Por Gonzalo Maier Marzo 11, 2015

Hay escenas muy lindas en El color de la granada, el clásico del cine armenio de fines de los años 60. Aunque tal vez donde dice “lindas” perfectamente podría decir “exóticas”: mujeres lavando alfombras voladoras, un caballo que desaparece frente a una muralla de piedra, sombreros largos e imposibles y la historia de un niño que se transforma en poeta. Ese clásico del cine soviético, que recuerda bastante a las películas de Alejandro Jodorowsky, desde hace unos días tiene una nueva banda sonora. Nicolás Jaar, el músico chileno detrás de Space Is Only Noise, acaba de lanzar Pomegranates, un puñado de veinte canciones para ser oídas junto con la cinta. Sólo hace falta apretar al mismo tiempo play en la tele y en el equipo de música. El efecto, por cierto, es un poco hipnótico y otro poco mágico, gracias a los ambientes maravillosos que construye Jaar, llenos de silencios y ritmos electrónicos tan aletargados como contenidos. A veces, cuando uno se pregunta qué tan lejos se puede viajar, al rato descubre que las fronteras más distantes no quedan del otro lado del mapa, sino en lugares improbables. Como esas montañas de Armenia donde se confunden la cultura persa, la severidad rusa y un estupendo disco minimalista.

“Pomegranates”, de Nicolás Jaar.

Relacionados