Por Josefina Ríos Septiembre 8, 2011

El viernes pasado, a las 5:30 de la tarde, el director ejecutivo de TVN,  Mauro Valdés, recibió un llamado que lo dejó en shock. Al otro lado del teléfono, el presidente del directorio de la estación estatal, Leonidas Montes, le comunicó que un avión de la FACh que transportaba a 21 personas hacia la isla Juan Fernández estaba desaparecido. En él viajaban cinco personas del equipo del programa Buenos Días a Todos. Media hora después, el ministro Andrés Chadwick le confirmó la noticia.

 Tras salir del impacto inicial, Valdés se dirigió con premura al Grupo 10 de la FACh, ubicado en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez. Fue de los primeros en llegar al lugar, que pronto se convirtió en el centro de planificación del operativo de rescate. In situ, Valdés se enteró de la logística y secuencia de los aviones que ese día saldrían con dirección a la isla. Con información de primera mano, el ejecutivo regresó al canal. Eran cerca de las 11 de la noche y ahí lo esperaban familiares de los desaparecidos.

"Lo primero que hice fue conversar con ellos. Les comuniqué la visión que tenía del tema. En ese minuto, y dada la descripción de lo que estaba pasando, les dije que según mi visión las esperanzas eran pocas. Pero les reafirmé que nosotros como institución estábamos totalmente jugados por encontrarlos vivos y que nos íbamos a asegurar, en la medida de lo posible, de que el gobierno y las Fuerzas Armadas se la jugaran también en ese sentido, cuestión de la que teníamos certeza por lo que habíamos visto que estaba sucediendo en el Grupo 10", recuerda Valdés.

A las 3:00 de la madrugada, el ejecutivo de TVN estaba nuevamente en el aeropuerto, pero tuvo que esperar hasta las siete de la mañana para abordar el Twin Otter de la Fuerza Aérea que lo trasladó -junto a otras cinco personas- hasta Juan Fernández.

- ¿En qué momento decidió viajar a la isla?

- En el mismo momento que supe de la tragedia. Durante mi estadía en el mundo de la minería presencié varias situaciones complejas. De hecho, en una oportunidad viví una pesadilla cuando murieron dos contratistas que estaban buceando en la bahía de Antofagasta mientras daban servicios a la empresa en la que trabajaba. Sé lo importante que es ir al lugar del suceso, ver qué se puede hacer, conectarse con lo que está pasando para eventualmente poder solucionarlo -como podría haber pasado en este caso si hubiésemos encontrado sobrevivientes- o para tomar las decisiones de acuerdo a la realidad más trágica, que fue lo que finalmente sucedió.

- ¿Cómo fue su estadía en Juan Fernández?

- Fuerte. Estos días han sido los más intensos y difíciles que he vivido en términos profesionales y emocionales.

Estos días han sido los más intensos y difíciles que he vivido en términos profesionales y emocionales.

- ¿Cuál era específicamente su rol en la isla?

- Estaba preocupado de la logística de la búsqueda. Conversaba permanentemente con el ministro Andrés Allamand y los generales de la FACh: todos fueron muy inclusivos conmigo y participé de casi todas las reuniones importantes del operativo. Entre todos contrastábamos la información que se iba produciendo, las diversas teorías y las experiencias de los pescadores. Se produjo una dinámica poco formal, pero así es en estos casos. Además, estaba preocupado de la logística para que los equipos del canal, que estaban trabajando allá en condiciones muy precarias de comunicación -sin caminos, sin teléfonos fijos ni celulares-, pudieran funcionar. El desafío era tremendo, casi no dormí.

- ¿Lo preparó de alguna manera esta experiencia para volver a tierra firme?

- Fue difícil el regreso. Volví el domingo en la noche a Santiago, directo a un directorio extraordinario de TVN convocado a propósito de lo que estábamos viviendo internamente. La conversación se volcó de inmediato a la dinámica del canal y la pantalla, una cuestión diametralmente opuesta a lo que había vivido en la isla pocas horas antes. Eran mundos completamente distintos, y yo estaba sentado en ese directorio tratando con mucho esfuerzo de concentrarme, era imprescindible que mi cabeza girara en 180 grados.

En la mente de Mauro Valdés aún resuena una conversación que tuvo con el general de la FACh Javier del Río, el domingo pasado. Sentados en la pista de aterrizaje de Juan Fernández y mientras caían desde un avión Hercules que sobrevolaba la isla paracaídas con comida, agua y equipos, el uniformado comenzó a comparar el mundo militar con el de la televisión. Comentó que en un extremo estaban las Fuerzas Armadas: un grupo humano duro, que vive en zonas difíciles, insertos cien por ciento en la realidad y donde prima por sobre todo una estricta verticalidad en el mando. La televisión, en cambio, comentaba el general, es un mundo de pura fantasía, donde predominan la imagen y la emoción y, donde la verticalidad del mando es, por decir lo menos, relativa.

Si Camiroaga hubiera trabajado en otro canal tal vez hubiera pasado lo mismo, pero las posibilidades de que estuviera en otra estación las descarto totalmente.

Hoy esa reflexión cobra más sentido para la cabeza de TVN. "Si el jueves pasado me hubieran preguntado quién manda en el canal: Valdés o Camiroaga. Yo sin duda hubiera contestado que Valdés. Ahora, y en vista de lo que ha pasado, esa afirmación corre hasta por ahí no más. Como yo hay varios ejecutivos, pero gente con el talento televisivo de Felipe es muy difícil de encontrar".

La tregua

- Usted es uno de los rostros más visibles de una tragedia que de cierta manera ha paralizado al país. ¿Cómo hace propio este dolor generalizado?

- Cualquiera que haya trabajado en la televisión sabe sobre la importancia de los equipos y la relevancia que tiene jugar de memoria. En ese sentido, cualquiera que haya trabajado en la tele sabe perfectamente que cuando pasa una desventura de estas extensiones  en el buque insigne de un canal, como es el Buenos Días a Todos, es una tragedia inconmensurable. Por otro lado, cuando sucede algo como esto en un canal como TVN,  esta cuestión tiene dimensiones tremendas que exceden por mucho a la desdicha interna. Desde hace mucho tiempo, yo venía dándole vueltas al tema de qué significa ser un canal público, porque sentía que además de ser un concepto central en la arquitectura de la institución, también era un concepto muy potente para enfrentar varios desafíos que hemos tenido durante este año. Sinceramente cuesta dar con esa respuesta, pero resulta que en una tragedia como ésta, de alguna manera, se encarnó vívidamente este espíritu.

- Se ha hablado mucho de la televisión pública tras el accidente, pero ¿realmente cree que si Felipe Camiroaga hubiese trabajado en una estación privada el impacto público hubiese sido distinto?

- Puede ser que si Camiroaga hubiese trabajado en el canal de al lado hubiese pasado lo mismo, no lo descarto. Pero las posibilidades de que Felipe se hubiera desempeñado en otro canal las elimino casi totalmente. Al poco tiempo de que llegué a TVN, Felipe recibió una oferta millonaria de Univisión. Fui a hablar con él un día domingo a su casa en Chicureo y conversamos un buen rato sobre este tipo de conceptos. Me dijo a mí, y luego al público en general, que se quedaba en TVN  precisamente por su misión de canal público. Camiroaga no tenía la necesidad de trabajar para hacer más rico al dueño de un canal, y aquí trabajaba con una motivación distinta: él encarnaba valores muy propios de TVN y por eso no se fue nunca.

Mi tesis es que esta tragedia es inmensa para el país, entre otras cosas porque le ocurre a un equipo que estaba haciendo el bien y trabajando por Chile. Estaban concretando un compromiso que iba más allá de sus horas de trabajo normales, yendo no a San Fernando, sino que a Juan Fernández, uno de los lugares más aislados de Chile y el más precario en términos de comunicación con el continente. Entonces, teníamos al  grupo Desafío Levantemos Chile, a la Fuerza Aérea, el CNCA y TVN unidos ayudando: eso simboliza un espíritu nacional gigantesco y es difícil que se hubiese dado en otro lado.

Su duelo

-¿Tras esta tragedia, va a impulsar cambios en los ejes y miradas de TVN, tanto desde el punto de vista empresarial como en el tema de la programación?

- El miércoles en la mañana recorrí  la entrada del canal, fui a leer los innumerables mensajes que nos han dejado. Lo que sentí fue que de alguna manera el público nos estaba devolviendo la mano y que eran ellos los que ahora nos acompañaban. Durante el último tiempo el canal ha hecho una cobertura intensa sobre hechos que han conmocionado al país, como el terremoto, los mineros y las marchas estudiantiles. Y, en ese sentido, siento que ahora la gente nos quiere devolver la mano. Esto nos humaniza como canal: nos damos cuenta de que ahí hay una tremenda veta para explotar  y que tenemos un trabajo pendiente en ese aspecto.

- ¿Concretamente, de qué forma?

- Históricamente los rostros ejecutivos del canal nos hemos ido "encastillando" y hemos dejado de lado la relación con el público, con el peatón de la calle. Por eso, y en vista de lo que hemos experimentado, estamos trabajando en un análisis de qué significa esta conexión con la audiencia en relación con nuestra marca. En este análisis estamos recogiendo los más de 170 mil mensajes que nos han dejado en la página web, los 29 libros de condolencias y los mensajes en la puerta del canal. Queremos saber qué nos está diciendo la gente y queremos traducir este mensaje en la programación de nuestro canal.

- ¿Se refiere a un nuevo lenguaje en pantalla o decididamente a una nueva parrilla programática?

-Ambas cosas. Es importante que nuestros programas tengan un lenguaje que hable directamente a las necesidades de nuestro público, pero también es vital construir una parrilla que sintonice con este sentimiento.

- ¿El canal no va a ser el mismo desde ahora?

- Creo que el canal no va a cambiar sustancialmente, pero TVN sí se vuelve a conectar y a ver claramente que es distinto a las demás estaciones y que la masividad -absolutamente indispensable para vivir en este modelo de negocio que es autofinanciado dentro del esquema publicitario- tiene que estar cruzada con una mirada de país, a la cual el público y nosotros mismos le exigimos un estándar superior.  Nosotros no podemos hacernos ricos sólo con balazos, sangre y farándula. Nosotros estamos obligados a manejarnos en un estándar superior de contribución a este país.

- Ahora, en la pantalla de TVN se exhiben varios programas con criterios bastante comerciales y con estándares similares a los de los otros canales.

- Claro, pero la diferencia está en los matices.

Cuando estás enfrentado a un cuestionamiento más total te cambian las prioridades, y que eso se refleje en la pantalla también es una contribución al país.

- Fruto prohibido, por ejemplo, no es un programa precisamente cultural…

- Ni Fruto prohibido ni los realities. Estamos en el negocio de la televisión comercial y por lo tanto hay programas con mayor o con menor misión en nuestra parrilla.

- Por lo mismo, hay muchos que plantean que sería bueno sincerar esta situación y privatizar de una vez TVN.

- Y hay otros que dicen que el canal debiera ser totalmente financiado por el Estado. Tienes las dos visiones.

- ¿A qué visión adhiere usted?

- Me sientor cómodo en el estatus actual, porque nos obliga a vivir en el mundo real, donde los cochinos pesos cuesta ganárselos. Pero, a su vez, utilizando mayores estándares de exigencia. Eso aquí la gente lo entiende y por lo tanto está "programada" de esa manera. Pienso que el canal ha sido exitoso en eso.

- Esta tragedia pilló a TVN justo en un momento complicado, no sólo desde el punto de vista del menor  rating, sino que también en un minuto donde la orientación del canal estaba siendo criticada fuertemente por algunos actores sociales relevantes.  ¿Cree que esta tragedia plantea una oportunidad de tregua?

- Mi respuesta es derechamente sí.  Porque así como yo veo un ambiente distinto, la gente en general y el mundo político en particular también lo observan. El mundo político ha visto el cariño que la gente tiene por Televisión Nacional de Chile, entonces más allá de la contingencia y de los dimes y diretes, de que mostraste tal cuestión o que no me gustó tal otra, y las tensiones de lado y lado, en definitiva lo que estamos presenciando todos es este tremendo fenómeno de cariño y de conexión de las audiencias con una marca que se ha construido a sí misma con un ADN de televisión pública.

- ¿Siente que este apoyo ciudadano es un reflejo de que están haciendo las cosas bien?

- Creo que la misión pública del canal no se habría dado en otro lado y que eso es constitutivo de TVN. Ahora, con esto no estoy diciendo que esté todo bien y que no existan horizontes de mejora. Tampoco estoy diciendo que nos vamos a dormir en los laureles o que nos vamos a esconder detrás de esta tragedia para los efectos de quedarnos tranquilos. Lo que tenemos que hacer a partir de esta tragedia es definir cuáles son las cosas claves que emergen de esta situación para poder fortalecernos y seguir profundizando en nuestra identidad.

Si el jueves pasado me hubieran preguntado quién manda en TVN: Valdés o Camiroaga. Yo sin duda hubiera contestado que Valdés. Ahora, y en vista de lo que ha pasado, esa afirmación corre hasta por ahí no más.

- Pero hay aspectos que se escapan de sus manos: descontando los primeros días, donde se observó mucha solidaridad entre los canales, hoy ya vemos cómo se están mostrando imágenes de las bolsas con los restos humanos y a noteros de farándula intentando entrevistar a los familiares de los muertos.

- Supongo que esto también es una oportunidad para que las audiencias planteen estándares distintos en torno a toda esta situación. Es decir, si nosotros no estamos disponibles para mostrar las bolsas, y aun así las audiencias nos prefieren, sin duda eso nos dice algo: que la clave no son las bolsas, sino que entender el fenómeno de la forma más profunda y respetuosa. Y eso es posible.

- ¿Teme que el mundo político intente sacar ventajas de esta situación? Se lo pregunto porque, por ejemplo la tensión producto de las demandas estudiantiles ha quedado relegada a un segundo plano.

- Creo que las condolencias que hemos recibido del mundo político son sinceras. A ver, esta tragedia pareciera estar casi "guionada": se juntó a Felipe Cubillos con Felipe Camiroaga, con la FACh y el CNCA, todos yendo a Juan Fernández a ayudar. El propio Camiroaga viajaba periódicamente para allá desde los 14 años, hablaba de "su" isla y conocía al 80% de su población por el nombre. Entonces, claro, esta tragedia sacudió a TVN y a las instituciones afectadas, pero principalmente a Chile y por lo tanto cambió el eje de la discusión. De alguna manera, ahora la gente dentro de su duelo acepta menos la tensión, la pelea, la jugada chica y la movida corta, porque están varados en dilemas más existenciales. Cuando estás enfrentado a un cuestionamiento más total te cambian las prioridades, y que eso se refleje en la pantalla también es una contribución al país.

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