Por Rodrigo Fresán Septiembre 26, 2009

Alguna vez teoricé -y más de una vez lo llevé a la práctica- que no había mejor música de fondo posible para leer lo nuevo de Douglas Coupland y releer lo viejo de Jerome David Salinger que cualquiera de los varios álbumes de Eels. Ya saben: música triste pero cálida, historias trágicas cantadas con una triunfante sonrisa vencida, melodías de cajita de música que se abre y se cierra igual que ciertos ataúdes que ya no volverán a abrirse  y que, en llamas o bajo tierra, seguirán sonando en nuestra memoria. Y Mark Oliver Everett es el líder y compositor de la banda solipsista Eels. Y se sabe que Everett (mejor conocido como Mr. E., mejor conocido aún como Mr. E. o E. a secas) no es un tipo precisamente alegre. Pero también es cierto que su música produce un raro optimismo iluminador que, seguro, habría hecho las delicias de Seymour Glass si no se hubiera suicidado. Alguna enciclopedia define todo esto como una forma musical llamada dysfunctional-americana o down lo-fi que acaso empieza y termina en lo que hace Everett en Eels. Y, sí, todas y cada una de las canciones de Eels piensan en una sola cosa: estamos aquí, no fue fácil, no es fácil, nunca va a ser fácil, y falta menos para el final. Vitales canciones desde este lado del túnel que, se supone, tiene una luz de muerte al final, pero vaya uno a saber.

Mientras tanto y hasta entonces, Everett nos confiesa que su pasatiempo favorito es imaginar cuánto tiempo pasará entre su último aliento y el hallazgo de su cadáver.

Hagan sus apuestas.

Mientras tanto y hasta entonces -sin alcanzar las cumbres de su mágnum opus Blinking Lights and Other Revelations  (2005) o las vertiginosas depresiones y bajones de Electro-shock Blues (1998) -Hombre Lobo, subtitulado 12 Songs of Desire- es más de lo mismo. Y está bien -muy bien- que así sea. Y entre los doce tracks destaca la delicada "The Look You Gave That Guy", una especie de relectura del clásico "I Started A Joke" de los Bee Gees. Una joya sobre los celos de quien no se atreve a decir siento celos. Y buena noticia: en octubre, la editorial de Barcelona Blackie Books publicará Cosas que los nietos deberían saber, las tragicómicas memorias de Everett -haciendo hincapié en el tragi, pero todo recordado con sonrisa resignada-, con prólogo de quien firma esta recomendación. Libro indispensable y, sí, salingeriano y couplandiano.

*Escritor argentino.

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