Por Isabel Espiño | Diario El Mundo Noviembre 19, 2010

El culebrón político y familiar que mantiene en vilo a Francia (y que ya ha cobrado la cabeza de un ministro) ofreció un nuevo capítulo esta semana. La Justicia gala ha decidido examinar la demanda para poner bajo tutela a la heredera de los cosméticos L'Oréal, Liliane Bettencourt, a quien su hija considera disminuida hasta el punto de dilapidar su fortuna.

Liliane Bettencourt, es la tercera fortuna de Francia y la mujer más rica de toda Europa, con un patrimonio de 16.000 millones de euros, según Forbes. La heredera del imperio cosmético L'Oréal (fundado por su padre, Eugene Schueller) es además la protagonista absoluta de este 'affaire'.

Todo comenzó en 2007, poco después de la muerte de su marido André Bettencourt, ministro de Charles De Gaulle. A su hija no le gustaba nada su estrecha amistad con el fotógrafo vividor François-Marie Banier y, mucho menos, los caros regalos que le hizo, así que demandó al fotógrafo y pidió que se incapacitase a su madre.

Madame, como le llaman sus empleados, ha insistido desde entonces en que está en sus cabales y que hace lo que quiere con su dinero.

A sus 88 años y con una acusada sordera, la anciana se ha mostrado enérgica y en plenas facultades, pese a que los abogados de su hija denuncian que todo estaba preparado. "¿Se ha sentido manipulada? "No, pero comprendo que una hija esté celosa de su madre. Yo también, yo estaba celosa de mi padre y de las mujeres que había a su alrededor", dijo en una entrevista. Unos meses después, en otra entrevista, anunciaba que había roto su amistad con el fotógrafo.

El fotógrafo vividor

Fotógrafo, escritor, actor, dibujante, 'bon vivant' profesional... Cuenta François-Marie Banier, de 63 años, que su relación traumática con sus padres la ha llevado a buscar amistad con personas mayores. De hecho, antes de ser el amigo íntimo de Bettencourt ya se relacionó con otras damas adineradas, como Marie-Laure de Noailles y Madeleine Castaing.

Sin embargo, ha sido su amistad con la heredera de L'Oréal la que lo ha llevado a los tribunales, acusado de "abuso de debilidad" por los caros regalos de Bettencourt. A saber: obras maestras de Matisse, Picasso o Léger, cheques y seguros de vida. En total, la brigada financiera francesa -que inició una investigación tras la denuncia de la hija de Bettencourt- calcula que ha recibido unos mil millones de euros.

Liliane Bettencourt, es la tercera fortuna de Francia y la mujer más rica de toda Europa. La heredera del imperio cosmético L'Oréal (fundado por su padre, Eugene Schueller) es además la protagonista absoluta de este 'affaire'.

"He conocido a François-Marie Banier durante más de 20 años. Mi marido lo conoció durante 20. ¿Qué mosca le ha picado a mi hija?", dijo la anciana en una entrevista con Le Journal du Dimanche en diciembre de 2008. "Le considero un amigo que es encantador, cultivado, inteligente. Y me ayudó cuando perdí a mi marido", declaró en otra entrevista con Le Monde.

La hija, sin embargo, lo considera un advenedizo que quiere separar a la millonaria de su familia para aprovecharse de ella. Los empleados de Madame también lo han retratado como un interesado que, por ejemplo, llamaba a la mansión para recordar que Bettencourt llevase su chequera. Por ahora, el caso contra él está aplazado 'sine die' por las últimas revelaciones surgidas sobre el 'affaire'.

Françoise Bettencourt-Meyers, la hija

Aunque tanto ella como su esposo son miembros de la junta directiva de L'Oréal, no se habla con su madre desde que, en diciembre de 2007, presentó una demanda contra el amigo íntimo de la anciana. Justo un mes después de la muerte de su padre, Françoise Bettencourt-Meyers decidió recurrir a la justicia tras enterarse del plan de su madre y el fotógrafo: "Un proyecto de adopción". El entorno de la anciana lo ha negado.

En dos ocasiones, ha solicitado a la Justicia que se incapacite a su madre y un tribunal asuma la tutela. Estas solicitudes han sido rechazadas, pues la octogenaria se niega a someterse a exámenes médicos. Sin embargo, la tercera puede ser la vencida. En noviembre de este año, un juez aceptó la tercera demanda. Ahora, examinará si puede incapacitar a la mujer más rica de Francia.

Mientras Liliane Bettencourt achaca las demandas de su hija a los celos, Françoise, pianista y escritora de profesión, dice estar defendiendo el patrimonio familiar. "El objetivo del fotógrafo Banier es claro: separar a mi madre de nuestra familia para aprovecharse de ella. No dejaré que ocurra", dijo a Le Point en una entrevista.

Una millonaria, su hija, un vividor, un ex ministro y su mujer

El mayordomo

El fiel mayordomo ha sido el culpable de que este culebrón familiar haya llegado al Elíseo. Tras trabajar en casa de los Bettencourt durante 14 años, en mayo de 2009 Pascal Bonnefoy comenzó a grabar subrepticiamente las conversaciones de Madame con sus asesores. Para ello, se valió de una pequeña grabadora, oculta en una funda negra, que dejaba en el despacho de Bettencourt durante sus importantes reuniones.

Entre tintineos de cucharillas, las escuchas (nada menos que 28 CD) revelan a una anciana en ocasiones olvidadiza, pero también la existencia de cuentas suizas ocultas, caraduras -su principal administrador, Patrice de Maistre, le pide dinero para comprarse un yate- o los comprometidos lazos de la millonaria con uno de los ministros favoritos de Sarkozy.

Nunca pensó Bonnefoy que el contenido de sus grabaciones convertiría el caso en un asunto de Estado. El mayordomo grabó las escuchas 'motu proprio', después del despido de varios empleados que habían declarado durante la investigación policial y harto de "ver cómo gente sin escrúpulos abusaba de Madame", según dijo a Le Point. Después, se las entregó a Françoise Bettencourt y presentó su renuncia a la mansión.

La contadora

Thibout fue uno de los fieles empleados (trabajó 15 años con Madame) despedidos por Bettencourt después de declarar en la investigación. Las revelaciones de la contable -el 5 de julio, ante la policía; un día después, en la web Mediapart- han salpicado hasta al Elíseo.

La diligente contable explicó que Bettencourt había financiado durante años a Sarkozy y a su partido, la UMP, con abultados sobres de dinero, mucho más del permitido por la ley. Aunque nunca fue testigo de tales intercambios, "rellenaba el libro de cuentas con, al lado de la suma, la mención 'Bettencourt', que escribía yo misma. Siempre lo hacía así porque se trataba de dinero destinado a políticos, para que no hubiese pruebas escritas".

Sin embargo, un día después de estas explosivas declaraciones a Mediapart, la contable volvió a ser interrogada por la policía y se desdijo de parte de las acusaciones, al menos, de las que afectaban de lleno a Monsieur le Président. Inicialmente, Thibout dijo que cuando Sarkozy era alcalde de Neuilly (municipio donde vive la millonaria), era uno de los asiduos que se marchaban con un abultado sobre.

El ministro y su mujer

Ministro de Trabajo, alcalde de Chantilly, tesorero de la UMP desde 2002... Eric Woerth era uno de los pesos pesados del Gobierno galo, encargado de la espinosa reforma de las pensiones, cuando estalló el escándalo. Sin embargo, el 'affaire Bettencourt' acabó con su brillante carrera política.

Primero, fueron las revelaciones grabadas por el mayordomo Pascal. En las conversaciones, se daba cuenta de las generosas donaciones de Madame a Woerth y otros políticos de la derecha gala y se revelaba que su mujer, Florence Woerth, trabajaba desde 2007 en el despacho que gestiona la fortuna de la anciana.

Así las cosas, parecía difícil que la señora Woerth, y por ende su marido (que hasta marzo era ministro del Presupuesto, encargado de perseguir el fraude fiscal), no estuviesen al tanto de los millones que Madame ocultaba al fisco francés. La oposición acusaba al ministro de "conflicto de interés" mientras la prensa suiza daba cuenta de los frecuentes viajes de la señora Woerth al país helvético.

Pero nuevas revelaciones, por obra y gracia de la contable, pusieron al ya ex ministro contra las cuerdas: durante una cena en la mansión Bettencourt, recordó la empleada, Woerth -en cuanto tesorero del partido de la derecha y tesorero de la campaña presidencial- habría recibido un abultado sobre con 150.000 euros para la campaña de Sarkozy de 2007.

Woerth se ha querellado, insistiendo en su inocencia, y el presidente insistió inicialmente en que le daba su apoyo.

Sin embargo, en su primera comparecencia televisiva para hablar del caso, el pasado julio, Sarkozy le dio un consejo: dimitir como tesorero. A la mañana siguiente, Woerth renunciaba al cargo.


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