Por Josefina Ríos Marzo 25, 2011

El domingo pasado, en el programa Tolerancia Cero, James Hamilton, uno de los cuatro denunciantes por abuso sexual en contra de Fernando Karadima, realizó un crudo recuento de lo que ha significado para él la figura del ex párroco de la Iglesia El Bosque y del mundo que lo rodeaba. En esa catarsis pública, el médico cirujano disparó no sólo contra la jerarquía eclesiástica, sino que además apuntó sus dardos, sin contemplaciones, contra uno de los grupos económicos más importantes del país: los Matte. Ellos son primos en segundo grado de su madre, Consuelo Sánchez.

"Fue una persona muy conocida del grupo de los Matte a contarle a mi anterior jefe en la Clínica Santa María, Juan Pablo Allamand, que a mí me habían echado de la Clínica Alemana por un sumario de acoso sexual", dijo en ese programa. Incluso más: manifestó que esa persona que había ejercido presiones en su contra no era un ejecutivo del grupo, sino que un miembro de esa familia.

Debido a la estrecha relación que mantuvo Eliodoro Matte -cabeza de CMPC- y su mujer, Pilar Capdevila, con Karadima, todo indicaba que habrían sido ellos los aludidos por Hamilton. Sin embargo, en los pasillos de Chilevisión aseguran que el gastroenterólogo se refería a Patricia, la segunda del clan Matte Larraín. Su nombre no es una casualidad en esta historia: la presidenta de la Sociedad de Instrucción Primaria mantiene una larga y estrecha amistad con Juan Pablo Allamand y su señora, María Olivia Wedeles. Con ella, además, es amiga desde los cinco años.

La amistad entre ellas se extendió a sus maridos. Tanto, que desde hace varios años ambos matrimonios mantienen un doble "compadrazgo": los Allamand Wedeles son padrinos de una de las hijas de Jorge Gabriel y Patricia, y ellos, a su vez, de uno de los Allamand Wedeles. Se visitan periódicamente y se tienen confianza. Por ello, durante todo el proceso relacionado con Karadima, el tema siempre ha estado sobre la mesa de estos amigos. Pero más allá de la seguridad con que Hamilton aludió a un  miembro del clan Matte, cercanos a Patricia desmienten rotundamente cualquier tipo de intromisión -o presión- de ella en contra de James Hamilton ante Allamand.

La versión Matte

Cercanos a la familia Matte aseguran que meses antes de que en abril de 2010 saltaran a la luz pública las denuncias en contra de Fernando Karadima, James Hamilton se acercó a su entonces jefe en la Clínica Santa María, Juan Pablo Allamand, para contarle su versión de los hechos y prevenirlo de los posibles escándalos. En una conversación íntima, el gastroenterólogo le confidenció sobre los abusos de los cuales había sido víctima.

Quienes supieron de este encuentro afirman que Allamand creyó completamente las palabras de su subalterno. Y le dio total respaldo. También le aconsejó que tuviera cuidado con los medios, pues éstos podrían armar una batahola que lo afectara a él personalmente, y, de paso, el prestigio de la Clínica Santa María.

Debido a la estrecha relación que mantuvo Eliodoro Matte -cabeza de CMPC- y su mujer, Pilar Capdevila, con Karadima, todo indicaba que habrían sido ellos los aludidos por Hamilton. Sin embargo, en los pasillos de Chilevisión aseguran que el gastroenterólogo se refería a Patricia, la segunda del clan Matte Larraín.

Tiempo después y convencido de la veracidad del relato de Hamilton, cuenta un amigo en común, Juan Pablo Allamand se habría reunido con Patricia Matte para advertirle lo que sucedería unos días después. En la misma líne, le habría recomendado que hablara con su hermano Eliodoro y su mujer, dada la cercanía de ambos con el ex párroco de El Bosque."Ni Eliodoro ni su mujer conversaron sobre este tema con Juan Pablo. Ellos ni siquiera sabían que Allamand trabajaba en la Clínica Santa María. Su única relación con él era a través de su hermana Patricia", cuentan desde el entorno del grupo.

Por otro lado, un cercano a Patricia Matte indica que "es imposible que haya operado en contra de Hamilton: ella ni siquiera estaba al tanto de que el médico hubiese pasado por la Clínica Alemana. Además, habría que ser bastante poco sensato para pensar que una persona como Allamand podría haberse dejado presionar por ella".

Karadima y los Matte

Si bien durante toda la investigación pública del caso Karadima se ha vinculado a los Matte con el sacerdote, quienes conocen de cerca a esa familia dicen que es necesario hacer distinciones. Ni el menor de ellos, Bernardo, ni Patricia conocen de cerca al cuestionado sacerdote. El presidente de Colbún, si bien es católico y en varias oportunidades asiste a misas dominicales, es considerado un hombre liberal sin vínculos con movimientos religiosos. Patricia, en tanto, nunca ha asistido a esa iglesia y pertenece al movimiento Regnum Christi, de los Legionarios de Cristo.

El que sí construyó un estrecho vínculo fue el mayor del clan, Eliodoro, y su mujer Pilar Capdevila. Recién casados, la pareja se trasladó a vivir a un departamento en la calle Las Hortensias, frente a la iglesia de El Bosque. Durante cinco años, Capdevila, una mujer profundamente religiosa y de misa diaria, asistió a las ceremonias oficiadas por Karadima. Con el tiempo, profundizaron fuertes lazos de amistad. Y su marido se transformó en uno de los principales benefactores de esa parroquia. Incluso, en una oportunidad, el empresario le regaló a Karadima un Volkswagen Golf blanco último modelo y de vez en cuando le prestaba su casa de veraneo en Zapallar.

La cercanía de ambos con el sacerdote de El Bosque los llevó a creer absolutamente en su inocencia. Y aunque nunca lo reconocieron abiertamente en la prensa, en su círculo fue conocido su respaldo irrestricto al cuestionado sacerdote. Tanto así, que lo visitaron en la parroquia en varias oportunidades mientras las investigaciones eclesiástica y civil estaban en curso. Pero sus acciones fueron más lejos: en mayo de 2010 el presidente de CMPC se reunió con el fiscal nacional, Sabas Chahuán. En esa cita, Matte le habría solicitado que apurara la investigación, para evitar que se siguiera levantando un manto de dudas sobre el cura octogenario. En la fiscalía confirman el encuentro, pero aclaran que Chahuán desconocía el motivo de la reunión antes de recibirlo.

Eliodoro, además, fue uno de los siete empresarios que pagaron la defensa de Karadima ante la justicia chilena, la cual está en manos de Luis Ortiz Quiroga, uno de los abogados más prestigiosos y caros del mercado.

Con todo, cercanos a los Matte aseguran que la confianza se quebró el pasado 18 de febrero cuando el Arzobispado de Santiago dio a conocer el veredicto del Vaticano: culpable. Ellos, demolidos, aceptaron el fallo. No volvieron a hablar con Karadima.

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