Por Constanza Gutiérrez // Foto: www.cdn.playbuzz.com Agosto 4, 2017

Lust for life, de Lana del Rey.

Desde su debut en 2010, y durante los tres discos siguientes, Lana del Rey no ha hecho más que enaltecer a Estados Unidos. Todo en ella evoca la grandeza del imperio: su feminidad rancia y rimbombante, como la de Priscilla Presley o una actriz hollywoodense de los años 50; sus citas a Walt Whitman y a Lolita, de Nabokov; los icónicos lugares de los que habla (Coney Island, Mississippi, Florida) y su culto a la personalidad: la declarada admiración hacia Marilyn Monroe, Elvis, James Dean y otros ídolos estadounidenses como los que, sin duda, quiere ser vista algún día, y la imagen sólida que ha construido de sí misma, trabajo que continúa en su quinto disco, Lust for life. Fiel a su marca, sigue hablando sobre Estados Unidos, su voz sigue siendo lánguida y sus canciones atmosféricas, pero esta vez deja las referencias a las armonías cincuenteras para encontrarse con “América hoy”: los beats del hip–hop. Dos colaboraciones con A$AP Rocky, otra con The Weeknd, y dos baladas folk que parecen decirnos que Lana del Rey acusa recibo de lo que está pasando en su país con Donald Trump: “God Bless America And All The Beautiful Women In It” (“Dios bendiga a América y a todas sus hermosas mujeres”) y “When the World Was at War We Kept Dancing” (“Cuando el mundo estuvo en guerra, nosotros seguimos bailando”), en la que canta “¿Es este el fin de una era?, ¿es este el fin de América?”.

La suya es una manera de mirar el mundo como fenómeno estético; su concepción de la sociedad está planteada en términos de estilo. Lana del Rey ama el artificio, y su elíptico discurso tiene algo de esotérico: nunca dice, sólo evoca, como hablándonos en un código privado. Al escuchar sus letras y ver sus videos uno podría tener la idea de que toda esa iconografía tiene un discurso detrás, pero lo cierto es que las letras de Lana del Rey son muy vagas, por lo que uno puede encontrar en ellas lo que quiera. Quien quiera ver ironía y una crítica al sueño americano, puede hacerlo, y quien quiera creer en su discurso nacionalista, también. En el caso de Lust for life, cabe preguntarse: ¿Contra qué apunta Lana del Rey? ¿Qué es lo que nos señala cuando dice que este es “el fin de una era”? No especifica. En sus entrevistas dice cosas como que hace magia negra contra Trump, pero eso es sólo contingencia. Sus canciones, en cambio, podrían existir para siempre. Lana del Rey quiere ser eterna, como Marilyn Monroe o Elvis, y relacionar sus letras con algo concreto sería perder el punto. Cuando Lana del Rey habla de una caída, habla de todas las caídas, de cada tropiezo que pueda tener el imperio. En cada uno ella estará ahí para cantar lo que queramos oír.

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