Por Jorge Isla Diciembre 29, 2011

En un 2011 marcado por reconocimientos internacionales y su audaz irrupción en Estados Unidos, en Concha y Toro, la viña que controlan las familias Guilisasti y Larraín, aún celebran la elección de Amelia Chardonnay 2008 como el vino número uno en la International Wine Expo de Moscú, nada menos que por un jurado encabezado por Steven Spurrier, el mismo que organizó en 1976 la célebre "Cata de París", donde los vinos de California derrotaron a los top de Francia.

Con la perspectiva que le da ser gerente general de la empresa desde 1989, Eduardo Guilisasti no duda en calificarlo de "un triunfo histórico que ubica a nuestros vinos blancos, y de Chile, en un sitial de honor, fruto de la certera visión de Ignacio Recabarren que situó a Amelia como el primer chardonnay ultra premium del país".

Es que este galardón obtenido a fines de octubre -el mismo mes en que se cumplió el primer año de su alianza con el Manchester United para catapultar en el mercado internacional su emblemático Casillero del Diablo- coronó una "cosecha" de premios para Concha y Toro. Entre ellos, su ubicación entre las tres Viñas del Año por la revista estadounidense Wine & Spirits, o su segundo lugar como la marca más poderosa de la industria en el ranking de la consultora británica Intangible Business.

Elogios que se extendieron a la propia gestión ejecutiva. Guilisasti avanzó desde el puesto 12 al 9 en la lista de los más poderosos del negocio vitivinícola de Decanter, el principal medio especializado inglés, mientras su par alemana Meininger's lo elevó a "Empresario del Año". "No es un logro personal, sino el resultado de un extraordinario equipo humano. Algo así no se construye de la noche a la mañana, han sido esfuerzos inimaginables puestos en impulsar nuestros vinos con pasión y mucha energía", enfatiza.

En línea con su estricto bajo perfil, Guilisasti prefiere sintetizar lo mejor de 2011 así: "Nuestra consolidación como la primera marca global de Chile y el reconocimiento como productor de vino de clase mundial". Porque junto a los galardones, el gran hito de Concha y Toro en este ejercicio fue su histórico plan de inversiones por US$ 300 millones, que destinados en su mayoría a la compra de la viña estadounidense Fetzer en marzo, se transformó en la mayor arremetida de una empresa chilena en EE.UU. hasta ahora.

-¿Qué metas han logrado en estos ocho meses al mando de Fetzer?

-Esta empresa -con dos marcas bien establecidas y una reconocida filosofía productiva sustentable- nos ha permitido ampliar nuestra operación productiva a California, paso estratégico que mejora nuestra posición en EE.UU., el principal mercado y con fuerte potencial de crecimiento.

-Luego de esta agresiva inversión, ¿cómo se proyectan en 2012: conservadores o agresivos?

-La compañía siempre ha sido muy prudente y clara. No tenemos una política de grandes adquisiciones y si hicimos esta inversión fue por sus atractivas ventajas en una oportunidad muy única. Ahora, lo que nos corresponde es insertar plenamente ese proyecto californiano dentro del holding, tanto para el desarrollo del mercado local en EE.UU., como para integrar su portfolio de productos en nuestra red de distribución mundial. Eso va a demandar mucho tiempo.

- ¿No aprovecharán a fondo las oportunidades que se presenten en este escenario de incertidumbre económica?

- En lo inmediato, no buscamos nuevos frentes o inversiones, sino consolidar la que hicimos. Aparte, seguiremos nuestro plan habitual de inversiones en tierras y bodegas, en un modelo de negocios que integra desde producción hasta distribución y que nuestro mayor desafío es potenciar.

-La viña ya es la segunda del mundo en plantaciones propias. ¿Aspiran a tener la mayor superficie?

-No estamos en competencia para llegar a ser el N. 1 por sí mismo, sino buscando siempre tener el control de la calidad de las uvas que cosechamos. Ahora, permanentemente evaluamos adquisiciones de tierras de calidad en los principales valles vitivinícolas de Chile y continuaremos en esa dirección.

-Los vinos premium ya representan el 38% de su negocio, ¿seguirán ampliando su participación?

-Hay un énfasis importante en desarrollar aún más la categoría de vinos premium, focalizando todas nuestras inversiones hacia ese segmento.

-Ustedes son grandes exportadores, ¿cómo enfrentan el difícil escenario económico internacional?

-Siempre hemos tenido una visión de largo plazo y la industria vitivinícola de por sí es cíclica. Afortunadamente, hoy tenemos una exposición global única en la industria vitivinícola mundial, en 135 mercados, y eso nos permite amortiguar países o continentes que pueden estar en una situación más delicada.

-¿Es viable esta estrategia si se considera la gravedad de esta crisis?

-Sería muy poco probable que todo el escenario mundial cayera. Por otro lado, ante las fluctuaciones económicas, el consumidor se puede trasladar dentro de nuestro amplio portfolio, desde Don Melchor hasta productos como Frontera. Cuando alguna categoría se ve resentida, hay otra más favorecida. Nunca hemos enfrentado una situación en la que todo se ve mal, gracias a Dios.

-¿No temen una caída de la demanda europea?

-La compañía está preparada para enfrentar situaciones de esta especie. Obviamente, si un mercado importante se resiente tendrá efectos, pero Concha y Toro siempre ha salido fortalecido de las crisis, que han sido una oportunidad.


 

 

 

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