Por Andrew Chernin Octubre 17, 2009

© José Miguel Méndez

En su vida, John Carlin (53) ha rodado casi tanto como una pelota. Nació en Londres, estudió Lengua y Literatura en Oxford, pero ha vivido en países como Nicaragua, Estados Unidos, México, Brasil, Argentina y Sudáfrica. De los dos últimos, guarda recuerdos especiales. Porque fue en Argentina, en su casa del barrio Belgrano de Buenos Aires, donde descubrió el fútbol y lo que significaba ser hincha de River Plate. Y fue en Sudáfrica donde trabajó de 1989 a 1995 como periodista del diario inglés The Independent, donde recolectó el material para el libro que hoy lo tiene viajando y dando entrevistas por lugares tan lejanos como Chile, donde fue invitado por la Facultad de Comunicación y Humanidades de la Universidad Finis Terrae.

Ese libro se titula El Factor Humano (Seix Barral, 2008). Cuenta la historia de cómo Nelson Mandela utilizó el Mundial de rugby de 1995 en Sudáfrica para sellar la paz en su país. Y si ese libro se ha vuelto noticia, es porque Clint Eastwood lo está convirtiendo en película, en una cinta donde Morgan Freeman hace de Mandela y Matt Damon interpreta al capitán de la selección sudafricana.

Pero Eastwood no fue el único que leyó el libro de este inglés que habla un castellano perfecto y que actualmente escribe crónicas para el diario El País de España. Crónicas donde ha retratado a Messi, a Maradona y partidos entre hutus y tutsis en Ruanda, que le han valido premios como el Ortega y Gasset de Periodismo hace nueve años y la chapa de ser una de las mejores firmas para escribir sobre fútbol en este planeta. El Factor Humano también fue lectura para Harold Mayne-Nicholls, quien le escribía e-mails a Carlin cuando éste aún no sabía que se trataba del presidente de la ANFP. El mismo que este miércoles lo invitó a ver el partido entre Chile y Ecuador desde el palco presidencial. Aunque antes de eso, Carlin se sentó a hablar con Qué Pasa desde la terraza del Hotel W. Esto fue lo que dijo. 

Sudáfrica mía

-Describe la Sudáfrica de hoy. ¿Con qué se va a encontrar la gente que viaje a la Copa del Mundo?

-Políticamente es un país muy estable. Ha habido cuatro elecciones desde Mandela y cuatro presidentes distintos. Del mismo partido, claro. Pero distintos presidentes. No es gente que se eternice en el poder, como ocurre en países latinoamericanos o africanos.

-Pero en concreto...

-Mira, es un país que tiene problemas. Hay mucha delincuencia, tipo Brasil, y hay bastante corrupción. El gobierno no es tan eficiente como debería ser. Pero un hincha chileno que va a Johannesburgo o Ciudad del Cabo, que viaje con la idea de la África salvaje, va a pensar ¿qué es esto? No va a creer que es África, sino un lugar muchísimo más desarrollado. Sudáfrica es para África lo que Estados Unidos es para América. Es el país donde van los inmigrantes para una mejor vida.

-¿Y en cuanto a infraestructura?

-Llegas y te topas con un gran aeropuerto moderno, grandes autopistas, rascacielos, centros comerciales igual de lujosos que acá o en Europa. Pero, y yo creo que aquí la comparación es válida con países como Brasil y México, se trata de naciones con una clase media grande, pero rodeados de un mar de pobreza. Tienes dos mundos que conviven.

-¿La figura del presidente Jacob Zuma cómo calza en todo eso?

-Zuma me parece un presidente de lo más respetable. Tiene un pasado un poco turbio...

-Claro, hay imágenes de él cantando con metralleta en mano.

-Sí, pero la prensa extranjera le dio demasiada atención a eso. Eso fue puro circo. Sí, el tipo tenía una canción medio beligerante y salía con una metralleta, pero Zuma no es Mugabe. Zuma es un presidente de consensos. No es nada racista. Se lleva muy bien con los blancos, con los afrikáans y las clases dominantes. Zuma tiene una gran virtud, sabe que no es el tipo más inteligente del mundo. Y eso es muy importante.

-¿Tú ves a una Sudáfrica preparada para recibir una Copa del Mundo?

-Hay puntos débiles, sin duda. Pero creo que uno de los más grandes es el tema de los hoteles. O sea, yo no sé hasta qué punto uno va a poder conseguir una habitación. Ahí tienen un tema por resolver. Porque vale, si juegas en Durban, Johannesburgo o Ciudad del Cabo -que son las ciudades más grandes- no hay problema. Pero hay lugares como Polokwane, donde hay un gran estadio, ¿pero tienen suficientes hoteles? No lo sé. Si ahí juegan Corea del Norte y Camerún, está bien. Pero si hay un partido de Inglaterra contra Francia, es preocupante.

-¿Si fueras entrenador, dónde te gustaría que te tocara jugar?

-Ciudad del Cabo.

-¿Por qué?

-Porque es uno de mis lugares favoritos del planeta. Tiene montañas, mar, comida fantástica, viñedos. Aunque quizás Durban. Tiene un estadio muy bonito y la temperatura va a ser más grata. Porque va a hacer frío. Acuérdate que se va a jugar en invierno.

El fútbol, las vedettes y los millones

-Como cronista de fútbol, ¿qué te llama la atención de este deporte?

-La combinación de arte y teatro. Yo vivo en Barcelona, y para mí ver buen fútbol, como el que jugó el Barça la temporada pasada, me hace sentir afortunado. Es el mejor equipo que he visto en mi vida. Eso es arte. Pero también hay algo de teatro. Hay dramatismo.

-La última vez que Chile jugó una Copa del Mundo fue hace once años. ¿Cómo crees que ha cambiado el fútbol desde entonces?

-La sensación que tengo es que pasan los años y el fútbol gana en rapidez. Hay menos tiempo para tener el balón. La presión es tremenda. Mira, jugadores de hace treinta años podrían haberse asustado viendo un partido hoy.

-¿Tu favorito para Sudáfrica?

-Hoy por hoy, no creo que la cosa salga de España, Inglaterra o Brasil. Eso sí, España es la que tiene las mejores opciones. Tiene tres arqueros que entran en cualquier equipo del mundo. En defensa, a Puyol que es un tipo que da una moral increíble. Por el medio España es espectacular. Tiene a Andrés Iniesta y Xavi que son inigualables. Y ante todo, España tiene arriba a David Villa y Fernando Torres, que son dos de los cuatro delanteros más goleadores del mundo.

"Bielsa es como esos científicos brillantes"

-Has visto fútbol en Sudamérica, África y Europa. De los procesos clasificatorios, ¿cuál crees que es el más duro?

-Yo creo que Europa.

-¿Europa?

-Sí, Europa. Toma a Francia, por ejemplo. Francia está sufriendo para entrar. Portugal también. Rusia igual. Quizás peco de eurocentrismo, pero yo creo que hay varios equipos que no se van a clasificar allá, o que están sufriendo, que se clasificarían jugando en Sudamérica.

"Sudáfrica es para África lo que Estados Unidos es para América. Es el lugar donde van los inmigrantes para una mejor vida".

-Dices que Portugal podría quedar afuera. Argentina estuvo a punto. ¿Te habrías imaginado un Mundial sin jugadores  como Ronaldo y Messi?

-Sería una pena. Pero Argentina, independientemente del debate sobre Maradona, hoy por hoy no creo que tenga buenos jugadores. Tiene una selección muy pobre. Pones a Bielsa ahí, y no sé si les iría mucho mejor. El hecho de que tengan que depender de Juan Sebastián Verón, me parece triste. El tipo tuvo su mejor nivel hace diez años.

-Con los sueldos millonarios y la fama repentina, ¿crees que los jugadores de hoy son más vedettes que deportistas?

-En España se comenta mucho esto. Se habla de jugadores peseteros. Que ganan demasiado dinero y que por eso no rinden. Eso no lo creo. Los jugadores hoy son igual de profesionales o quizás más que nunca.

-¿Qué pasa con casos como el de Ronaldinho? Ahí está el ejemplo de un tipo que se consumió demasiado rápido.

-Ése es Ronaldinho. Y siempre va a haber tipos como Ronaldinho. Pero también hay casos como el de Beckham que tiene 34 años y podría jugar por su selección el próximo año. Yo lo veo de otra forma. Con toda la fama, el dinero, la noche y las mujeres, a mí me sorprende que no haya más casos como el de Ronaldinho.

-¿Dices que el problema no está en los autos deportivos, las fiestas y las modelos?

-No es un factor que influya en el rendimiento. Yo creo que los tipos son lo suficientemente inteligentes para entender que si no juegan bien, ya no podrán tener eso. Hasta tomaría las modelos y los autos como un incentivo para jugar mejor.

-¿Qué opinas sobre los futbolistas y sus intervenciones en la prensa?

-Hace poco hice un artículo muy largo sobre Messi y puse que es absurdo esperar que los futbolistas tengan el mismo grado de elocuencia con la boca que el que tienen con los pies. O sea, yo tengo un cierto grado de elocuencia con la boca, pero es lo que yo hago. Si me pides que haga algo en el campo de juego, quedo en ridículo. Pedirle a Messi, después de un partido, que te haga un análisis poético de lo que acaba de hacer es una tontería.

Una noche con Bielsa

-¿Qué sabes de Marcelo Bielsa?

-Estuve con él un par de horas hablando. Esto fue un poco antes de la Copa del Mundo de Corea y Japón. No fue una entrevista eso sí. Nos juntamos como a las diez de la noche en Ezeiza, que es como el búnker de la selección argentina.

"Es absurdo esperar que los futbolistas tengan el mismo grado de elocuencia con la boca que el que tienen con los pies (...) Pedirle a Messi, después de un partido, que te haga un análisis poético de lo que acaba de hacer es una tontería".

-¿De qué hablaron?

-Una cosa que me dijo que me llamó la atención, es que él aborrecía la actitud de estos entrenadores cuyo primer propósito es que su equipo asfixie al equipo rival. Que impida que el otro juegue. Eso él no lo entendía. Para él, había que jugar al fútbol. Imponer tu estilo y no jugar a la defensiva, como a la italiana, que es impedir que el otro equipo marque y de ahí vemos cómo anotamos un gol.

-¿Qué te pareció  Bielsa a puertas cerradas?

-Como esos científicos brillantes que están abstraídos del mundo real. El tipo hablaba del fútbol como un médico te hablaría sobre el remedio que curaría el cáncer.

-Pudiste hablar con él meses antes de que viviera el mayor de sus fracasos, cuando no pasó de ronda en Corea y Japón 2002. ¿Qué crees que cambió en él después de eso?

-Sospecho que después de lo que le pasó en ese Mundial, donde dominó sus partidos contra Inglaterra y Suecia pero no pudo ganar, descubrió que hay un aspecto de ruleta en el fútbol. Que a pesar de sus intentos, el fútbol no puede reducirse a una ciencia lógica y matemática. Que, a veces, la pelota simplemente no quiere entrar.

-Como sabes, él no da entrevistas. ¿Qué te parece el silencio como norma para un entrenador de fútbol?

-Mira, Josep Guardiola (entrenador del Barcelona) tampoco habla. Por un lado es inteligente porque le puede consumir mucho tiempo que preferiría invertir en otra cosa. Segundo, quizás Bielsa no tenga una opinión muy alta de los periodistas deportivos. Estoy especulando. Como muchos tipos brillantes, puede volverse impaciente con gente que no está a su nivel. Lo más probable es que no quiera dedicarle tiempo a algo que no encuentra provechoso. Bielsa, tienes que recordar, no es un político.

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