisión en cadena.

Éste es apenas uno de los ejemplos sobre los beneficios de la tecnología V2V, en la que están trabajando desde hace más de una década fabricantes como General Motors, que presentó su primer prototipo de la división Cadillac en 2006, que entonces era capaz de transmitir 10 puntos de información por segundo.

A finales del año pasado, Ford mostró una versión autónoma del Fusion Hybrid 2014, actualmente en desarrollo y que está equipado con una serie de cámaras, sensores y radares infrarrojos, tecnologías encaminadas a la eventual producción de un vehículo de conducción autónoma y habilitado con lenguaje V2V.

En Japón, Nissan, Honda y Toyota están colaborando en sus programas, lo mismo BMW, Volkswagen, Daimler, Volvo, Audi y Jaguar Land Rover en Europa, todos bajo la coordinación del consorcio de comunicación Car 2 Car.

 

FOTO.- De arriba hacia abajo: Cadillac fue una de las primeras marcas en empezar a implementar V2V; un ejemplo del sistema Pre Sense de Audi que ayuda a evitar o mitigar accidentes; y en Japón se realizaron las primeras pruebas del Nissan Leaf autónomo.


LA ÉTICA DE LA AUTONOMÍA

Los beneficios de tener autos conectados son obvios. Según los cálculos de la Administración de Seguridad y Transporte en las Carreteras de EE.UU., la tecnología V2V podría evitar o minimizar los efectos del 80% de los accidentes y sus consecuencias, que provocan US$ 300.000 millones en gastos cada año en ese país. Y el Departamento de Transporte (DOT) estadounidense estima que la implementación del V2V ayudaría, además, a evitar por lo menos 21 mil de las 43 mil muertes anuales en calles y autopistas. Un impacto que tampoco sería menor en países como Chile, en donde en 2012 hubo 61.791 accidentes de tránsito, 1.523 muertos y 53.225 lesionados, según el último Anuario Estadístico de Tránsito de Carabineros.

Sin embargo, como ha pasado con los smartphones, con estos avances los vehículos están en vías de convertirse en un punto de información que dejará registrado adónde vamos y qué hacemos cuando estamos tras el volante.

De la misma forma en que el conductor se beneficia de estos dispositivos desde el punto de vista de la seguridad, la conectividad permanente emite un caudal de información que podría ser utilizado como método de vigilancia, de cobro automático de peajes o de impuestos por kilómetros recorridos, ya que permitiría a las autoridades controlar todos los movimientos de un vehículo. Así podrían determinar, por ejemplo, la velocidad exacta a la que se maneja en todo momento, cuándo se respetan o ignoran las señales de tránsito, e incluso los destinos a los que manejamos, gracias a los datos que registra el GPS.

Por su parte, las compañías aseguradoras tendrían a mano todos los datos necesarios para una investigación posterior a un accidente, prácticamente igual a lo que sucede con la llamada caja negra de los aviones.

EL PRÓXIMO PASO

A pesar de que la implementación plena del sistema V2V está todavía a años de distancia, varios fabricantes, como Chevrolet, Audi y Mercedes-Benz, ya tienen en el mercado modelos 2014 que funcionan como puntos de conectividad wi-fi, sistemas de navegación que incorporan mapas de Google, aplicaciones de Facebook y sistemas que en algunos casos permiten la conducción prácticamente autónoma.

En EE.UU., Google incluso ya recibió una licencia de conducción en el estado de Nevada para su auto que se conduce solo.

Estos avances han dejado en evidencia, una vez más, que las automotrices van un paso más adelante que la infraestructura necesaria para respaldar la tecnología y, sobre todo, la legislación para gobernarla, tal como ha pasado con los autos con sistemas de energía alterna, como los eléctricos y  los que operan con gas natural o hidrógeno.

Las pautas y el impulso de esta tecnología provendrán de EE.UU., Europa y Japón, y de organizaciones como Car 2 Car y el Car Connectivity Consortium (CCC), integrado por las principales empresas automotrices, de comunicaciones móviles y de productos electrónicos de consumo del mundo.

Así, en enero pasado, el Departamento de Transporte de EE.UU. anunció que finalmente comenzó a trabajar en las regulaciones que aplicará para la implementación de la tecnología V2V. Y en Japón, a fines de 2013 se realizaron las primeras demostraciones públicas del Nissan Leaf con el sistema Autonomous Drive.

Mientras que el CCC, que tiene como misión desarrollar estándares globales de conectividad en los automóviles, ya tiene su primera iniciativa: MirrorLink, una tecnología común que permite controlar el smartphone del conductor desde el volante, el panel de instrumentos o la pantalla del auto. PSA Peugeot Citroën y Volkswagen presentaron autos equipados con este sistema hace unos días en el Auto Show de Ginebra.

El futuro está a la vuelta de la esquina.

Relacionados