Por Gonzalo Maier Septiembre 16, 2014

“Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego”. Dicen que la cita es de Tolstoi, pero lo cierto es que alguna vez me empeciné en confirmar el dato y nunca pude hacerlo. El asunto da igual, por supuesto, porque David Haskell, el autor de En un metro de bosque, hace precisamente lo contrario y a su paso encuentra cualquier cosa menos leña. Su idea era sencilla y radical: ir una y otra vez al mismo metro cuadrado de bosque durante un año, mirar las cuatro estaciones y contarlo. El asunto es que Haskell es un poco como los antílopes, que tienen una visión tan aguda que en una noche clara pueden ver los anillos de Saturno, y sólo repara en cosas que a uno se le pasan coladas. Que la forma hexagonal de los copos de nieve no es caprichosa, que los buitres confunden a las plantas de gas con animales muertos, que entre la mitad y tres cuartos de los habitantes de este planeta son insectos, que la reproducción de un helecho es más apasionante que la humana. El libro tiene un poco de meditación ecologista, otro poco de manifiesto waldeniano, y, como ya ven, kilos de trivia naturalista para lucirse en el paseo de fin de año.

“En un metro de bosque” (Turner), de David Haskell. A $19.700 en librerías.

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