Por Marisol García Marzo 31, 2015

El regreso, tras dieciséis años, de Los Ángeles Negros a escenarios chilenos merecía espacios más amplios y mejor promocionados que los que la banda alcanzó a tener hace un mes. Sólo un concierto en el restaurante Liguria y otro en el Festival de San Javier les mostraron a los que alcanzaron a enterarse de la sorprendente buena salud de un grupo que, aunque hoy mantiene al guitarrista y compositor Mario Gutiérrez como único fundador activo, está muy lejos del remedo. Los Ángeles Negros son hoy una banda refrescada por dos estupendos vocalistas (el chileno Antonio Saavedra y el mexicano Mauricio Ruiz) y por el encanto que han aprendido a cultivar en conciertos incesantes por México. El mayor mercado musical latino le ha impuesto al grupo de San Carlos una técnica, una disposición y un encanto irresistibles.

Es un atractivo impreso, además, en un disco-homenaje reciente que supera la norma de los tributos colectivos. Hay versiones de verdad valiosas en No morirá jamás, grabación organizada en México por los hermanos Mauricio y Francisco Durán (Los Bunkers), y que guarda la peculiaridad de reunir a homenajeados y admiradores; a veces, incluso a dúo. Grandísimos nombres a bordo: Raphael suena perfectamente ajustado a “Cómo quisiera decirte”, y dos de los Café Tacvba, coquetos en “Esta noche la paso contigo”. El vibrante rockeo cantinero de Manuel García en “Tanto adiós” es representativo del filo eléctrico y a la vez respetuoso con la tradición que cruza el trabajo, en el que también Juanes, David Bisbal, Julieta Venegas, Ana Tijoux, Nicole y el cantante de Babasónicos, entre otros, quisieron ocuparse. La banda romántica más internacional que ha salido de Chile es sonido vivo, no sólo recuerdo clásico.

“Ángeles Negros. No morirá jamás”. Varios artistas.

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