Por Yenny Cáceres Septiembre 1, 2017

El viajante. En cines.

Esta película parte con un derrumbe físico que es una premonición de todo lo que vendrá. En El viajante, un matrimonio debe abandonar su departamento cuando, de improviso, las paredes empiezan a trizarse y todo el edificio es evacuado. En el cine del iraní Asghar Farhadi no hay desperdicio, y es por eso que el eco de este inminente derrumbe acosará a los protagonistas, Rana y Emad, como una fatalidad.

Ambos son actores y durante las noches ensayan el montaje de La muerte de un vendedor, el clásico de Arthur Miller que debe esquivar la censura de las autoridades iraníes. Entre los ensayos y las clases de Emad (Shahab Hosseini), que es profesor de Literatura en un liceo, finalmente logran mudarse a otro departamento, la promesa de un nuevo comienzo y, quizá, hasta de un hijo. Todo eso queda en suspenso la noche en que Rana (Taraneh Alidoosti) es violentada sexualmente en
su hogar.

Asghar Farhadi —el mismo director de La separación y doble ganador del Oscar— construye una película en torno al silencio y los tabúes de una sociedad conservadora, como la musulmana, aunque el dilema moral al que se ve enfrentado el marido de Rana podría ocurrir en cualquier parte. Emad, que en todo momento se muestra como un hombre sensible, un maestro querido por sus alumnos y un esposo comprensivo, se obsesionará por encontrar al hombre que atacó a su mujer, hasta volverse irreconocible a los ojos de Rana.

Farhadi filma con lo justo, sin dar lugar a los excesos y con detalles extraordinarios en la puesta en escena. Las sospechas del ataque a Rana apuntan a la anterior arrendataria del departamento. Los vecinos hablan de una mujer de mala vida, que nunca fue a retirar sus cosas. Su presencia es fantasmal, jamás la vemos y los nuevos inquilinos deberán convivir con los restos de lo que fue un hogar: sus zapatos, un vestido o la bicicleta de un niño.

Como ocurría en La separación, Farhadi no juzga ni toma partido. Rana es una mujer dañada, pero sus heridas no son solamente físicas. Cuando Emad descubra finalmente al hombre que atacó a su esposa, todo se volverá aun más complejo y no sabremos si quiere vengarse o salvar su honor. Farhadi los muestra así, arrojados a la vida y dolorosamente humanos.

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