Por Diego Zúñiga Diciembre 27, 2012

Lo cuentan como si hubiera sido una guerra. Y lo fue, de alguna forma: las piedras y las bombas lacrimógenas, las barricadas y las fogatas en el puente, las Fuerzas Especiales y la gente -miles- marchando por las calles de una ciudad pequeña y silenciosa. Las banderas negras, los cinco hombres que perdieron la vista, los guanacos que llegaron desde Santiago, las 27 horas de lucha cons tante entre los carabineros y las personas, atrincheradas en la Población Pedro Aguirre Cerda, las calles destrozadas, los vidrios rotos. La ciudad como un campo de batalla.

Esa ciudad, que se llama Puerto Aysén, que tiene 26 mil habitantes, que está rodeada de cerros verdes, altos, y que pasa casi todo el tiempo bajo la lluvia, vivió durante 40 días, entre febrero y marzo de este año, uno de los momentos más importantes de su historia: un movimiento social paralizó el lugar por sus demandas que, después de muchos enfrentamientos y muchas reuniones, fueron escuchadas por el gobierno.

Hoy, ya han pasado casi nueves meses desde que todo terminara con el regreso de Iván Fuentes a la ciudad luego de que negociara, junto a otros dirigentes, con el gobierno, y lograran un acuerdo: 11 puntos que planteaban soluciones a problemas de salud, vivienda, educación, transportes y la creación de una zona franca.

Algunos de esos puntos se han cumplido, otros están en proceso, otros aún no se concretan. Existe una mesa social que está a cargo de revisar y seguir dialogando con el gobierno. En dicha mesa hay dirigentes, concejales, miembros de distintos rubros. Ahora, lo que sí ocurrió, innegablemente, es que la ciudad volvió a ser la misma que era antes del movimiento: la tranquilidad de las calles, el olor a leña en todos lados, la gente caminando tranquilamente por el centro. Aunque también hubo cambios. Y uno de esos cambios -tal vez el más importante- es el que se concretó el pasado 6 de diciembre, cuando Marisol Martínez -la alcaldesa de Puerto Aysén que acompañó al movimiento social en todas sus demandas- le tuvo que entregar el mandato municipal a Óscar Catalán, candidato de la Coalición, quien se mostró siempre en contra del movimiento.

-Yo todavía no entiendo qué pasó -dice ella ahora, después de un par de semanas que ocurrió el cambio.

Los dirigentes sociales tampoco entienden. Pero ahí está el alcalde, posesionado y seguro de que su triunfo no sólo significa un cambio en la coalición política que gobernará en la comuna.

-Mi triunfo es en contra del movimiento anterior -dice él -. Perdió la alcaldesa y perdió Iván Fuentes.

Los autos transitan con normalidad. La lluvia es suave, abajo está el río Aysén que divide en dos la ciudad y que está unida por el puente Presidente Ibáñez. No hay atisbos de ninguna guerra en este lugar. Por más que buscamos, por más que es inevitable ver el puente y recordar ese principio de año, con las fogatas, con la gente marchando, con las piedras y los guanacos, hoy ya no hay nada que nos recuerde ese tiempo. Sin embargo cuando se habla con los ayseninos, el recuerdo está vivo: “Tu problema es mi problema”, dicen cuando alguien pregunta por el movimiento que comenzó el 14 de febrero de este año.

La ex alcaldesa Martínez dice que no fue fácil volver a la normalidad después del movimiento. Que hubo que ordenar la ciudad, que había muchas áreas públicas destruidas.

-Para la gente igual fue un alivio que terminara, porque no trabajaban, las cuentas se acumulaban, empezaban a faltar las cosas básicas. Después tuvimos que invertir mayores recursos en la gente: ayuda para cuentas básicas, canastas de alimento, el despeje de las calles, la limpieza del espacio público -explica Martínez, quien no había hablado con la prensa desde que dejó la alcaldía. De hecho, al principio dudó de dar esta entrevista, pues todavía no entiende cómo perdió la elección. Está desconcertada. Se le nota un poco triste, a pesar de que dice que las personas se le acercan en la calle y en el supermercado y le muestran su apoyo. Pero no entiende. Fue un poco menos de 700 votos, una diferencia de 4 puntos, los que le dieron la victoria a Catalán.

-El problema es que hay una oposición que no se supo poner de acuerdo. Hubo tres candidatos similares contra uno solo, que es el alcalde. Hubo un egoísmo de no ponerse de acuerdo. Eso les jugó en contra, y el alcalde que está hoy corrió solo -dice Misael Ruiz, vocero de la mesa social y uno de los dirigentes más importantes del movimiento.

Los otros candidatos, aparte de Marisol Martínez (PS), fueron Juan Luis Atton (PRO) y Sergio González (PRI), quien sacó la no menospreciable suma de 1.706 votos. A esto también hay que sumar, dice Martínez, el hecho de que la inscripción automática aumentó el padrón electoral casi al doble, y que al ser el voto voluntario, piensa, muchos se confiaron en que ella ganaría.

- No esperaba perder. Más allá de una cosa personal, lo digo porque justamente toda esa lucha que se dio fue por conseguir cosas concretas. Yo me la jugué en esa lucha y quien no apoyó a la gente, y quien no estuvo con ellos, y quien llamó a poner banderas blancas en lugar de nuestras banderas, quien se abstuvo del movimiento, salió electo. Es una cosa absolutamente contradictoria, casi digna de un estudio sociológico -dice Martínez. No hay una autocrítica aún, pues parece que todo está muy encima. Aclara, eso sí, que en ningún caso la derrota se debe a un rechazo a la mesa social, que ella integró mientras fue alcaldesa.

María Inés Oyarzún, concejala que apoyó el movimiento y que fue reelecta por una amplia mayoría, dice que otro factor importante fue el trabajo que hizo el gobierno para apoyar a su candidato.

-Entregaron el bono de leña en plena época de elecciones -cuenta Oyarzún-, y también han inaugurado varias de las cosas que surgieron con el movimiento, pero sin invitar a nadie de la mesa social, como si fueran sus logros.

Hace unos meses entregaron en Caleta Andrade -a seis horas de Aysén- una ambulancia que se consiguió a partir del petitorio del movimiento. Iván Fuentes dice que no lo invitaron, y que ha ocurrido lo mismo en otras instancias.

-De verdad me hubiera gustado estar ahí, porque sé cuán importante era conseguir esa ambulancia. Pero no fui. Me dijeron que me habían enviado un e-mail, pero no llegó. Ellos tienen mi teléfono, pero no me llamaron.

Ninguno de los dirigentes que participan en la mesa social han hablado con el alcalde. Al parecer la comunicación está rota y no hay indicios de que se restaure. Además, varios integrantes de la mesa social se han bajado, pues no han visto avance en sus peticiones, como la gente de la ANEF y los de Patagonia Sin Represas.

-Debo advertirle que yo soy alcalde porque justamente la gente en Aysén ya no quiere nada con esto del movimiento. La mesa social ya es una mesa coja -explica Óscar Catalán, quien ya había sido alcalde de la ciudad durante dos periodos anteriores.

Ocurrió hace unas semanas: Iván Fuentes pensó en hacer una caminata -él dice caminata y no marcha- para reclamar por las cosas no resueltas todavía del petitorio.

-Y eso hubiese significado una tremenda caminata -dice con la voz segura de quien está consciente de que no ha perdido en ningún momento el liderazgo. Lo conversó con los otros integrantes de la mesa social y ellos lo apoyaron, pero finalmente él se contuvo, pues cree que la mejor forma de que todo avance es así, evitando el conflicto, dialogando, teniendo paciencia.

-¿Pero está seguro de que si hubiera hecho un llamado a movilizarse, la gente habría respondido saliendo a las calles?

-Sí, no me cabe duda de que habría convocatoria, pero también entiendo de que hemos ganado algunas cosas importantes y que hubo gente que perdió.

Oyarzún, que además de ser concejala es la presidenta de la Cámara de Comercio de Puerto Aysén, dice que luego del movimiento, muchas pymes se vieron afectadas profundamente por las protestas y el paro del comercio en general.

-Muchos comerciantes pequeños y medianos quebraron. Muchos están endeudados con pagos de IVA e imposiciones, la mayoría está en Dicom y eso no les permite acceder a la banca -explica Oyarzún.

Según las cifras que manejan en Tesorería, serían cerca de 200 los pequeños y medianos empresarios que no han podido pagar sus deudas. Algunos han quebrado, otras empresas se fueron de la ciudad. Los turistas que se dirigen a la laguna San Rafael y que pasan por Puerto Aysén descendieron notoriamente, dicen los dueños de hostales y hoteles del lugar. Cuando se avanza por Sargento Aldea, la calle principal de la ciudad, se pueden observar algunos locales que están vacíos y con el cartel “se vende” o “se arrienda”.

El alcalde, quien también es un pequeño empresario y que asegura haber quedado endeudado por cerca de 45 millones de pesos luego de las movilizaciones, dice que desde la alcaldía no pueden hacer nada para ayudarlos.

-Sólo podemos rogar para que nunca más vuelvan a secuestrarnos e impedirnos el derecho legítimo y constitucional de trabajar -dice.

A pesar de esto, los índices económicos hablan de una situación positiva. De hecho, la tasa de desempleo de Aysén es de un 3%, muy por debajo del nivel nacional, que marcó un 6,6% en la última muestra que entregó el Instituto Nacional  de Estadísticas.

 -El problema es que aquí el costo de la vida es un 30% mayor, y muchos de los sueldos son bajos, pues tenemos muchos temporeros -explica Oyarzún.

Sin embargo durante todo el año varios de los medios de comunicación de la comuna han insistido en atacar a la mesa social -y en especial a Iván Fuentes-, recalcando este aspecto negativo que trajo la movilización.

Basilio Becerra, dueño de la Radio Milenaria y ex concejal, ha sido uno de los detractores más fuertes del movimiento desde sus inicios.

-Lo que yo siempre critiqué fueron los destrozos públicos y que la mesa social no era representativa. Había sólo gente de izquierda y fueron muy violentos contra las personas que no se plegaron al movimiento -dice Becerra -. Se subieron por el chorro.

-La pequeña y mediana empresa se vio afectada y a esos no los llaman a hacer charlas motivacionales bien pagadas. Otros se han privilegiado de esto -dice el alcalde Catalán, reflejando una mirada crítica sobre el futuro que han tenido algunos de los dirigentes, como Iván Fuentes y Misael Ruiz.

-Han hecho una campaña fuerte en contra de nosotros -dice Fuentes-, pero vamos a seguir trabajando, porque todavía hay muchas cosas pendientes.

De los proyectos que ya se han concretado, está la creación de la Unidad de Hemodiálisis en el hospital, y la semana pasada se votó favorablemente, en la Comisión de Hacienda, el proyecto de ley que asegura la creación de la zona franca en la Región de Aysén. Está pendiente, entre varios puntos, el sueldo regionalizado y la modificación de la Ley 889, que crea una bonificación que estimula la contratación de mano de obra.

-Si tú me preguntas qué hemos ganado -dice y se queda unos segundos en silencio-. Que la gente se sienta viva, partícipe, artífice y no espectadora. Que Aysén sea reconocido en todo Chile, porque después de todo esto Chile es más largo.

Sobre su futuro, Fuentes dice que todavía no ha tomado una decisión acerca de si se postulará al Parlamento.

-Siento una gran confusión dentro de mi yo interior. Pero no he podido negar que sí lo estoy pensando y cada vez lo tengo que pensar más, porque no puedo dilatarlo más. Y a ratos estoy muy cerca de tomar una decisión -dice quien ha tenido conversaciones con el Partido Socialista y con la Democracia Cristiana.

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