Por Valeria Bastías Julio 15, 2014

Interpretar noches de euforia y destape sexual que, a su vez, esconden restos de violencia y represión vividas en dictadura. Así de complejo y también ajeno fue el tema que le plantearon a Pablo Rotemberg, destacado coreógrafo argentino del círculo independiente de la danza, invitado por el GAM a una residencia que debía culminar con un montaje sobre las famosas fiestas Spandex. Ésas que se hicieron a principios de los 90 para financiar el Gran Circo Teatro de Andrés Pérez, y que terminaron convirtiéndose en instancias revolucionarias con performances de travestis, go-go dancers arriba de cubos y mucha ropa de lycra y colores psicodélicos.  Rotemberg, que debutó en el GAM hace un año con la aplaudida obra La idea fija, conoció a los protagonistas de las fiestas, se inspiró con la exposición del fotógrafo Claudio Pérez  sobre la dictadura y eligió canciones que van desde “Everybody dance now”, de C&C Music Factory,  hasta “Baño de mar de medianoche”, de Cecilia. El resultado: La noche obstinada, obra que se estrena la próxima semana en el centro cultural de Barrio Lastarria.

-¿Cómo se relacionan La noche obstinada y La idea fija, la otra obra que presentaste  en Chile?
-Ambas comparten un espíritu transgresor, oscuro, pero también medio cómico. Eso sí, La noche obstinada es más cruda. No te vas a morir ni querrás salir del teatro, para nada, pero La idea fija era más estilizada y ésta no, porque su universo es diferente y tiene que ver con el contexto en el que se realizaban las fiestas.

-Lo dices por el contexto político, ¿de qué manera abordas ese aspecto?

-Para mí la danza no es el lenguaje para explicar hechos políticos de manera literal. Y eso que estas fiestas son parte de una microhistoria parte de una gran historia de Chile, pero no voy a opinar sobre aquello porque  requiere un trabajo más profundo de investigación. Lo que haremos es evocar  esa época, recrear un espacio en donde se ejerce el sometimiento del cuerpo y , luego de una batalla, su liberación.

-Violencia, sexualidad, desnudismo. ¿Cómo pones esos conceptos en escena sin caer en lo grotesco ni lo incómodo?
-Me intrigan los límites de esos conceptos sobre el escenario. Esta obra, por ejemplo, es una presentación de un cuerpo carnal a través de un elenco heterogéneo, lejos de los estereotipos de la danza tradicional. La idea es hablar  de la diversidad y la tolerancia, tal y como lo hicieron las Spandex. Si en cierto modo incomoda o perturba, también es una intención de la obra porque estas fiestas buscaban hacerlo, pero el trabajo que hago es danza contemporánea accesible, de experimentación y de búsqueda, pero es una obra para que la gente vaya y no de ésas que uno no va a entender nada, al contrario, va a entender todo. Lo haya o no lo haya vivido.

“La noche obstinada”, de Pablo Rotemberg. Desde el 26 de julio al 10 de agosto en Centro GAM.

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