Zappa en sus propias palabras
“Creo que nadie ha visto al Frank Zappa real, porque ser entrevistado es una de las cosas más anormales que se le puede hacer a alguien”, dice el músico estadounidense en una secuencia de este notable documental, montado, justamente, sólo a partir de entrevistas. Porque nada de lo que cualquiera pueda decir sobre él supera la genialidad de sus palabras: Zappa era un compositor prodigioso que fundió rock, jazz y música clásica, pero también era un letrista y orador punzante. La película recorre su lucha contra las grandes discográficas, su crítica a las ideologías, su cargo de asesor cultural en Checoslovaquia y la batalla que dio contra la censura a la música impuesta en la era Reagan, una “teocracia fascista”, según él, que combatió con sus letras explosivas.
“Frank Zappa: Eat that question”, de Thorsten Schütte (Francia).
El baile de la liberación
Los años 80 en Estados Unidos fueron un réquiem para la revolución sexual: Reagan combatió la pornografía, el sida aterró a las masas y el péndulo de la moral retrocedió. En 1984, en la época en que se hablaba del virus como una plaga bíblica, Madonna rompía tabús y cantaba sobre sexo premarital en “Like a Virgin”.
Pero no fue hasta 1990 que se convirtió en un ícono de la cultura gay, cuando reclutó a siete esbeltos bailarines para su gira Blond Ambition World Tour, con los que instaló a nivel mainstream el tema de la homosexualidad. 25 años más tarde, dos cineastas van tras la pista de estos hombres. Pero no todo fue gloria: de ser las efigies homoeróticas del video de “Vogue” pasaron a ser víctimas de las drogas, del VIH y del olvido.
“Strike a Pose”, de Ester Gould y Reijer Zwaan (Bélgica/Holanda).
Los sonidos del exilio
Rodrigo González es bajista de Die Ärzte, una banda legendaria del punk alemán, pero la música que escuchó durante su infancia venía de otro género y otro país: Quilapayún, Inti-Illimani, Violeta Parra, Víctor Jara. El músico, hijo de exiliados en Hamburgo, viaja a Chile para reencontrarse con algunos autores del soundtrack de su juventud, como Eduardo Yáñez y Eduardo Carrasco, de Quilapayún, y para rastrear las huellas de esa música popular y combativa en las nuevas generaciones de artistas, entre ellos Camila Moreno, Chinoy y Aldo “el Macha” Asenjo.
Alemán en Chile y chileno en Alemania, González rescata en este viaje la influencia de la Nueva Canción Chilena en la escena musical actual, pero a nivel personal reafirma lo que Eduardo Carrasco llama “la sabiduría que da el exilio”: que en el destierro se descubre que el ser humano puede pertenecer a distintas partes.
“El viaje”, de Nahuel López (Alemania/Chile).
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