Dentro de una escena de trap chileno que se asienta con rapidez, Gianluca es uno de los artistas que más notoriedad han conseguido en el último tiempo. Tiene veinte años, creció en la Ciudad Satélite y, aunque componía y producía canciones desde el colegio, hace sólo un año se puso a cantar. Hace cuatro meses subió un mixtape llamado SSR a SoundCloud, la plataforma musical en la que se mueve el trap —un conjunto de ocho tracks en los que no se casa completamente con el género, haciendo un trabajo más pop y experimental— y desde entonces no ha parado de tocar en vivo.

Como muchos raperos y reguetoneros, el trapero tiene claro su objetivo y no teme admitirlo: la plata. El trap sería sólo un móvil, una fórmula para el éxito. Sin embargo Gianluca, el trapero chileno que más llama la atención en este momento, ni toca este tema. Burgués, pero no cuico (cuenta que desertó de la carrera de Arte en la Universidad Diego Portales para dedicarse a la música), escribe letras oscuras y apáticas que no hablan de un afán por ganar plata o ganarle a la vida. Dice que el trap se trata de ser uno mismo, no un personaje, y es por eso que utiliza su verdadero nombre para presentarse, y por lo que canta sobre cosas que conoce. El hablante siempre es él. El hit de su mixtape lleva como título las palabras que también conforman su nick de Instagram, “Siempre triste” y, en su video, Gianluca canta delante y dentro de una piscina que parece ser una de las áreas comunes de un edificio. La canción dice: “No sé lo que tú quieres que te diga / Nunca me ha faltado nada / gracias a mi familia. / No me estreso, tranquilo vivo la vida / Sé que no voy a llegar a la cima”. Melancólico y tranquilo, a punta de buenos ganchos, Gianluca consiguió hablarle a un público mucho más amplio que sus compañeros de escena. Encontró su propia fórmula, que trasciende a la del trap.