Por Josefina Ríos y Michelle Chapochnick Agosto 13, 2010

A fines de junio, Andrónico Luksic se dirigió a la Casa Central de la Universidad Católica. Previamente había solicitado una reunión con su rector, Ignacio Sánchez, quien aceptó de buena gana el encuentro. Sabía a qué venía el empresario. De hecho, fue él quien se encargó, a través de terceros, de hacerle llegar el recado al vicepresidente del Banco de Chile: estaba interesado en escuchar su propuesta de compra de Canal 13. Hablaron hasta tarde y sólo abandonaron el edificio cuando ya no quedaba nadie. La venta del 67% de la estación al grupo Luksic comenzaba a fraguarse.

Desde entonces y hasta el viernes pasado, cuando se informó públicamente la operación -que dejó al empresario con dos tercios de la propiedad, tras un pago de US$ 55 millones-, las negociaciones se dieron en la más absoluta confidencialidad.  Durante el primer mes las conversaciones fueron sólo entre Luksic y Sánchez. A comienzos de julio se incorporaron algunos ejecutivos de confianza del empresario y Patricio Donoso, vicerrector de Asuntos Económicos y Administrativos de la UC. Hace un mes atrás, y con la idea ya clara sobre el negocio, Sánchez informó al resto de su consejo superior y, más tarde, al director ejecutivo de TVUC, Marcelo Von Chrismar.

Hábil negociador, audaz  y proactivo, como lo definen quienes lo conocen, Sánchez sabía desde antes de asumir la rectoría, en marzo de este año, que uno de los mayores problemas que tendría que enfrentar sería la desastrosa situación económica que vivía la red televisiva. Su antecesor, Pedro Pablo Rosso, le reconoció privadamente que este tema fue el "mayor dolor de cabeza" que tuvo durante su gestión.

Sánchez le dijo al cardenal: "Mire, si no vendemos ahora, yo en tres años más tendré que decirle a su sucesor que el canal se murió y que dejó pérdidas por US$ 100 millones. Y como la Católica no se puede declarar en insolvencia, le tendré que preguntar qué campus vendo".

En un comienzo,  Sánchez no era partidario de vender el canal. "Su plan original era achicarlo y que funcionara como una estación acotada y eficiente, dedicada a la cultura, lo que implicaba despedir a cerca de 300 personas". Sin embargo, y tras un segundo análisis, dicha idea fue descartada: reducir la red significaba readaptarla, y para ello se necesitaban recursos, entre otras cosas, para pagar altas indemnizaciones. Eso se traducía en una nueva deuda, la cual hubiese sido imposible pagar con una estructura pequeña orientada a la cultura, con flujos e ingresos bastante menores.

"Con esos datos en la mano y una pasivo acumulado de US$ 55 millones, el rector concluyó que la única salida era vender", cuenta un académico cercano a Sánchez. La decisión era dolorosa, pero había que actuar rápido. Con el pragmatismo que lo caracterizó durante su meteórica carrera en la Escuela de Medicina, Sánchez percibió una coyuntura única y muy favorable a sus propósitos: los ojos del mercado estaban puestos en la venta de Chilevisión; ergo, cualquier pregunta sobre la industria que les hiciese a los especialistas sería intepretada como un interés por lo que ocurría en el canal vecino.

A esto se suma que en octubre próximo el cardenal Francisco Javier Errázuriz, gran canciller de la UC, dejará su cargo como arzobispo de Santiago. Con ese argumento en la cabeza y una serie de flujos, cifras y proyecciones económicas en el maletín, Sánchez se acercó a Errázuriz. Una alta fuente de la universidad relata el encuentro: "Le dijo ´mire cardenal, si no vendemos ahora, yo en tres años más tendré que decirle a su sucesor que el canal se murió y que dejó pérdidas por US$ 100 millones. Y como la Católica no se puede declarar en insolvencia, le tendré que preguntar qué campus vendo´. Fue brutalmente franco, pero el arzobispo entendió que lo que el rector quería era lo mejor para la UC y le dio carta blanca".

Con la venia de la Iglesia, pocos días después se reunió con Luksic.

Cirugía mayor

Por el No y por Piñera

Alumno de los Padres Franceses de Alameda, Ignacio Sánchez siempre quiso ser arquitecto. El último año de colegio, y mientras presidía el centro de alumnos, cambió de opinión y se decidió por Medicina, tal como su abuelo. En 1979, entró a la UC y rápidamente destacó. En 1985, ganó una de las dos becas en Pediatría que la escuela entregó para los dos años siguientes. En 1998, obtuvo la Beca Presidente de la República: viajó a estudiar Enfermedades Respiratorias del Niño en la Universidad de Manitoba en Canadá.

Sánchez no pertenece ni a partidos políticos ni a movimientos religiosos. Sus cercanos cuentan que es muy católico y que entre sus sacerdotes más cercanos está el obispo auxiliar de Santiago, Fernado Chomalí, de quien es muy amigo. Políticamente, lo definen de centro. Cuentan que votó por el No y por Patricio Aylwin en 1989, pero que en las últimas elecciones apoyó a Sebastián Piñera.

En enero de 1993, y luego de cuatro años junto a su familia en Canadá, este médico -fanático de las citronetas- aterrizó en la Escuela de Medicina de la UC. Pedro Pablo Rosso era entonces su decano y lo recibió con la tarea de que formara el Grupo Respiratorio Infantil. Desde ese año y hasta 1998 trabajó escribiendo artículos y libros sobre ese tema, desarrollando la atención pediátrica, armando el laboratorio y reclutando gente. Partió solo: hoy son ocho doctores dedicados al tema. Tan involucrado está con el departamento, que pese a su copiosa agenda como rector, aún reserva todas las tardes de los martes para atender a pacientes antiguos en la Clínica UC de San Carlos de Apoquindo.

Su gestión y la buena relación con sus pares se tradujo en que el año 2000 -con apenas 39 años- lo postularan para ser jefe del Departamento de Pediatría, el más grande de la escuela. Ahí estuvo cuatro años y cuando todos pensaban que repostularía por un periodo más, presentó su renuncia y pidió que lo trasladaran al Hospital Sótero del Río. Pero las cosas tomaron un  rumbo distinto: el decano Gonzalo Grebe aceptó la renuncia, pero en cambio le ofreció ser director de la Escuela de Medicina.

Si bien la mayoría de la comunidad universitaria pensó que sería una administración de continuidad de la gestión Rosso, pronto constataron que estaban equivocados. Una vez en el cargo, estableció sus prioridades y públicamente hizo un ácido análisis del funcionamiento del programa de College, el proyecto estrella de Rosso.

Sánchez imprimió un sello ingenieril a su gestión como director. Implementó un diplomado de Educación Médica para reforzar los métodos docentes. Además, fue el primero en establecer compromisos escritos con los académicos. Cada profesor se compromete a ciertas metas en un periodo de dos años y para que cumpla sus objetivos le entregan una asignación económica.. Luego de ese periodo se analiza el resultado: si lo logró, vuelven a asignarle nuevos compromisos de publicación y docencia. Si no, se pone fin a la asignación que, en algunos casos, representa hasta el 50% del sueldo de un académico. En dos años se duplicaron las publicaciones en la facultad.

Una sorpresiva elección

En octubre del 2009, el Comité de Búsqueda de Rector comenzó el proceso para dar con la terna que le presentarían a monseñor Errázuriz. En ese momento Medicina, incluyendo a Ignacio Sánchez, su decano desde hacía un año y medio, se cuadró con la reelección de Pedro Pablo Rosso, a quien consideraban de "la casa". Pero su criterio no coincidió con la mayoría de las otras escuelas, que no veían con buenos ojos un tercer periodo de Rosso, básicamente por la deficiente puesta en marcha del sistema College y el sobreendeudamiento de Canal 13.

A fines de noviembre de ese año, Sánchez se enteró por la prensa que estaba en la terna final, junto al decano de Economía, Francisco Rosende, y al decano de Derecho, Arturo Yrarrázaval. Sus cercanos dicen que se sorprendió: lo interpretó como una manera de posicionarlo como carta a futuro.

Quienes han tenido acceso a las actas del Comité de Búsqueda dicen que Rosende arrasaba entre las preferencias de la comunidad universitaria con cerca del 80% de los "votos", lo seguía Yrarrázaval con 15% y, al final, aparecía Sánchez con apenas 5%. Una ex autoridad del plantel explica una versión: a Rosende le jugó en contra ser educado en la U. de Chile y economista de Chicago. "Estos factores se podían traducir en demasiada autonomía y un liberalismo que atemorizó a la jerarquía eclesiástica. Yrarrázaval tenía pocas posibilidades por ser miembro del Opus Dei: se cree que con una universidad de la Obra -U. de los Andes- basta. De esta forma quedaba Sánchez", dice. Errázuriz le pidió a los miembros de la terna que contestaran un cuestionario de 23 preguntas en no más de 20 páginas. Las interrogantes se referían, entre otras, al manejo del canal, el programa de College, los vínculos con las comunidad y el desarrollo de la investigación. Con los cuestionarios en su poder, Errazuriz meditó y priorizó la terna que envió a Roma. Aunque no habían conversado más de tres veces, su primera opción fue Sánchez.

El sàbado 23 de enero, el ex decano de Medicina estaba a minutos de despegar en un avión de Temuco a Santiago, cuando justo antes de apagar su celular recibió un llamado: era el cardenal para informarle que era el nuevo rector de la UC. Inesperadamente y, tras el mandato de la azafata, Sánchez tuvo que colgarle al sacerdote. Una vez en Arturo Merino Benítez, lo llamó de vuelta y pudieron conversar. El secreto lo guardaron hasta el martes 26, cuando se comunicó públicamente la designación.

Cirugía mayor

Gestión rupturista

El 2 de marzo, Sánchez asumió la rectoría de la UC. Si bien la mayoría de la comunidad universitaria pensó que sería una administración de continuidad de la gestión Rosso, pronto constataron que estaban equivocados. En primer lugar, redujo y cambió a todo el consejo directivo. Tal como lo hizo cuando aterrizó en el decanato de Medicina, optó por crear equipos nuevos y multidisciplinarios. Durante febrero analizó la lista de los 2.600 profesores del plantel católico: definió entre seis y siete nombres para cada cargo. Pensó, preguntó. A fines de ese mes dio con la nómina definitiva.

Una vez en el cargo, estableció sus prioridades y públicamente hizo un ácido análisis del funcionamiento del programa de College, el proyecto estrella de Rosso. "Puso a un nuevo director, Tomás Chuaqui, un cientista político que da todas las garantías académicas y personales. Además, formó una comisión en el Consejo Superior en la que se tomaron decisiones muy necesarias, como la reducción de la matrícula para el College del próximo año y la garantía de que los alumnos de ese programa cuenten con profesores de excelencia, tal como los que pertenecen a las carreras tradicionales", explica un académico de la Facultad de Comunicaciones.

El año pasado, la UC pagó $ 1.600 millones sólo por concepto de intereses de la deuda que tiene el canal con los bancos. "El edificio de la Escuela de Odontología, que se inauguró el 2009, costó $ 1.300 millones... es impresentable gastarse en el canal un edificio escuela cada año", explica una fuente del plantel.

Pero sin dudas el golpe de timón más drástico fue la venta de Canal 13. "Con esta transacción dio cuenta de su instinto resolutivo, con todos los riesgos que ello pueda implicar", dice un amigo cercano. "Le dolió tomar la decisión, por toda la historia y el peso emocional que representa la red televisiva para la universidad y la sociedad en general. Pero llegó al convencimiento de que era necesario. Y está dispuesto a asumir todos los costos, incluso dar la pelea con los sindicatos si es necesario", agrega.

Entre los argumentos que pesaron en esta decisión estuvo el hecho de que el año pasado pagaron $ 1.600 millones sólo por concepto de intereses de la deuda que tiene el canal con los bancos. "El edificio  de la Escuela de Odontología, que se inauguró el 2009 en San Joaquín, costó $ 1.300 millones... es impresentable gastarse en  el canal un edificio escuela cada año", explica una fuente del plantel. A ello se agrega que los códigos del negocio televisivo son demasiado riesgosos para la universidad. "¿Cómo puedes saber si una teleserie en la que se gastaran  $3.000 millones será exitosa? Es imposible. O fíjate que una señorita hace un programa que se supone que le irá excelente y eso no sucede, pero igual le tienes que pagar a ella y a todo su equipo. Eso no pasa en instituciones como la UC, que se mueven por resultados", explica la misma fuente.

"Sánchez eligió con pinzas a su socio, justamente para no tener que interferir. Es importante que los nuevos ejecutivos tengan un marco para trabajar tranquilos", dice un académico. La UC se preocupará de la señal de cable, la cual espera transformar en una red cultural importante.

Hoy en la dirección de la Católica se respira optimismo. Creen que el acuerdo con los Luksic redundará en un reposicionamiento del canal. Si bien aún se trabaja en el pacto de accionistas, ya se han dado pasos para definir hacia dónde va la red. En ese sentido, aseguran que el acuerdo no contempla vetos de ningún tipo, pero sí instancias de acuerdo y discusión. El directorio estará conformado por seis representantes de Luksic y tres de la UC. El presidente -que fue nombrado de común acuerdo- será René Cortázar. Además, David Belmar, ex gerente de Gestión de TVN, se hará cargo de la dirección ejecutiva.

"Sánchez eligió con pinzas a su socio, justamente para no tener que interferir. Es importante que los nuevos ejecutivos tengan un marco para trabajar tranquilos", dice un académico. Mientras, la universidad se preocupará de la línea editorial de la señal de cable, la cual espera transformar en una red cultural importante. Además, tendrá prioridad para quedarse con una señal tras la partición que se producirá con la introducción de la TV digital.

"Queremos hacer un canal universitario y seguir con visibilidad comunicacional. Eso es importante para el plantel. Pero distinto es seguir con todo el peso de la gestión de un negocio que difiere mucho de la vida universitaria", argumentan en la UC.

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