Por Constanza Gutiérrez Mayo 4, 2018

Dulce y Agraz.

Daniela González tiene diecinueve años y en 2015 editó su primer EP, nombrado tal como se hace llamar ella en el escenario: Dulce y Agraz. Un nombre bien elegido para describir su música: pop de cuño negro que sintetiza ciertos ritmos y sonoridades centroamericanas, caribeñas y brasileras. La gracia de Dulce y Agraz reside en la plasticidad de su idea de la música: lo incorpora todo. Es electrónica, es negra, es gringa, es latina.

Este año planea editar su primer larga duración —ya ha publicado dos adelantos, con sus respectivos videos: en octubre del año pasado fue “Más”, y en enero de este año “Ruido”—, el que está trabajando con Cristián Dippel (ex Niño Cohete) y Juan Pablo Bello (sonidista de Camila Moreno) en Estudios Triana.

—¿Por qué decidiste dejar Concepción y venirte a Santiago?

—Mis vivencias personales me llevaron a Santiago tanto en lo laboral como en lo íntimo. Conce es una ciudad bacán para vivir, pero no sé si para aprender. Necesitaba salir de mi zona de confort, enfrentarme a otras realidades, tener herramientas  más amplias, más complejas.

—¿Quiénes son tus folcloristas favoritos? ¿Hay influencia de ellos en tu trabajo?

—Me llaman la atención personajes de las distintas formaciones que ha tenido el conjunto Cuncumén; dentro de lo contemporáneo destaco mucho el trabajo de Elizabeth Morris. Lo más probable es que esté influenciada por alguno de ellos, pero no sabría reconocer esas influencias en mi música, creo que lo que me ha regalado el folclor es mucho más valioso que una forma de tocar o cantar, lo que me emociona es la expresión de la rebeldía, la belleza de lo silvestre. El folclor es la música más humana que yo conozco.

—¿Cómo es tu proceso de composición? ¿Qué tienes antes, una melodía o una letra? ¿Cuándo sientes que está terminada una canción?

—El proceso de composición es distinto siempre, cambia en tanto aprendo más cosas, ya ni siquiera reparo en eso de la melodía o la letra, estoy consciente de que todas las ideas llevan a una canción, hasta las sensaciones más crudas, sin ningún tipo de musicalidad integrada, me pueden llevar a construir algo. Creo que es un proceso muy personal. Eso de sentir que una canción está terminada también es muy relativo y personal, hay personas que nunca están satisfechas con el master o qué sé yo. En mi caso, lo converso con mi equipo de trabajo y también pido la opinión de personas que hacen cosas distintas a la música.

—Si pudieras ir a cualquier momento en la historia y ver cualquier música o músico, ¿a quién querrías ver?

—Ha pasado poco tiempo, pero me hubiera encantado ver a Shakira en los tiempos de Dónde están los ladrones. Me encanta ese disco.

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