Por Gonzalo Maier Septiembre 23, 2016

“Skeleton Tree”, de Nick Cave & the Bad Seeds.

En los primeros minutos de 20,000 Days on Earth, el documental sobre Nick Cave, el cantante australiano se peina frente al espejo del baño y dice que es un caníbal, que usa la vida de los otros para escribir canciones. Que toma las miserias y luchas de sus más cercanos para armar historias. Y ahora que aparece Skeleton Tree, el último álbum de Nick Cave & the Bad Seeds, la confesión toma un aire oscuro y maldito. Para resumir lo que repitieron hasta el hartazgo los medios: justo cuando la banda estaba en el estudio de grabación murió uno de los hijos de Cave y la brutalidad de canciones como “I Need You” o “Jesus Alone” invita a pensar que este disco es otra demostración más de su canibalismo. El mismo Cave, eso sí, se ha preocupado de aclarar que casi todo estaba escrito, que la tragedia apenas le dejó tiempo para componer temas nuevos.

Es decir, que su obsesión por el apocalipsis y los ambientes oscuros es más o menos la habitual (sólo que esta vez la experiencia es tan incómoda como sentarse a mirar el dolor de los demás). En fin, con o sin canibalismo, Skeleton Tree vale como el exorcismo de un tipo que susurra las canciones más duras y conmovedoras que escucharán en un buen tiempo.

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