Por Francisco Aravena Junio 23, 2011

El sábado 18 de junio, pasadas las 9 de la mañana, Gina Cabrera miraba por la ventana de su departamento de la Población Elemental de Playa Ancha, en Valparaíso, cuando en medio de un temporal infernal, observó impactada lo que ocurría en el block de enfrente: "¡Kevin! -gritó a su hijo- ¡Se lesestá volando el techo a los vecinos!".

Al frente, en el block D del complejo Los Lirios, ubicado en los altos de un acantilado en el sector del faro de Punta Ángeles, el obrero de la construcción Reinaldo Soto  hacía lo que podía por salvar sus muebles, su televisor y su cama. Pero no rescató nada: la lluvia y el viento -que ese día llegó a los 120 km/h- arrasaron con años de ahorro. El temporal también acabó con las refacciones que él mismo había hecho a su departamento, invirtiendo más de $ 1 millón: le había puesto cerámica y pintado las paredes con esmero. Pero la cascada de agua que entró por sus ventanas -y por la de todas las familias de la Población Elemental- transformó sus arreglos en un recuerdo. "Ya no sé qué más contestarles a los canales de televisión cuando nos vienen a entrevistar. Me preguntan ¿y usted qué perdió? Todo,  respondo. ¿Pero qué es todo?, insisten. ¡Todo es todo!, ¿qué más quieren que explique?", dice resignado.

Muchos de sus vecinos del block A también "lo perdieron todo". Y al frente, donde vive Gina junto a Kevin y su marido Roberto Vidal, encargado de las encomiendas en Pullman Bus, también se vieron afectados. Ese mismo sábado, aproximadamente media hora después, el techo de su dúplex voló igual que el de Reinaldo.

El saldo del temporal de la semana pasada en esta población fue de 28 casas inhabitables. Las 150 casas del conjunto resultaron anegadas. Ni los muros de internit, ni las ventanas de aluminio sirvieron para detener el agua. Dos de los nueve edificios perdieron sus techos.

Ésta, que podría ser una más de las frecuentes historias de viviendas sociales defectuosas, llama la atención porque lleva la firma de la empresa más innovadora, reconocida y galardonada en el campo de las viviendas sociales en Chile: Elemental, cuyas soluciones habitacionales han sido destacadas como ejemplo en el mundo. Este invierno, en Valparaíso, la firma liderada por el arquitecto Alejandro Aravena enfrenta su momento más difícil.

La importancia del dónde

Elemental comenzó como un ejercicio llevado a la práctica a partir de una idea del hoy subsecretario de Vivienda, Andrés Iacobelli, con la colaboración del arquitecto Alejandro Aravena. Ambos coincidieron en 2001 en Harvard, cuando el primero estudiaba su máster en Políticas Públicas y el segundo dictaba una cátedra en esa universidad, y comenzaron a trabajar con el objetivo de diseñar viviendas sociales de calidad por bajo costo.

La gran innovación de Elemental fue justamente redefinir la calidad en una vivienda de este tipo. Observando que uno de los principales problemas que las políticas públicas habitacionales causaban a sus destinatarios era la segregación (con los consecuentes problemas de desarraigo, estigmatización, aumento del costo y calidad de vida y potencial riesgo de la fuente de trabajo), definieron que el valor central debía estar en la localización: una vivienda es mejorable en el tiempo -y de hecho la capacidad de incrementar su valor con los aportes de sus propios habitantes es uno de los sellos de Elemental-, pero su localización es definitiva. La idea, entonces, era construir en sitios integrados a la ciudad, que permitieran a los beneficiarios acceder a los servicios y desarrollarse en un contexto de mayor equidad.

La primera manifestación concreta de esta idea fueron las 93 casas de Quinta Monroy, en Iquique, construidas en 2003. Les seguirían más proyectos y la transformación, en 2006, de Elemental en una sociedad anónima, con el ingreso del grupo Copec a la propiedad -con un 40%- en sociedad con la Universidad Católica y un grupo de profesionales, entre los que se contaban Aravena y Iacobelli, quien se desvinculó de Elemental antes de asumir como subsecretario, en marzo del 2010, y esta semana se inhabilitó formalmente de conocer cualquier aspecto de la investigación del Serviu en el caso de Valparaíso.

En total, la empresa ha construido más de 800 viviendas en todo el país, y trabaja en proyectos para otras tantas. Además, han llevado su experiencia al extranjero: a 70 casas construidas en Monterrey, México, se sumarán 120 en Sao Paulo, Brasil.

La prioridad por la localización es  la lógica que también está en el origen de la Población Elemental en Valparaíso, dicen en la firma. El terreno en Playa Ancha era ideal en este sentido: está a 15 minutos del centro de la ciudad. Lo que se requería era un diseño de vivendas que permitiera reunir la suficiente cantidad de familias como para ser socialmente rentable, con un tamaño -65 metros cuadrados- bastante mayor al promedio, con la posibilidad de que sus habitantes pudieran realizar mejoras con el tiempo. El Serviu tenía el terreno y los contactos con los comités de vivienda que reunían a los pobladores interesados en acceder a casas sin verse desplazados. Elemental trabajaría en un plan. Poco después se incorporó Un Techo para Chile como Entidad de Gestión Inmobiliaria (EGIS).  Tras un proceso largo, que incluyó la participación de los vecinos en la elección de las viviendas que se construirían, la edificación se inició en 2008, a cargo de la empresa Valle Mar.

La prioridad por la localización es la lógica que está en el origen de la población Elemental en Valparaíso. El terreno en Playa Ancha era ideal en este sentido: está a 15 minutos del centro de la ciudad.

"Uno no hace los proyectos buscando zonas difíciles", comenta Alejandro Aravena. "Hay que recordar que a estas alturas se estaban haciendo las viviendas en Quilpué o Limache, a dos horas de donde las personas tenían sus trabajos, y lo primero que buscábamos nosotros era mantener esa buena localización, que le permite a la gente conservar el trabajo, tener a sus hijos en el mismo colegio, estar cerca de los buenos consultorios, etcétera".

Otra preocupación era la topografía del lugar: "Los proyectos en Valparaíso tienden a tener problemas de erosión y deslizamiento de laderas. No ocurrió acá, ni con este temporal ni con el terremoto, porque se entendió bien que un problema estructural no es arreglable", destaca.

Con vista al mar

En Valparaíso esto es de perogrullo: todos saben que si hay un cerro donde el viento sopla fuerte, es Playa Ancha. Así como tiene una gran vista al mar, también sufre de las más fuertes ventoleras.

Es exactamente allí donde en 2004  se proyectaron las 150 viviendas sociales de la Población Elemental. La mayoría de sus vecinos, antes de llegar a vivir allí en septiembre de 2009, ahorraron cerca de siete años en sus comités de vivienda para tener su casa propia. Los duplex, a través de distintos subsidios, costaron alrededor de 600 UF. De ellas, los pobladores pusieron 20.

Gran parte de los propietarios provienen de tomas y campamentos de Playa Ancha. Otros, de poblaciones del sector, donde eran allegados. Tan grande fue el cambio de vida, que Cristina Abarca, pese a los daños que sufrió su dúplex el invierno pasado (cuando parte de su block, el D, perdió su techo), aún se emociona al recordar el día que abrió la puerta y entendió qué significaban 65 metros cuadrados. Venía de vivir en una mediagua junto a su numerosa familia. "Yo no entendía nada de números. Por eso me impresioné cuando vi la casa".

Una historia similar es la de Maritza Espinoza, presidenta de la junta de vecinos de la Población Elemental. Venía de la toma Vista al Mar. "Para mí y mis hijos vivir acá significó un cambio radical de vida, pero ahora me siento totalmente frustrada".

Volver a casa

"Entiendo la rabia y frustración de las familias", insiste Aravena. "Vienen saliendo de una situación muy vulnerable y un hecho como éste los retrotrae a una historia reciente dolorosa", reconoce. Sin embargo, pide cautela ante la lluvia de acusaciones que, sobre todo en la informalidad y la urgencia de las visitas a terreno, comienzan a caer. "Se ha hablado de error de diseño. Creo que hay que ser bien cuidadoso con ese tipo de conclusiones", dice. "No sólo porque puede ser injusto, sino sobre todo porque puede equivocar la respuesta. El objetivo primordial es que no vuelva a ocurrir lo mismo".

En Valle Mar argumentan que las obras fueron ejecutadas según las especificaciones correspondientes, y recepcionadas después de la inspección de la EGIS y las autoridades de la época. "No era una obra fácil y pocas empresas querían participar, porque es un lugar con mucha pendiente", dice Juan Ugarte, ingeniero de proyectos de la constructora.  "Nuestra autocrítica es que debimos haber insistido en que no estábamos de acuerdo en muchas de las especificaciones".

La directora regional del Serviu, María Francisca Cruz, anunció que ya se encargó un informe técnico a un grupo de peritos para determinar eventuales responsabilidades. Tanto en el Serviu, como en la constructora Valle Mar, Un Techo para Chile y Elemental aseguran que están comprometidos en la búsqueda de la solución. Por lo pronto, ésta debería ir por dos frentes: el más urgente tiene que ver con la reparación de los techos que el viento se llevó. El año pasado la constructora reparó las techumbres que en ese momento se volaron, fijando los tornillos cada 40 centímetros, y no cada 120 como estaban puestos en toda la Población Elemental. Esos techos resistieron el temporal de la semana pasada.

 El otro aspecto clave de la solución es el revestimiento de las paredes exteriores y las ventanas, claramente ineficaces a la hora de aislar la humedad. Para esto se contempla poner a disposición de los pobladores nuevos subsidios.

En Elemental, en Un Techo para Chile y también en el Minvu manifiestan una preocupación tras el caso de Valparaíso: que este traspié ponga una sombra entre quienes apuestan por proyectos más innovadores -y por lo tanto más riesgosos- en la búsqueda de mejores viviendas sociales. Roberto Vidal lo resume mejor, y su opinión es común entre sus vecinos. "Acá todos se tiran la pelota: Elemental, la constructora y el Serviu. Yo lo único que quiero es tener mi casa arreglada en forma definitiva, porque es bonita, grande y me gusta", dice.

"No me quiero ir de aquí".

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