Por Ana María Sanhueza Enero 5, 2012

En 2010, el promedio de primer año de los estudiantes que entraron a Psicología en la U. de Chile mediante el Sistema de Ingreso Prioritario fue de 5,4. Una décima más que sus compañeros admitidos a través de la PSU, que obtuvieron 5,3.

 

Aunque era un muy buen puntaje, los 706 puntos que Bárbara Escobar (19) ponderó en la PSU en 2010 estaban lejos de los 760 con que entró el último de los 500 alumnos que se matricularon a primer año de Ingeniería en la Universidad Católica (UC). Aun así, logró entrar a través del programa Creciendo en Talento e Inclusión y, al final del segundo semestre, no sólo obtuvo uno de los mejores promedios -un 5,5-, sino que su rendimiento fue el mismo que el de un alumno que ingresó con 820 puntos.

Su caso no es el único. Su compañero Ignacio Morales (19 años, 750 puntos ponderados) también es parte de los mejores promedios (5,6)  de los novatos. Y al igual que Bárbara, es parte de los 30 alumnos que el año pasado entraron a estudiar a Ingeniería a la UC a través de "Talento", una  vía complementaria de ingreso que partió el 2010 en esa facultad y que entrega becas y cupos extraordinarios a estudiantes de excelencia que provengan sólo de colegios  subvencionados y municipales. De no ser por este plan, se habrían quedado fuera de esa universidad.

A un año de su implementación -el 2012 los cupos en Ingeniería subieron a 50 y "Talento" se extendió también a Derecho-, el programa ha demostrado que, en general, los alumnos que entraron por esta vía lograron mejores o iguales resultados que quienes provenían de colegios pagados. Como ejemplo: en el segundo semestre 2011, el promedio de notas  en cinco ramos de los novatos de Ingeniería de "Talento" fue de 4,6, mientras que en los estudiantes de admisión ordinaria vía PSU fue de 4,5.

"La idea fue encontrar el talento que no iba a poder acceder porque estaban en serias desventajas frente a colegios particulares", explica el decano de Ingeniería UC, Juan Carlos de la Llera, gestor del proyecto junto al profesor Luis Cifuentes, director de Responsabilidad Social de la facultad, y a Carolina del Río, la subdirectora.  "La PSU no puede ser el único elemento que decida el futuro de un niño que no ha tenido posibilidades", añade.

El caso se suma a iniciativas de varias universidades que apuestan a considerar otros factores además del puntaje de la PSU para admitir a alumnos que no pasan el corte en la prueba: también ponderan el ranking de notas en sus colegios y los índices de vulnerabilidad, buscando equiparar la brecha que existe entre los establecimientos: por ejemplo, en 2012 el promedio ponderado de los colegios municipales en la PSU fue de 470 puntos, mientras que los particulares alcanzaron 610, 140 puntos más.

Aun cuando ninguna generación ha egresado, los primeros resultados de los alumnos que ingresaron por vías alternativas hacen que algunos expertos se cuestionen una de las premisas centrales de la PSU: si la prueba basta para predecir el éxito de los estudiantes en la educación superior.

Para ello, la Universidad de Chile tiene desde 2009 un Sistema de Ingreso Prioritario de Equidad Educativa y otras siete casas de estudios utilizan el Propedéutico, en que alumnos de colegios vulnerables asisten a clases en las universidades para luego ser seleccionados sin considerar la PSU. Además, 20 instituciones anunciaron que utilizarán en la admisión 2012 los "cupos supernumerarios", que admiten a estudiantes del 5% superior del ranking de su generación de colegios municipales y particulares subvencionados, aunque su puntaje sea inferior al corte de la carrera.

Son iniciativas recientes, pero que marcan tendencia. De hecho, el miércoles el Consejo de Rectores informó que desde el 2013 las universidades considerarán el ranking del alumno en su colegio como un elemento más a la hora de postular. Entre otros factores, esto ocurre por algo: los primeros resultados de estos programas indican que los estudiantes seleccionados por vías alternativas rinden igual o mejor que sus compañeros. Aun cuando ninguna generación ha egresado, los antecedentes hacen que algunos expertos se cuestionen una de las premisas centrales de la PSU: si la prueba basta para predecir por sí sola el éxito de los alumnos en la educación superior.

"La PSU mide el stock de conocimiento que tiene un alumno, lo que puede estar correlacionado con el ingreso familiar, el tipo de colegio al que fuiste, el nivel socioeconómico en general. Pero no te da luces sobre otras habilidades, que son muy productivas. Si alguien fue el mejor alumno de su colegio significa que llegó temprano, estudió harto, dio bien las pruebas. Y eso también es información", sintetiza Dante Contreras, director del Departamento de Economía de la Universidad de Chile.

 

Mala base, doble esfuerzo

Los números en Ingeniería UC son decidores: el 82% de sus estudiantes proviene de colegios particulares. Eso implica que 1 de cada 60 alumnos egresó de esos establecimientos; uno de cada 3.000 de subvencionados y uno de cada 7.000 de uno municipal, con excepción del Instituto Nacional y el Liceo Carmela Carvajal.

Algo similar ocurre en Derecho, donde a partir de 2012 entrarán 20 estudiantes vía "Talento", según explica el secretario académico Gabriel Bocksang: el año pasado 81,5% de sus alumnos provino de colegios particulares.

En la sala de clases, esas cifras han marcado en varios casos el desempeño de los alumnos. Eso lo saben muy bien Bárbara Escobar e Ignacio Morales, que venían de colegios particulares subvencionados y que, a pesar de haberse convertido en muy buenos alumnos en la UC, a inicios de semestre sufrieron las consecuencias en sus notas.

"Mi base era muy mala. En Introducción al Cálculo se notó muchísimo. Por ejemplo, había cosas súperbásicas que nos pasaban al principio y yo no tenía idea de lo que  era. En cambio, a la mayoría del curso se lo habían enseñado en su colegio", cuenta Ignacio. Las buenas notas no lo acompañaron al comienzo:  en su primer control en Cálculo se sacó un 2,0.  Pero en el segundo, obtuvo un 7,0. Y acaba de enterarse que subió en un punto su promedio general a 5,6, resultado extraordinario para Ingeniería.

 

Para postular a "Talento" no basta con ser parte del 5% de las Becas de Excelencia Académica (BEA) de sus liceos o colegios, es decir, ser parte de los mejores estudiantes de sus cursos. También deben sacar buen puntaje en la PSU; pasar un test de habilidades y redactar un retrato de una persona que sea significativa en su vida. Bárbara escribió de su abuela, dueña del  restorán Lucerna, en San Carlos, Séptima Región, quien se hizo cargo de ella y su hermano menor mientras su mamá trabaja como secretaria en Santiago. Ignacio lo hizo de su papá, empleado de una empresa de fumigaciones en Melipilla, y quien ha quedado dos veces cesante. La última vez la familia tuvo que vender incluso los muebles de la casa para sobrevivir a la crisis: "Mi papá es como mi héroe, un modelo a seguir. Siempre se tropieza y tiene ganas de salir adelante".

 

"¿Qué tan distintos serán?"

Cuando en marzo del 2010 Carolina Flores (21) llegó por primera vez al Campus Juan Gómez Millas de la U. de Chile, tenía más preguntas que respuestas. Ella, con promedio 6,2 y 645 puntos en la PSU, no había alcanzado los 688 que exigía Psicología. Pero un programa pionero de la Facultad de Ciencias Sociales, el Sistema de Ingreso Prioritario, valoró otras cosas. Por ejemplo, estar entre el 5% de las mejores alumnas de su colegio -Rosa Ester Alessandri de Independencia-, en que un alto porcentaje de estudiantes tenía una situación de vulnerabilidad social. Ambas variables resultaron en su elección.

Sus dudas apuntaban a la diferencia que marcaba su ponderación. "Me preguntaba: ¿qué tan distintos serán los otros? ¿Por qué habrán sacado más puntaje que yo? ¿Qué los diferencia de mí?", recuerda. A los pocos días se llevó una sorpresa: "Descubrí que tienen dudas igual que yo, preguntan igual que yo. No eran distintos a mí".

Hoy, Carolina es una de las alumnas destacadas.  Algo que, tal como ocurre en Ingeniería UC, es la norma entre quienes ingresaron por estas vías alternativas: en 2010, el promedio de primer año de los estudiantes que entraron a Psicología en la U. de Chile mediante el Sistema de Ingreso Prioritario fue de 5,4. Una décima más que sus compañeros admitidos a través de la PSU (5,3).

Los resultados han sido auspiciosos. Si en 2011 había 56 estudiantes bajo esta fórmula, para 2012 la Universidad de Chile dispuso de 131 cupos en 10 carreras, entre ellas Derecho, Ingeniería Civil y Comercial, Veterinaria y Periodismo. Éstos se suman a los 312 estudiantes que ocuparán los "cupos supernumerarios". "Se caracterizan por su facilidad y gusto pOR el estudio, liderazgo y hábitos de lectura por interés propio", señala Rosa Devés, prorrectora de la U. de Chile y encargada del programa.

No es el único antecedente. Desde hace tres años, el economista Dante Contreras y los investigadores Sebastián Gallegos y Francisco Meneses analizan el comportamiento de alumnos con "cupos supernumerarios" que ingresaron bajo el puntaje de corte a cuatro universidades: la UC, la USACh, la UC de Valparaíso y la U. de Temuco.

Y las cifras apuntan en una misma dirección: los estudiantes seleccionados mediante esa vía están prácticamente a la par del promedio de su generación y  superan en desempeño al 10% inferior de sus compañeros escogidos a través de la PSU. En lenguaje simple: pese a que tienen peor puntaje en la prueba, su desempeño es mejor.

Aunque en el caso de la U. de Chile aún no hay datos oficiales, la tendencia también es  similar. Algo que, según Contreras, se explica por el perfil: alumnos del 5% más destacado de sus colegios, muchos de ellos primera generación en la universidad, y con una alta presencia de habilidades no cognitivas. "Tiene que ver con la motivación, el esfuerzo, la disciplina y el autocontrol", dice.

 

La PSU en el banquillo

La situación ha generado un debate sobre incluir mecanismos adicionales de selección a las universidades. El tema fue mencionado en su cuenta pública por el ex ministro de Educación Felipe Bulnes, y también interesa al nuevo titular, Harald Beyer: "Pienso que hay que enriquecer el número de instrumentos de selección: el ranking puede ser uno. También a uno le gustaría incorporar un ensayo y más pruebas específicas", plantea.

Pero aún hay camino que recorrer. La experiencia en Ingeniería UC demostró que la mayor diferencia entre los estudiantes de colegios particulares y municipalizados está fundamentalmente en matemáticas y física. No así en otro tipo de habilidades, donde el desempeño de los alumnos de "Talento" fue mucho mejor que quienes entraron sólo por puntaje en la PSU, por ejemplo en todo lo relacionado con habilidades blandas y comunicativas. Algo similar ocurrió en la Chile, donde los seleccionados por esta vía destacaron en las áreas humanistas y también tuvieron más problemas en las matemáticas.

Sin embargo, para los involucrados eso es apenas una barrera más que superar. Así dice el profesor de la UC Luis Cifuentes: "El déficit de conocimientos es real, por eso sacan menos puntaje en la PSU. Pero tienen el talento. Además, son más resilientes y esforzados. Y la motivación es fundamental. Porque acá hay algo diferente: los alumnos de admisión ordinaria eligen la facultad. Pero en este caso es al revés: la universidad los escogió a ellos".

 

La apuesta por los excluidos

Hasta junio de 2011, el horizonte de Osmar Poblete (18) era claro: egresar del Liceo Industrial Pedro Aguirre Cerda de Rancagua como electricista y hacer la práctica en Codelco. Para él, la universidad ni siquiera era un sueño. Hijo de una temporera y un chofer, se enteró del Propedéutico, un mecanismo patrocinado por la Unesco que permite que los mejores alumnos de colegios vulnerables ingresen a las universidades sin considerar el puntaje PSU. Fue el momento que cambió su destino.

Osmar -quien ponderó 540 puntos PSU- estuvo 17 sábados asistiendo a la USACh, y fue uno de los 50 seleccionados. Desde marzo, estudiará Bachillerato. "Hablando con mis papás, vi  que era una oportunidad única", dice.

Máximo González, director del Propedéutico de la USACh, señala que el parámetro es que los alumnos estén en el 10% superior de su colegio en el ranking de enseñanza media. Y pese a que los puntajes PSU son bajos -la primera generación ingresó en 2007 con 438 puntos promedio-, han logrado éxitos académicos, como igualar la aprobación de ramos de sus compañeros. "Al cabo de dos años son indistinguibles, y después del tercero comienzan a destacar sobre el resto", dice.

La USACh fue pionera. Otras seis universidades tienen el sistema, entre ellas la U. Alberto Hurtado. La primera generación de 10 alumnos en 2010 tuvo un promedio de 4,7 en los ramos de su semestre inicial, pese a que algunos tenían puntajes ponderados menores a 350 puntos. Sus compañeros que ingresaron vía PSU tuvieron un 4,5.

El programa es apoyado por especialistas de la Fundación Equitas. Jaumet Bachs, uno de los encargados, resalta que los efectos no sólo son beneficiosos para los alumnos, sino que generan un "efecto rebote" en sus colegios y comunidades: un estudio de 2010 demostró que los establecimientos con Propedéutico habían tenido alzas de entre 10% y 20% en sus puntajes PSU sólo por el hecho de que existía la expectativa de entrar a la universidad.

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