Por Rodrigo Fresán Abril 30, 2010

Ya se ha recomendado aquí la serie forense Bones como entretenimiento ligero y logrado gracias a la química de su elenco: un puñado de freaks de laboratorio (que ya poco tienen que ver con las novelas originales de la reina de la autopsia, Kathy Reichs). También se ha recomendado aún con mayor entusiasmo Mad Men: suerte de revisión catódica de las ficciones de Cheever y Yates en la Manhattan de principios de los años 60, donde todos fuman y beben y se acuestan mucho entre ellos (incluso se acuestan para beber y fumar). Pero lo que me lleva de regreso a Bones y a Mad Men es el modo en que ambas invocan el espectro de JFK en dos episodios de antología que, por esas cosas raras, vi durante la misma semana. Tomen nota: el de Bones es el episodio 12 de la sexta temporada ("The Proof in the Pudding"), donde la estrella invitada no es otra que el esqueleto del presidente asesinado, y el de Mad Men es el número 12 de la tercera temporada ("The Grown-Ups"), donde el presidente es asesinado como telón de fondo mientras, en primer plano, el matrimonio de Don "Danger" Draper y Betty "Killer Barbie" Draper parece a punto de volar por los aires. Como JFK.

* Escritor argentino.

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