Por Ana María Sanhueza Mayo 26, 2011

1. Narcos y anarcos

La frase del juez Luis Avilés, sentado en su estrado mientras revisaba las primeras pruebas presentadas por la Fiscalía Sur en el caso bombas, fue demoledora: "Así de contundente es el derecho cuando se habla en serio, y no con estos argumentos de cuarta categoría, de sociología barata".

Hasta el caso bombas, la Fiscalía Sur no había experimentado cuestionamientos tan fuertes. Tampoco sabía de derrotas: aún no comienza el juicio oral y ya se ha desechado parte importante de las pruebas en contra de los 14 anarquistas a los que se les atribuyen 29 bombas.

Internamente, el caso se ha convertido en mucho más que un dolor de cabeza. Es una jaqueca, y de las pesadas.

La Sur es una fiscalía que no sólo se jacta de ser una de las más "duras" del país. También está acostumbrada al éxito: ha desbaratado a emblemáticas bandas de narcos.

Pero el caso bombas -o "cacho bomba", como sarcásticamente le llaman algunos dentro del edificio de Gran Avenida 3814- es distinto: no sólo abrió cuestionamientos al estilo que impuso Alejandro Peña, quien aplicó a los anarquistas la misma tesis que usaba con los narcos al considerar que actuaban como una asociación ilícita. Además, pone el foco en el fiscal nacional Sabas Chahuán: en 2010 quitó la investigación a  Xavier Armendáriz, de la Fiscalía Oriente, y nombró a Peña en la víspera de las críticas  lanzadas por el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter,  por la lentitud en el caso. Por ello, será el sucesor de Peña el encargado de reenfocar una causa que tiene en la mira un estilo que parecía infranqueable. Hasta hoy.

Así, un año después, la Operación Salamandra, el nombre con que la Fiscalía Sur bautizó la detención de los anarquistas en honor a un párrafo de La Salamandra, el best seller policial del escritor Morris West, hoy parece una ironía: "(...) En toda investigación llega un momento en que no hay nada que hacer, excepto esperar y dejar que la química actúe por sí misma. Si uno trata de apresurar el proceso para satisfacerse a sí mismo o a un superior, comete errores. Acepta falsas premisas, crea una lógica ficticia. Uno apresura a sus agentes para que hagan observaciones miopes y le den a uno medias respuestas que lo mantengan feliz, y tiende uno la mano hacia soluciones fáciles y la cierra sobre un puñado de humo".

2. Los delitos más violentos

En la Fiscalía Sur, los delitos de mayor ocurrencia son de alta complejidad: al año hay 7.500  robos con intimidación; 5.000 robos en lugar habitado; 1.500 causas por narcotráfico;  2.400 robos con violencia y 200 homicidios. Y es una de las cinco fiscalías a las que ingresan más casos al año: 110.675.

También, entre las 12 comunas de su jurisdicción -San Miguel, La Pintana, El Bosque, San Ramón, La Granja, La Cisterna, San Joaquín, Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo, Puente Alto, San José de Maipo y Pirque-, se encuentran poblaciones como La Legua, La Victoria, José María Caro, San Gregorio, Santo Tomás y La Bandera, muchas de las cuales han sido infiltradas por narcos, como es el caso de La Legua Emergencia.

El perfilarse como la fiscalía que combate el crimen organizado fue algo que ocurrió luego que detectaran que la mayoría de los delitos de su área estaban relacionados con el narcotráfico. "Incluso los delitos violentos y los sexuales", explican en la fiscalía.

En ese contexto, Peña se concentró en la fiscalía mejor posicionada de su zona, la de Antinarcóticos y crimen organizado, a cargo de Héctor Barros. Junto a su equipo, Barros ha liderado juicios emblemáticos: logró la primera condena por asociación ilícita por tráfico en la reforma contra Los Cara de Pelota, usando como prueba los bienes incautados y no la droga. Se suma, entre otras, la sentencia a Los Carejarro y a Los Gaete, el domingo pasado.

3. Especialización

Un sello de Peña fue tener fiscalías especializadas en delitos y no territoriales. La idea la trajo tras conocer en 2004 la Fiscalía de Hamburgo. Así, hasta hoy la Fiscalía Sur funciona dividida en Antinarcóticos y crimen organizado, Robos, Delitos violentos, Violencia Intrafamiliar y delitos sexuales, Causas menos complejas y Puente Alto.

"El sistema ha permitido a los fiscales tener más experiencia, mayor relación con los jueces y contacto directo con las policías especializadas. Es la diferencia entre ir un médico general y a un especialista", dicen allá.

Aunque el modelo ha traído buenos dividendos, los tres candidatos a suceder a Peña -Patricio Pérez, Raúl Guzmán y Pablo Sabaj- han planteado una estructura mixta, que sea territorial (fiscales por comuna) y con especialidad pero sólo en los delitos complejos.

Otro sello del estilo persecutor de la Fiscalía Sur, y resistido por los más "garantistas" por estimar que estigmatiza, es el Registro de Verificación de Identidad: se toman fotos a los rostros, tatuajes y cicatrices de los detenidos por delitos de alta connotación pública.

Pese a eso, por sus resultados, Antinarcóticos y crimen organizado quedaría tal cual.

4. Récord de presos

La Fiscalía Sur lidera el ranking nacional de prisión preventiva (mantiene unas 3 mil personas en las cárceles) debido a su estilo: es común que pidan la medida a los tribunales y que éstos accedan.

Entre enero y diciembre de 2010, la Fiscalía Sur sumaba 3.140 prisiones preventivas y 6.573 medidas cautelares que restringen la libertad, como arraigos, arrestos domiciliarios, firmas mensuales, etc. La siguen la Fiscalía Centro Norte (con 2.188 prisiones preventivas) y la V y VIII regiones, con 2.077 y 2.005 casos.

Otro de sus sellos es que tiene mayor cantidad de juicios orales: 1.035 anuales. Casi duplica a sus pares de las fiscalías Oriente (542), Occidente (586) y Centro Norte (763).  Sólo la superan las regiones V (1.372), VIII (1.178) y IV (1.056).

La gran cantidad de juicios orales (logró 919 condenas y 116 absoluciones) es otra huella de Peña: solía decir a sus fiscales que buscar salidas alternativas -y que evitan la cárcel- significaba "negociar".

5. ¿Tribunales alineados?

Los más críticos al estilo de la Fiscalía Sur atribuyen gran parte de sus logros a que los tribunales que ven sus causas son menos "garantistas" que en otras zonas, por lo que muchas veces sintonizan con sus tesis: el 10 º, 11º, 12º y 15 º Juzgados de Garantía, así como algunos de  los magistrados del Sexto Tribunal Oral.

También, sus causas llegan a la Corte de Apelaciones de  San Miguel, considerada una de las más "duras" del país.
En la audiencia del caso bombas, el juez Avilés -su jurisdicción es la Oriente-, ironizó: "Quizás en la zona sur los magistrados tienen otra forma de trabajar, no con los estándares que se exigen en la zona oriente. Ni en el caso de 'La Quintrala' se había dado una acusación como ésta".

6. Fiscales "Rottweiler"

Ese estilo persecutor la Fiscalía Sur lo estrenó apenas empezó la reforma, cuando sus fiscales de la Unidad de Robos y Juicios Inmediatos eran conocidos en el centro de justicia como "los rottweiler". Era un chiste cruel: lograban condenas en la primera audiencia a fin de que, en una segunda detención, el imputado tuviera antecedentes penales. "Se les decía rottweiler porque no soltaban nunca su presa", cuentan en tribunales.

También, marcaron pauta con los piedrazos a los parabrisas de los autos manejados por mujeres para robarles la cartera. Mientras otras fiscalías catalogaban el delito como robo en bien nacional de uso público, que implicaba penas de 541 días a cinco años de cárcel, la Fiscalía Sur lo tipificaba de robo con intimidación o robo con violencia. Fue el fiscal Marcelo Sambuceti quien con un peritaje -grabó el sonido del piedrazo con un micrófono dentro de un auto- demostró que  intimidaba a las víctimas: consiguió penas de cinco a 15 años de presidio.

Otro hecho que consideran un hito: terminaron con los "secuestros express" entre narcos tras condenar a 30 años de cárcel a Danilo Mancilla, el Indio Danilo, y a Bernardino Moraga, alias "el Señor B". Eran delitos en los que se pedían recompensas de no más de un millón de pesos. "Probamos que acá era mal negocio secuestrar", dicen en Gran Avenida.

7. Tatuajes y cicatrices

Les llaman los Hot spots o puntos candentes, una especie de radiografía en línea de la delincuencia de la zona sur: están identificados los delitos, formas de actuar, perfil de los imputados y las esquinas de robo y  tráfico de droga. Así detectaron dónde, quiénes y a qué hora se producían los piedrazos a los automóviles.

Ese trabajo lo realiza la Unidad de Apoyo Criminalístico, que dirige el ex policía de inteligencia Manuel Espinoza: en su currículo figura haber investigado al Frente Patriótico Manuel Rodríguez, el caso cartas bombas y reconstruido la vida de Gemita Bueno hasta desbaratar su versión en el caso Spiniak.

Otro sello del estilo persecutor de la Fiscalía Sur, y resistido por los más "garantistas" por estimar que estigmatiza, es el Registro de Verificación de Identidad: se toman fotos a los rostros, tatuajes y cicatrices de los detenidos por delitos de alta connotación pública. Así, han ido conformando un archivo de la zona.  Y pese a las críticas, en un plan piloto el modelo será replicado por dos fiscalías.

8. ¿Nuevo estilo?

En 2008, fue el propio Sabas Chahuán quien criticó el estilo de Peña. Dijo que los fiscales "no están para patear puertas y estar en el sitio de suceso. No son detectives ni Carabineros". Lo hizo después de que se viera al ex fiscal de chaleco antibalas durante la detención de Los Carejarro en La Victoria.

En 2010, Peña volvió a la carga e ingresó con un grupo de fiscales y policías a La Legua Emergencia en una comitiva que simuló el funeral de un narco para hacer un allanamiento.

Hoy, en cambio, los postulantes a reemplazarlo se han mostrado lo más lejos posible de esa imagen. Su propuesta: que el protagonismo sea institucional y no personal.

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