Por quepasa_admin Diciembre 5, 2009

Marcelo Bielsa

Por Felipe Bianchi*

Qué duda cabe: fue el año de Bielsa. Entre otras cosas, porque hizo lo que prometía. Así como Bachelet ofrecía contención, amparo, resguardo y cariño de madre -y lo cumplió, de ahí el 75% de apoyo-, Bielsa -desde que llegó a Santiago- dejó claro a lo que venía. A trabajar duro, a ordenar, a disciplinar, a organizar, a terminar con el desorden. Como un padre. Y vaya que lo consiguió. De ahí el 98% de apoyo.

Ayudó el estilo. Porque Bielsa es argentino, pero un argentino extraño, exótico y original, un argentino que actúa como chileno. Reservado, cabizbajo, enredado para hablar, de pocas palabras, hosco. Podría haber nacido en Temuco, perfectamente. Si usted le agrega que el hombre es sencillo -para vestir, para vivir- y que además es esforzado, ya va quedando claro por qué nos gusta tanto. Muchos habrán dicho "es de los nuestros".

Finalmente, y esto es central, el técnico de la selección chilena de fútbol es exitoso. Muy exitoso. Sacar a Chile segundo en las clasificatorias, a un punto de Brasil, ganar como se ganó tanto aquí como en la quebrada del ají (en Perú, Venezuela, Bolivia, Colombia y Paraguay), hacerle la gracia a Argentina por primera vez en la historia, empatarle a Uruguay en el Centenario, apretar a Brasil en su propia casa, ganarle afuera a Dinamarca, a Suiza, a México, a Corea, llegar a dos finales con los juveniles y quedarse con el título en Toulon y, sobre todo y ante todo, salir a ganar siempre y en cada lugar, atacar y ser valiente, saltar cada vez al abordaje, han hecho que exista, directamente, un antes y un después de Bielsa en el fútbol chileno.

Un punto de inflexión que marcará, Dios así lo quiera, la desaparición total de aquellos entrenadores locales más bien dados al perfil timorato, cobardón y flojo. Las nuevas generaciones -tan dadas a venerar el éxito y el riesgo- no permitirán, ahora que saben lo que se puede hacer con un papá como Bielsa, que vuelvan a asomar la cabeza los parientes lesos. Entre otras cosas, porque Bielsa ha demostrado ser un padre justo. Que deja afuera a los pasteles, pero que también sabe perdonar. ¿No le digo? Justo lo que necesitábamos.

* Periodista de CHV

Maradona

Maradona

Maradona lo hizo de nuevo: cubrió la agenda mundial. Esta vez por su exceso verbal tras clasificar dramáticamente a Argentina al Mundial. El escritor Martín Caparrós sintetizó en esta columna -"Fuimos Maradona"- el hastío con el ídolo de un país. Éste es un extracto de ese texto:

"Es duro ya no ser Maradona. Nos pasa a todos: ya no somos porque él ya no es. Si es duro para todos, me imagino lo difícil que debe ser para un tal Diego… Cuando era un artista no necesitaba explicarnos que lo que hacía era lo que era, porque se veía; ahora trata de explicarnos que lo que hace no es lo que es, pero se ve. Lo vemos: vemos el espanto futbolístico de su equipo… Pero el señor Diego dice que es puro cuento y por eso mandó a los que lo cuentan y a los demás que lo critican -a todos nosotros- a chupársela o, incluso, mamársela. Nos pidió -nos ordenó- que se la chupáramos; aquí estamos, dispuestos a tomar sus órdenes como deseos o algo así. Sólo queda que usted fije día y hora, un lugar más o menos discreto -dentro de lo que cabe-, y varios millones nos pondremos en cola para ejercer, de uno en fondo, esa succión que usted comanda. Será nuestro último homenaje, por los buenos viejos tiempos. Después, si sobrevive usted a tanto respeto -ya no creo que podamos considerarlo amor-, olvídenos, váyase por favor adonde pueda y permítanos recordarlo como era cuando era Maradona. Digo: no siga destruyendo su memoria".

Millennium

Por Patricio Jara*

Los escenarios donde ocurren las historias de Stieg Larsson bien podrían leerse como la vuelta de mano europea por el realismo mágico sudamericano. Su trilogía "Millennium" despliega escenarios tan progresistas y civilizados que llegan a ser exóticos: la tranquila modernidad escandinava, las pequeñas ciudades cinco estrellas, la vecindad del Chavo, pero sin el Chavo... Hoy un grupo importante de lectores (en Chile se acerca a los 25 mil ejemplares vendidos de sus tres novelas) quiere algo más que los lugares comunes de los thrillers en la cuerda de  Grisham, Clancy y Dan Brown; no quieren encontrarse con el prototipo de la pareja de personajes perfectos, y en esto el sueco ha hecho la diferencia: Mikael Blomkvist, su álter ego y héroe de la saga, comparte protagonismo con Lisbeth Salander, una chica de cuerpo frágil pero fuerte. Larsson rompe así con la principal queja de las lectoras progénero: que todas las mujeres sean guapas, exquisitamente enrolladas y decididas a la hora de entrar en materia. Su heroína está llena de todos los tatuajes que nunca nos atreveremos a usar. Larsson, que cuando adolescente vio cómo un grupo de chicos violaba a una mujer y fue incapaz de hacer algo, volcó su culpa en levantar personajes femeninos que fueran de frente y desde allí, desde los gestos rudos, hacerlos inolvidables en la función quizás más elemental de la literatura: presentarnos gente a la que nos gustaría conocer; lugares de los que no querríamos salir.

*Escritor

QPedia 2009: M

Michael Jackson

Michael Jackson

Por Rodrigo Fresán*

Michael Jackson murió a los 50 años, pero no se sabe qué edad tenía. No fue el primer hombre en caminar en la Luna, pero nadie lo hizo ni lo hará mejor que él. Y pronto, muy pronto, volveremos a saber todo sobre él y sabremos mucho que no sabíamos.

Aquí vienen, marchando, más biografías no autorizadas, películas, homenajes, documentales, nuevos ángulos de la angulosa y dickensiana saga de su familia con padre monstruoso (a quien se lo ve de lo más tranquilo y satisfecho), cajas de luxe con demos y rarities, testamentos extraños, desmentidos varios, hijos que tal vez no son suyos, acusadores arrepentidos y crípticas últimas voluntades.

Amigos y colegas y seguidores piden que lo recordemos luminoso y no oscuro. Pero lo siento (no lo siento en absoluto), a mí lo que más me interesa de Michael Jackson -cruza perfecta de Joker con Batman- es su parte dark clown. Michael Jackson es una gran historia y falta poco, falta menos y, ahora mismo, en algún lugar nace el magnate que de aquí a unos años pujará en eBay por el esqueleto de Michael Jackson.

Mientras tanto y hasta entonces, la tristeza de anónimos y las lamentaciones de celebridades y los problemas para promotores y aseguradores de los conciertos para siempre interrumpidos aunque, seguro, más de uno sueñe con que todo es una nueva broma del loco y vuelva de entre los muertos entre rayos láser y pirotecnia de estadio.

* Escritor argentino

Missing

Missing

Por Julio Villanueva Chang*

Un día del verano de 2003, llamé por teléfono a Alberto Fuguet para pedirle escribir una historia sobre su familia. El número de aniversario de Etiqueta Negra exigía celebrar nuestro primer cumpleaños con un tema digno de todos esos seres humanos con quienes a veces sólo nos une tener la misma llave de la casa. Había historias entrañables. Juan Villoro escribiría sobre su madre. Fernando Savater recordaría a su abuelo. En el principio fue el verbo buscar. No una historia de manicomio, sino la mirada de Fuguet. Y él eligió contar la historia de su tío favorito. Había desaparecido por más de década y media y nadie se había tomado la molestia de buscarlo. Tal vez pagaba el precio de ser la oveja negra de la familia, un ex hippie que había sido soldado del ejército de Estados Unidos y que luego iría a prisión por estafa. En enero de 2003, el sobrino Fuguet buscó a un detective en las páginas amarillas. En marzo aceptó escribir la historia para Etiqueta Negra. Las huellas digitales del texto aún sobreviven en el disco duro de mi computadora.

El día anterior a la fecha de entrega, un sábado de abril de 2003, Fuguet me avisó que tenía una leve fiebre y resfrío. Me pidió un día más.  Al día siguiente, un domingo, Fuguet escribió otro e-mail: "Partí con mi tío y terminé en mi padre y yo… pero es sobre la familia… ahora sigo con mi tío". El título que había pensado para su crónica era "Desaparecido en acción", pero le sugerí uno más de anuncio festivo por la fotografía que el escritor había elegido para abrir la historia, la misma que hoy es cubierta de Missing: "Se busca un tío". El lunes, quince minutos antes de la hora pactada para la entrega, el sobrino me llamó por teléfono para pedirme unas horas más. Fuguet estaba afiebrado, pero de euforia. En Etiqueta Negra, la crónica original empezó así: "Esto es un caso real. Los nombres no han sido modificados para proteger a los inocentes. Hace dieciséis años mi tío Carlos Fuguet se esfumó de la faz de la Tierra". Nada más preciado para un editor que acompañar a un escritor en su búsqueda. Tres meses después, el gran sobrino me contó que había encontrado a su tío. Luego me pidió retirar la crónica de internet para que no se enterara su familia. Hubo que escribir una carta a Google. Después vino la reconciliación con su familia. Hace unos días, en un Starbucks de Santiago, Fuguet me escribió unas palabras en la primera página de Missing:  "Para Julio Villanueva Chang, que no se perdió y que me metió en todo esto. En deuda, AF".  De nada, primo.

*Periodista peruano

Muro

Muro

Berlín guardó un minuto de silencio este 9 de noviembre. Se cumplían 20 años desde que esa enorme pared que se extendía por 45 kilómetros y dejaba a una parte de la ciudad huérfana de la otra, había sido derrumbada. Todo el mundo fue víctima del recuerdo e hizo memoria sobre las fatalidades de gobiernos que hoy nos parecen imposibles. Pero miremos las fotos. Fijémonos en esas tres imágenes y reparemos en la verdad evidente que salta de la secuencia: el mayor logro del tiempo, del progreso si se quiere, es haber limpiado el escenario. Haberse deshecho de lo que evidentemente parecía innecesario. Y ese hecho tan monumental para la historia reciente, es algo que quizás los que nacieron después de 1989 no le otorgan la trascendencia suficiente. Porque cuando ese minuto de silencio terminó, Berlín volvió a su velocidad de metrópoli y a la moda de la Ostalgie, la nostalgia por el Este. El muro, su recuerdo y el mundo que lo rodeó ahora eran una tendencia chic.

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