Por Gonzalo Maier Septiembre 5, 2009

Hay clubes y clubes. Y Stanislaw Lem (1921-2006), el famoso escritor polaco, para entrar a éste, tuvo que escribir un libro. Uno que le abrió las puertas a la sociedad de reseñistas de libros inexistentes. Un club que paradójicamente existe porque no existe y en el que están cómodamente sentados Borges, Vonnegut y Bolaño. En Vacío perfecto, recién llegado a Chile de la mano de Impedimenta, Lem ofrece dieciséis críticas -a ratos geniales- de textos que uno nunca podrá encontrar. Gigamesh, por ejemplo, es una novela del irlandés Patrick Hannahan que, emulando a Joyce, resume el universo en una caminata de 20 minutos; el primer libro de Solange Marriot es una novela escrita sólo con negaciones; mientras que La Nueva Cosmogonía es el discurso con el que un tal Alfredo Testa recibió el Premio Nobel después de rebatir a Einstein y probar que el universo es sólo un juego. Breves, cómicas, inteligentes y mordaces, las páginas de Vacío Perfecto también demuestran que la mejor ciencia ficción es la que no parece ciencia ficción.

En librerías a $ 28.200.

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