Por Antonio Díaz Oliva, desde Berlín Junio 25, 2014

Es el Muro de Berlín: lleno de grafitis, mensajes y el pasado de una Alemania dividida que, como una sombra o un leve destello, todavía irradia historia. Y a pocos pasos de ahí el Mauerpark (literalmente “el parque del muro” en alemán), donde todos los domingos por la mañana hay una feria de cachureos y algo más: un sitio a medio camino entre un Persa Biobío ondero y uno de esos parques de Brooklyn que en verano parecen festivales. Así, recorrer los puestos a la búsqueda de fotos viejas de Berlín, discos, libros y una de esas chaquetas verdes y bélicas con banderitas alemanas en los hombros (a sólo cinco euros) puede ser una buena opción. Y de ahí atiborrarse con currywurst: salchichas cubiertas con esa salsa que mezcla ketchup y curry; un plato tan adictivo como salado por lo que decidir entre una cerveza (hay tantas y tan buenas y tan espumosas) o una Fritz Kola (la coca-cola vintage que en su versión de etiqueta café sabe a los empalagosos dulces ½ Hora) es el siguiente paso. Y para el final la zona verde: tirarse al pasto, escuchar a alguno de los músicos y acercarse al karaoke público; un anfiteatro donde instalan parlantes y micrófono y la gente no duda en subir y hacer el ridículo.

http://www.mauerparkmarkt.de/

Relacionados