Por Carlos Reyes M. Octubre 28, 2016

A diferencia de otros torneos —como los de empanadas de pino—, donde los exponentes de la zona oriente suelen llevarse todos los elogios, las mejores marraquetas capitalinas poseen el perfume de lo popular. Las finalistas que el pasado 14 de octubre buscaron el premio a la más rica, según la Asociación de Industriales del Pan de Santiago, provienen de Renca, La Florida, Buin, Conchalí, La Cisterna, Independencia o El Bosque, desde donde este año salió la ganadora. ¿Una paradoja? Puede ser, pero como en todo certamen se premia la excelencia, que en este caso es dominada —aún— por decenas de maestros panaderos, que le dan categoría al verdadero pan nuestro de cada día. Panadería Las Palmeras, de El Bosque, justo frente a la Escuela de Gendarmería, se ganó el premio de esta temporada gracias a ejemplares de color dorado ligero; que cuando está calentita expele un aroma suave, entre tostado y miga de pan, sin muchos asomos de levadura. Recién salida es liviana, de miga muy blanca y con una cobertura crocante como un barquillo y de sabor bien neutro, en parte por el 10% menos de sal solicitado por las bases este año. Ideal para el pan con mantequilla, para el queso, el jamón, aunque no para sándwiches con muchas salsas porque su base no es tan firme. Pero aun así es un producto noble: dura más de un par de días. Un gozo para todos, realmente.

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