Por Álvaro Farías Diciembre 29, 2011

 

Hace casi dos años,  en Chicago, después de su debut como DJ en Lollapalooza, Perry Farrell se sentó en la escalera de una casa rodante que servía de camarín. "Cuando pongo música house, me siento como el maestro de la energía… La moldeo y moldeo  para luego lanzarla sobre las personas", me dijo en ese momento en medio de una breve conversación. En su momento pensé que sus reflexiones eran producto de la excitación del debut o la sobredosis de RedBull, pero unos meses más tarde, cuando volvimos a hablar durante su visita para evaluar los potenciales lugares para montar Lollapalooza en Santiago, seguía entusiasmado. "Dentro de mi carrera, este festival es la cosa más importante que me ha pasado desde que me atreví a ser DJ. Por eso voy a traer a mis hijos, porque ellos en el futuro se deben hacer cargo de todo esto cuando yo no esté".

El líder de Jane's Addiction está muy lejos de ser el hippie que a menudo caricaturizan en artículos y algunos documentales sobre la generación de bandas de finales de los ochentas. Lo fue, pero ya no. En cambio, parece un hombre en busca de equilibrio, de un orden dentro de todo el desorden mental que provocan años viviendo todos los días las fiestas más duras de los 90.  "Creo que Lollapalooza representa el mejor lado de la vida, en medio del hacinamiento, de la guerra, de la injusticia", me comentó. "Siento que al construir esto con todo lo que ha costado, he puesto un granito de arena en la felicidad de mi pueblo, porque es un festival al que cualquier norteamericano puede acceder y al traerlo a Chile ayudo a que crezca mi forma de ver la alegría a través de la música en familia".  Ésa es la mentalidad Farrell 2011. Ya vendió discos, ya ganó dinero, ya perdió mucho, ahora quiere dejar algo, y a sus 52 años piensa que con Lollapalooza puede lograrlo. Y lo está logrando.

El nuevo disco de Jane's Addiction se llama The Great Escape Artist, y da la impresión que Perry Farrell comenzó a terminar su plan de escape en Santiago, al final de un camino que comenzó cuando Lollapalooza quebró a mediados de los 90 y que lo llevó a vivir casi en el anonimato cultural. "Me encanta ser capaz de escapar de mi pasado, a pesar de que fue genial", le comentó a la revista Spin. "Es sólo que amo el futuro".

Lollapalooza ya cumplió 20 años. Salió de Estados Unidos el año pasado, en Chile, y este año se extenderá también a Brasil. En agosto, en medio de su show en Lollapalooza, en Chicago, el líder de Foo Fighters -la banda que encabeza el cartel para 2012 en Chile- se detuvo unos minutos a reflexionar sobre el festival y la figura de Farrell.  "Él lo cambió todo", dijo Dave Grohl. "Era un hippie desordenado, pero cambió toda la estructura y al rock", le dijo a la multitud que lo escuchaba en el Grant Park.


 

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