Por Carlos Reyes Abril 13, 2017

Suecia 428, Providencia. Tel. 227254258.

Dejó la máquina de pago electrónico en la mesa y se fue… sin volver. Fue el último gesto de un garzón que hasta ese momento no lo había hecho tan mal. Impecable de uniforme, aunque distraído, calculaba a cada momento sus pasos, que de seguro eran los primeros que daba no sólo en Ostras Azócar —ahora bajo el alero del Centre Català— sino en su vida en el servicio. De alguna forma estaba a tono con el ambiente, tan sobrio como su tenida, ambos de blanco impoluto, a lo que se sumaba en el salón un mobiliario oscuro. Todo sin mayores adornos ni referencias explícitas al reducto de los catalanes en Santiago; una discreción finalmente derivada en parquedad, pensando en la comida marina que propone.

Detalles sobre detalles: en tiempos de moda de masa madre, las tostadas envasadas se notan. O el vino excesivamente frío, incluso para ser blanco (Céfiro sauvignon blanc $ 6.500), aunque ok, se tempera en un rato. No hubo vuelta atrás, eso sí, con las Machas a la parmesana ($ 11.500), anuladas por una salsa bechamel cuajada sobre minúsculas lenguas del marisco. Es que las cosas ya no son como antes, cuando eran frescas del día y aportaban el jugo necesario para pelearle a cualquier ingrediente poderoso. Además, y en los tiempos de oro de su casa matriz de calle Bulnes, su tamaño era éticamente comestible, cosa que deberían entender de una vez por todas, sobre todo el público que las exige ¡Déjen de comerlas un par de años como mínimo, antes de que sea demasiado tarde!

Más allá de ese plato —presentado como especialidad de la casa—, la cocina mostró la sazón en tono menor de la cocina chilena marina. Lució en una sencilla Corvina a la plancha ($ 7.900), delicada y de cobertura crocante, acompañada de un panaché de verduras ($ 2.900) tan sutil como sobrecocinado. Viendo el vaso medio lleno, un plato correcto, para paladares suaves, pero que podría replantearse en términos técnicos y de sazón, pensando en una propuesta ubicada en un espacio que ha sabido de muchos colores y sabores expresivos, pero que de momento ofrece una propuesta pálida, como las paredes de sus comedores.

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