Por Antonio Díaz Oliva Octubre 15, 2014

De estar viva hoy, Flannery O’Connor se sentiría más a gusto con los novelistas gráficos -Daniel Clowes, Charles Burns, Alison Bechdel y el resto de la pandilla-, que en el saco de los escritores de ficción. Es una idea arriesgada aunque no tanto si uno lee Flannery O’ Connor: Tiras cómicas, el libro que reúne las viñetas, tanto en tinta como en linograbados, de la escritora estadounidense cuando era escolar y más tarde estudiante universitaria. Ahí están los primeros pasos de una joven que aspiraba a publicar en el New Yorker (le rechazaron todo), y que luego se pasaría a la ficción. Elementos no muy distintos de los que más tarde la harían famosa: un humor irónico pero a la vez tierno, la sombra de la Segunda Guerra Mundial y de la Gran Depresión, personajes del sur estadounidense que parecen perdidos en sí mismos y, por supuesto, pavos reales. Jamás olvidar los pavos reales porque O’Connor prefería estar rodeada de pájaros antes que de humanos.

“Para el escritor de ficción”, apunta la misma O’Connor en el posfacio del libro, “todo tiene su punto de prueba en el ojo, y el ojo es un órgano que eventualmente involucra a toda la personalidad”. Y eso se percibe a lo largo de estas viñetas: una chica hermética que no se relacionaba demasiado con otros, que prefería mirar antes de participar,  pero que siempre -por el simple hecho de encontrar una historia o un momento digno de poner en papel- observaba atentamente lo que sucedía a su alrededor.

“Tiras cómicas”, de Flannery O’Connor. A 21,37 euros en www.amazon.es

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