Por Mailén González Abril 25, 2013

Casas reemplazadas por edificios, avenidas más grandes, grúas y excavadoras, acompañadas de una población en aumento. Ése es el panorama en muchas ciudades del norte del país, gentileza del auge minero de esta zona. En efecto, sólo en 2012 un 13,5% del PIB chileno provino de este sector.

Esto ha significado la llegada de una numerosa población de lunes a viernes, que aterriza en espacios urbanos que no están preparados para este explosivo crecimiento. 

Y, pese a que algunas de estas ciudades son de las más ricas del país, hay un dramático contraste con la deficiente calidad de vida que ofrecen. Es la gran paradoja del norte chileno.

Algunas ciudades, como Antofagasta y Calama, han visto en este problema una oportunidad única para crear ciudades PLUS, por plan urbano sustentable.

Y estas iniciativas están respaldadas por un mercado inmobiliario que continuará al alza, ya que para 2013 se prevé que la demanda mundial de cobre refinado aumente 1,5% por lo que se puede asumir que la oferta habitacional la seguirá.

 

La reinvención de Antofagasta

Antofagasta se ha transformado en una plaza sumamente interesante para las inmobiliarias y empresas constructoras -tanto locales como nacionales- por el alto índice de construcciones mineras de gran envergadura y largo plazo. Según un análisis de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), el rubro minero tiene 42 proyectos en marcha en la ciudad, los que a 2016 representarán un gasto en construcción de más de US$ 13.000 millones.

El ritmo de construcción es acelerado: la región lidera, a nivel nacional, el ranking del Índice de Actividad de la Construcción Regional (Inacor), al exhibir un alza de 37,2% en el último año, según información de la CChC de Antofagasta.

Ésta es la región más rica del país, realidad que contrasta notoriamente con la calidad de vida de sus habitantes. El mayor problema es que las riquezas que se generan en la ciudad no se reinvierten en ella. Es por esto que es necesario crear un espacio urbano atractivo, que logre que esta zona deje de ser sólo un lugar de paso.

Ésa es la meta de CREO Antofagasta, una iniciativa que comenzó en 2011 como un proyecto tripartito entre el gobierno regional, la Municipalidad de Antofagasta y BHP Billiton, a través de Minera Escondida, y que tiene como objetivo crear una mejor ciudad, desarrollando infraestructura, vivienda, salud, educación y entretención.

Ya en su tercer año, actualmente está en una etapa de participación ciudadana, donde se reúnen para definir qué es calidad de vida y qué harán para mejorarla. “Es una iniciativa de largo alcance, que quiere definir una visión conjunta entre el sector público, privado y los ciudadanos, incluyendo los distintos grupos de interés”, comenta Alejandro Gutiérrez, secretario ejecutivo de CREO. Con ese objetivo, se recogen demandas de distintos sectores, desde quienes persiguen una ciudad con más ciclovías y acceso a la playa para discapacitados, hasta las solicitudes de grandes empresas.

Dentro de los próximos 18 meses se podrá ver la implementación de las “iniciativas tempranas”, que apuntan a mejorar los espacios públicos -parques, veredas y áreas verdes-, además de servicios enfocados en elevar la calidad de vida de los ciudadanos, dando la posibilidad de crear un nuevo modelo de hacer ciudad.

Los principales desafíos de CREO en estos momentos, según Gutiérrez, son tres. El primero es familiarizar el proceso con la ciudadanía, de manera que ésta se sume de forma positiva a las acciones que vendrán. Segundo, intentar incorporar más actores regionales a esta iniciativa para abarcar un universo más amplio. Y, por último, que la implementación de estas iniciativas tempranas les demuestre a los ciudadanos que CREO es un plan real y efectivo, que no sólo se quedará en el “papel”, una frustración recurrente entre los nortinos.

Para la concreción de las obras, el plan definirá cuál es la mejor alternativa para pagar por cada proyecto:  aportes estatales, financiamiento privado o mixto. El plan, las asesorías y algunas de las primeras iniciativas corren por cuenta de las empresas afiliadas al proyecto. En cuanto a otros proyectos inmobiliarios que están en construcción, CREO está en conversaciones con las constructoras para definir objetivos y metas comunes para no generar choques en la puesta en marcha, como lo ha hecho con la constructora Almagro, quien ya forma parte del plan.

Y para respaldar el proyecto, CREO solicitó a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) una evaluación de la posición de Antofagasta en relación a otras ciudades miembros de dicho organismo. Los resultados estarán listos a fines de junio. 

 

El plan de Calama

La historia de Calama PLUS comenzó con  una serie de conversaciones entre expertos y los habitantes de la ciudad, quienes son duros críticos de donde viven. Se fijaron una serie de objetivos y metas comunes, que dieron paso a una iniciativa que busca diseñar una propuesta de desarrollo urbano sustentable, que permita intervenir a nivel urbanístico y elevar la calidad de vida de sus ciudadanos.

Impulsada por la municipalidad, el gobierno regional, Codelco y las principales empresas presentes en la zona, Calama PLUS reúne proyectos de mejoras en áreas de cultura, deporte, turismo, vialidad y espacios públicos y recreacionales.

En lo técnico, el Consorcio Calama PLUS presentó, de manera pública, una cartera para la primera etapa del plan, que comprende entre 2012 y 2016, y que está compuesta por una serie de 25 proyectos en distintas fases de desarrollo: algunos están  en etapa de perfil, otros en diseño e ingeniería, y otros en construcción.

Si bien al comienzo se vieron enfrentados  a la desconfianza de la gente debido a que anteriores iniciativas de este tipo habían fracasado, cuando comenzaron los diálogos participativos, finalmente se pudo llegar a acuerdos conjuntos. “Lo que en un minuto se miró a distancia y con recelo, en otro momento se transformó en el espacio donde los vecinos de esta ciudad pudieron expresarse respecto a aquellas soluciones que mejorarían su calidad de vida, y se comenzó a forjar un modelo que no tiene precedentes en el país para generar encuentros ante la divergencia”, comenta José Robles Rivera, director ejecutivo de Calama PLUS.

En lo referente a la participación ciudadana, se ha iniciado un trabajo de instalación de mesas de participación, donde se informa el estado de cada proyecto y, en algunos casos, los vecinos aportan información a los profesionales que están trabajando en el diseño de estas iniciativas. En la actualidad, existen siete mesas ciudadanas de participación, las cuales han tenido una importante convocatoria, asegura Robles. 

La cartera de 25 proyectos incluye los priorizados por la ciudadanía y otros que no estaban entre las primeras prioridades.

Adicionalmente, en la actualidad los esfuerzos están centrados en realizar las gestiones para conseguir el financiamiento para concretar los cronogramas de los proyectos restantes que completan el proyecto Calama PLUS, y en torno a los cuales existe el compromiso de que se ejecuten a más tardar en 2025.

 

La otra Cara

Distinta es la situación de ciudades como Copiapó y Vallenar, que por diferentes razones están absorbiendo este auge económico y el crecimiento que lo acompaña sin un plan maestro.

Según el último censo, la población de Copiapó creció 15,3%. A este aumento se suma el poder adquisitivo de sus nuevos habitantes, quienes han gatillado una demanda que varios proyectos inmobiliarios vienen a satisfacer.

En 2009, sólo había tres o cuatro. En lo que va de 2013, ya hay 22 proyectos en ejecución, lo que se traduce en un crecimiento cercano al 500%. Y este boom ha traído cambios sustantivos en la ciudad: Copiapó deja de ser una ciudad de baja altura y concéntrica, para convertirse en una donde se empiezan a construir edificios y a expandir sus límites, comenta Alberto Guerrero, presidente de la CChC de Copiapó.

A raíz de esto, se comienzan a densificar las zonas céntricas, lo que significa la llegada de servicios comerciales de gran envergadura y oficinas. Pero, además, trae consecuencias importantes para la población. Debido a una descontextualización del plano regulador, “no es posible atender este crecimiento como se debería, y como el boom está siendo demasiado brusco, la ciudad no se encuentra preparada en un ordenamiento urbano, que verdaderamente necesita ese incremento explosivo”, comenta Guerrero.

Uno de los problemas que experimenta Copiapó es la falta de obras para mitigar, por ejemplo, la cantidad de autos que circulan por las calles. Según Guerrero, es una de las ciudades con más autos por persona en Chile, por lo que la viabilidad se transforma en una necesidad primordial. “Hoy existen vías de conectividad de muy mala calidad, lo que genera pocas alternativas para transitar, sin contar con un sistema de transporte público que responda a la cantidad de gente que hoy traslada”, reflexiona.

Otro tema importante tiene que ver con la situación del agua. El 70% de la población de Atacama vive de un solo acuífero, el del valle de Copiapó, que alimenta las comunas de Tierra Amarilla, Copiapó, Caldera y Chañaral, lo que provoca, entre otras cosas, una peor calidad de vida para los habitantes, pues la ciudad no se desarrolla de acuerdo a su crecimiento.

Pese a la falta de un plan, hoy apunta a ser una ciudad más moderna. Se está construyendo un mall de 38.000 m2, además de espacios de esparcimiento, como restaurantes y un centro cultural de primera categoría; servicios, como supermercados; y proyectos de áreas verdes, como el Parque Kaukari, que está en construcción al borde del río. Además de centros de comercio, como el edificio Titanium, de 28 pisos, que será la edificación de mayor altura de la ciudad.

Y, por último, Vallenar es otro ejemplo de la distinta suerte de las ciudades del Norte. Este lugar hoy se encuentra frenado por un plano regulador poco eficiente. “En el caso de Vallenar, el plano es de 1981, absolutamente obsoleto, lo cual no permite un buen desarrollo inmobiliario, un buen desarrollo urbano y una buena planificación de la ciudad”, afirma Guerrero.

De todas formas, esta ciudad está viviendo una etapa de reorganización urbana, donde se están construyendo nuevas edificaciones para beneficio de la ciudad. Un nuevo polideportivo, que estaría listo en junio de este año, y un parque industrial donde se instalarán todas las empresas, en la salida norte de Vallenar. Plus o no, son proyectos que pretenden atender el fuerte crecimiento que están viviendo tantas ciudades de la zona norte de Chile.

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