Por Lorena Rubio Diciembre 3, 2010

El martes, en una oficina del centro, se realizó una reunión en la que se hizo el primer "control de daños" de la desclasificación de Wikileaks dada a conocer el domingo pasado en todo el mundo. Al encuentro asistieron tres colaboradores del ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno; el director de la Agencia Nacional de Inteligencia, Gonzalo Yuseff; tres asesores del ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter; y representantes del Ministerio de Defensa.

Tras escuchar las intervenciones de los encargados de la seguridad civil, los presentes acordaron que La Moneda debía continuar con el diseño ideado hace varias semanas, cuando se tuvo la primera alerta de lo que venía.

En primer lugar, se estableció que en los 1.460 cables enviados desde la legación diplomática norteamericana en Santiago -de acuerdo a los análisis preliminares- no existe material sensible que involucre a la actual administración. La tesis de palacio es que la atención mediática estará puesta en los dos últimos gobiernos concertacionistas, encabezados por Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, respectivamente.

"Aparte de características como el perfil del presidente y de sus hombres de confianza, junto con el de los otros candidatos a la presidencial de diciembre pasado, no debiera haber ítems delicados para el gobierno", indica un funcionario que supo del encuentro.

Pese a ello, en la cita se abordó un tema que sí inquieta al gobierno de Piñera: la relación con los países vecinos y los resquemores que la divulgación podría generar con esas naciones.

De hecho, esta semana, el primer cable difundido se convirtió en un verdadero Exocet en la relación con la presidenta argentina, Cristina Fernández, al filtrarse una conversación en la que la ex jefa de Estado de Chile, Michelle Bachelet se refería a lo "inestable" de su par transandina. El círculo de la ex mandataria chilena salió en bloque a desmentir los supuestos dichos. El gobierno estadounidense también reaccionó. Conscientes del efecto que esto puede causar en la política interna de los países involucrados, la Casa Blanca intenta mitigar los daños. El miércoles, el canciller Moreno dijo haber recibido un llamado de Nicholas Burns -tercer hombre del Departamento de Estado- pidiendo disculpas por lo que estaba ocurriendo.

Los otros dos flancos que podrían generar ruido para el gobierno son las desclasificaciones respecto a Perú y Venezuela. El gobierno de Hugo Chávez constituye uno de los principales focos de interés de los representantes estadounidenses en América del Sur.

Una fuente de inteligencia revela que en el gobierno de Bachelet los nexos entre Santiago y Caracas eran minuciosamente supervisados desde Washington. Lo mismo, en el caso de Cuba y Bolivia, lazos que se retomaron bajo su administración, sobre todo con el gobierno de La Paz.

Aviso de filtración

Fue en agosto pasado cuando el gobierno de Piñera tuvo las primeras señales de que el portal de noticias fundado por el australiano Julian Assange preparaba un disclosure masivo de cables que la diplomacia norteamericana había emitido desde sus embajadas en todo el mundo entre 2003 y principios de 2010.

Aunque en el Ejecutivo prefieren no divulgar la fuente de la alerta, reconocen que la Casa Blanca jugó un rol en la advertencia, sobre todo porque la actual administración ha logrado un intercambio fluido en materia de seguridad e inteligencia.

Fue en agosto pasado cuando el gobierno de Piñera tuvo las primeras señales de que el portal de noticias fundado por el australiano Julian Assange preparaba un disclosure masivo de cables que la diplomacia norteamericana había emitido desde sus embajadas en todo el mundo.

Apenas se conoció la información, se conformó un "grupo de tareas", encargado de hacer un seguimiento a la situación. Se estableció que el tema sería liderado por Cancillería y que en él jugaría un papel importante la ANI. ¿La razón? La actual plana mayor del organismo posee línea directa y cuenta con la confianza de La Moneda.

De ahí que en la primera etapa de este caso, si bien se estableció que públicamente el tema será liderado por el canciller Alfredo Moreno, el jefe de gabinete y la Subsecretaría de Interior están permanentemente informados de los avances y detalles de las filtraciones.

El analista senior entra en el juego

En el caso de la ANI, además de su director, Gonzalo Yuseff -cercano a Hinzpeter-, ha jugado un rol clave el jefe de Contrainteligencia de la entidad, Ricardo Neeb (42), quien fue fichado por Yuseff el mismo mes en que La Moneda tuvo señales de lo que se avecinaba.

Este ex militante RN, titulado de Ingeniería Naval y con un magíster en Ciencias de la Ingeniería, comenzó a especializarse hace casi una década en temas de Defensa. El experto es uno de los pocos profesionales del círculo de Yuseff que trabajaban en la ANI antes de la llegada del ex fiscal. Sus labores comenzaron en 2003 y se ha especializado en tres áreas: adquisición de armamentos; relaciones vecinales y el tema nuclear. Este último expertise lo llevó a cultivar una buena relación con el ex representante de EE.UU en Santiago, Paul Simons. Fue, justamente, en una reunión con Simons en la que Bachelet habría proferido los dichos sobre su par argentina en el, hasta ahora, más polémico de los cables divulgados.

A su llegada a la agencia, Yuseff reparó de inmediato en este experto en ingeniería naval y tras meses de evaluación y de encargarle informes en áreas relevantes, lo nombró en uno de los puestos clave de la ANI. A la nominación contribuyó la cercanía de Neeb con el Instituto Libertad -donde se desempeñó como experto hasta hace unos meses- y sus lazos con el mundo militar. Su padre hizo carrera en el Ejército, retirándose hace dos décadas con el grado de brigadier.

A cargo de un equipo de 15 personas, que incluye expertos informáticos; especialistas en el mundo árabe y temas islámicos, junto con analistas de política exterior,  su labor ha sido monitorear los detalles -y probables efectos- de la información que desde el domingo comenzó a fluir por todo el globo.

Y aunque en su entorno niegan un rol protagónico en este caso, los entendidos sostienen que su calidad de analista senior le ha jugado a favor.

Aun cuando para el Ejecutivo lo ocurrido con Wikileaks no es como "para decretar alerta roja o amenaza inminente", como grafica una fuente, lo acontecido con Estados Unidos ha puesto en el tapete la fragilidad de los sistemas informáticos de las reparticiones en Chile .

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