Por Diego Zúñiga Enero 15, 2016

Son niños, muchos, cuyos rostros los vemos levemente desfigurados, atrofiados, monstruosos. Niños y jóvenes y algunos adultos que protagonizan las pinturas de La Colonia, el nuevo trabajo de la artista argentino-chilena Mariana Najmanovich (1983). Ya nos había sorprendido con los óleos que mostró en Ch.ACO 2014, con generales oscuros, siniestros, y ahora vuelve a trabajar esa misma oscuridad, pero esta vez elige otras imágenes: niños y jóvenes que provienen de Colonia Dignidad. Hay algo en la materialidad de sus rostros que puede recordar a Lucian Freud o a la manera en que Francis Bacon desfiguraba sus retratos, manchas que Najmanovich ya ha convertido en una de sus marcas registradas y que acá les otorgan un aire fantasmagórico a sus personajes. En esos rostros –que a veces simplemente parecen calaveras– lo único que sobrevive intacto son los ojos, una mirada que pareciera interrogarnos acerca de la violencia que late en cada una de estas obras. Rostros que nos recuerdan a los personajes que retrató Michael Haneke en La cinta blanca: es aquel mundo secreto que Najmanovich ha decidido mostrarnos en toda su monstruosidad, pero sin estridencias, con pequeños detalles, interviniendo las fotografías que recopiló durante su proceso de investigación con colores oscuros, para así lograr armar una novela de terror, un relato acerca de un territorio incómodo, oculto, ominoso.

“La Colonia”, de Mariana Najmanovich. Hasta el 31 de enero en Galería Metales Pesados.

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