Por Andrew Chernin Noviembre 14, 2009

Fang, en inglés, significa colmillo. Un diente largo y afilado como los que usan los vampiros. Fag, que suena peligrosamente parecido pero no es lo mismo, es uno de esos términos políticamente incorrectos para hablar de un gay. Entonces uno podría preguntarse cómo lo hizo Stephen Marche en la última Esquire, de qué se tratan realmente las historias de vampiros. ¿Son cuentos de terror o una forma de decir que a las chicas -a varias, al menos- siempre les han gustado los gays? Imaginen a cualquier vampiro: sofisticado, elegante y torturado. Imposible de alcanzar. Incluso para la más guapa. Ahora imagínenlo bailando en el Fausto y díganme si no les hace sentido. http://bit.ly/V4ayz

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