Por Juan Pablo Garnham O., desde Londres Marzo 4, 2011

© 'Olympic Park Legacy Company, 2010'

Cuando Dave Lee mira por la ventana de su departamento en el este de Londres, ve un paisaje que cambia todos los días. "A un lado, tienes las áreas más caras y nuevas que se hayan construido en el Reino Unido y al otro lado hay un bloque de edificios con vidrios rotos y basura por todos lados". Un poco más allá, en medio de camiones, tierra, palas mecánicas, grúas y obreros, se alza casi completo el anillo de metal, cables y concreto que será el Estadio Olímpico. En la capital inglesa es normal que convivan, a poca distancia, distintas clases económicas. A un lado de una calle las casas pueden valer medio millón de libras y al otro lado pueden valer cien mil. Pero en esta zona de la ciudad en particular es diferente. "En vez de ver casas buenas o mejores, normalmente lo que se ve son casas pobres o peores", dice Lee, quien es periodista de la BBC y ha registrado en un blog cómo las Olimpiadas están cambiando su barrio.

Desde la Edad Media, el este de Londres ha congregado a los inmigrantes y a la clase trabajadora. Cuando la ciudad todavía era amurallada, la gente llegaba por el Támesis desde el oriente y se encontraba con Aldgate -la puerta vieja-, la única entrada gratuita a Londres. Los comerciantes y agricultores, entonces, se instalaron alrededor de esa puerta. Los barrios más ricos y caros se desarrollaron en el centro, oeste y norte de la ciudad, mientras que la zona que recibirá a las Olimpiadas se llenó de industrias y muelles.

Hoy, al recorrer sus calles, no se ven los supermercados premium Marks & Spencer, sino tiendas de "todo a una libra", minimarkets con productos árabes y restaurantes de pollo frito. Newham, el distrito donde se realizarán los Juegos, es el más diverso de Inglaterra étnicamente hablando, y casi un cuarto de su población es musulmana. Las construcciones son más estrechas y más pegadas una al lado de la otra. El ingreso anual promedio es un 26,46% menor que en el resto de Londres y los precios de las casas son casi un 30% más baratos.

Para el Comité Olímpico, elegir el patio trasero de la ciudad como sede de los Juegos no fue un detalle. La propuesta de Londres hizo la diferencia frente a la competencia -París, Nueva York, Madrid y Moscú- precisamente por el legado que dejaría el evento en las zonas más pobres. Los organizadores se comprometieron a que no solamente serían los mejores Juegos, sino que cambiarían la cara del este de la ciudad.

Newham, el distrito donde se realizarán los Juegos, es el más diverso de Inglaterra étnicamente hablando, y casi un cuarto de su población es musulmana. Las construcciones son más estrechas y más pegadas una al lado de la otra. El ingreso anual promedio es un 26,46% menor que en el resto de Londres y los precios de las casas son casi un 30% más baratos.

Las altas expectativas que se crearon en 2005 se han topado con la crisis financiera, las dudas de los proyectos y el escepticismo de parte de los londinenses. Además, el presupuesto ha ido subiendo: de 2.400 millones de libras a 9.300.

Las encuestas les dan la razón a los optimistas. De acuerdo a un estudio de la compañía YouGov publicado en noviembre, un 63%  de los londinenses está contento con que el evento se realice en su ciudad. La cifra sube cinco puntos en el este de Londres. Más de la mitad de la gente cree que, luego de los Juegos, habrá mejores transportes, más trabajo, más acceso a infraestructura deportiva y más actividades para los jóvenes.

Pero hay quienes advierten que ese sueño olímpico podría ser sólo eso.

Grandes esperanzas

A poco más de 500 días de los Juegos, el Parque Olímpico está poblado de obreros con chaquetas reflectantes y cascos protectores. Detrás de las rejas que contienen a los curiosos, se alcanzan a escuchar sus distintos acentos: europeos del este, asiáticos, árabes, africanos, caribeños y locales. El primer fruto de su trabajo acaba de abrir las puertas: el Velopark. Este recinto, construido con pinos siberianos y con un costo 105 millones de libras, será la sede del ciclismo.

En los próximos meses vienen más inauguraciones. Entre ellas, la Villa Olímpica que, según se ha anunciado, se transformará en 2.800 hogares después de los juegos. Todo esto, en el contexto de un Parque Olímpico de 101 hectáreas de espacio al aire libre y que incluye la obra de arte más grande del Reino Unido: una torre de observación de 115 metros de altura -bautizada ArcelorMittal Orbit- , creada por el escultor Anish Kapoor.

El verdadero sueño olímpico

Hace unos años, éste era un espacio donde convivían fábricas, canales algo contaminados y la vegetación y los animales que habían repoblado la zona finalizado su auge industrial. También vivían grupos de gitanos y había dos recintos de viviendas sociales, además de algunas casas privadas. Después de los juegos, la gente no volverá a poblar esta zona, sino sus inmediaciones. "Se crearán cinco nuevos barrios dentro de los próximos 25 años, junto a una red de servicios, incluyendo nuevas escuelas, salas cuna, centros de salud y religiosos y espacios comunitarios", explica Margaret Ford, quien encabeza la Olympic Park Legacy Company, organización que se responsabilizará del futuro de las instalaciones.

A largo plazo, se espera crear entre ocho mil y diez mil empleos, sin contar los 8.500 que promete el centro comercial Westfield, a un costado del parque. Se tratará del mall más grande de Europa.

El consorcio que administrará el parque ya está trabajando en un calendario de eventos que se realizarán en el lugar y en las distintas instalaciones olímpicas.    Todo esto, aparentemente, sería el efecto de los Juegos Olímpicos, aunque el académico de LSE Andrew Thornley dice que la afirmación es engañosa. "La concepción popular es que vienen las Olimpiadas y regenerarían la zona", explica el experto, "pero esto no es verdad, en el sentido de que los planes para esta regeneración existían antes de la postulación". Más que las Olimpiadas, el efecto estaría dado por los proyectos de mejoras de transporte. También el mall estaba proyectado antes de los Juegos.

A esto hay que agregar que la revitalización de esta área ya estaba planteada en el plan de desarrollo urbano de Londres de 2004. "Esto habría pasado de todas maneras", dice Thornley. Los  Juegos Olímpicos, en todo caso, garantizaron que el plan se concretara, sin sufrir perturbaciones por la reciente crisis financiera mundial: todo debe estar listo en 2012.

Hasta el momento, no ha habido atrasos. Cortes, muy pocos. De hecho, el efecto de la crisis ha sido el opuesto. "Hay negocios que sin estos contratos millonarios habrían tenido serios problemas para sobrevivir, especialmente en el mundo de la construcción", dice el periodista Dave Lee.

El fantasma de las Olimpiadas pasadas acecha a Londres. Sídney, Atenas y Barcelona han tenido problemas con centros deportivos que no se usan al cien por ciento. Los británicos han tomado medidas frente a esto, y cada recinto tiene planes de reutilización. Incluso algunos serán desarmados y llevados a otros lugares, donde sean más útiles.

Elefantes blancos

En el papel, todo parece estar funcionando. Pero Julian Cheyne, residente del lugar, ha experimentado los grandes signos de interrogación que los planes aún tienen. Él vivía en un complejo de viviendas sociales junto a otras 420 personas. "Éramos una comunidad unida. Muchos se conocían y había redes de apoyo para la gente más vulnerable", explica. Donde vivió por 16 años, hoy se construyen los servicios de la Villa Olímpica: gimnasios, lavanderías, centros médicos y cafés para los atletas.

En algún momento, Cheyne llegó a contar gente de cuarenta nacionalidades y etnias distintas viviendo con él. El condominio era un reflejo de lo que es el este de Londres. En la actualidad ellos están viviendo en distintos barrios y sus costos de vida han aumentado. "En promedio, hoy pagamos cincuenta libras más a la semana en gastos en nuestras nuevas casas - dice Cheyne- con eso, el dinero de nuestra compensación se fue en unos seis meses o algo más".

Además, hay que tener en cuenta el cambio en los empleos que estas reformas producirán. Antes, en el lugar donde hoy estarán los Juegos Olímpicos, había industrias que daban trabajo a cinco mil personas, según Cheyne. Los políticos han hablado de desarrollar un polo de industrias creativas y de innovación en el Centro de Prensa, pero esto tampoco sería un aporte para la gente del barrio. "El este de Londres es una zona de trabajos pesados, de mecánicos, de muelles. Se están planteando empleos para los que la gente de acá no está preparada", dice Julian Cheyne.

Finalmente, hay otro temor: el fantasma de las Olimpiadas pasadas acecha a Londres. Sídney, Atenas y Barcelona han tenido problemas con centros deportivos que no se usan al cien por ciento. Los británicos han tomado medidas frente a esto y cada recinto tiene planes de reutilización. Incluso algunos serán desarmados y llevados a otros lugares, donde sean más útiles.

"Tener elefantes blancos es una posibilidad todavía", dice el académico Andrew Thornley, "quizás no grandes, pero sí pequeños elefantes; y nadie sabe cómo se va a mantener el parque", plantea. "Hay muchas cosas inciertas, pero estamos en una mejor posición que otras Olimpiadas".

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