Por Yenny Cáceres Agosto 29, 2009

Se acabó el misterio. La semana pasada se exhibió un adelanto de 20 minutos de Avatar, película con la que James Cameron rompe su silencio después de Titanic. Hubo funciones en todo el mundo, como parte del "día Avatar". Es que la campaña de marketing de FOX amenaza romper la taquilla en diciembre, fecha del estreno. Y lo primero que hay que decir de una película 3D: te pasan unos anteojos embolsados con el rótulo de "producto reutilizado, sanitizado e higienizado con ozono", aunque aún puedes ver las huellas estampadas e imaginar a los miles de niños que vieron La era del hielo con estos mismos lentes, con una mano en las cabritas y la otra quién sabe dónde. Pasado el asco inicial, el propio Cameron presenta su adelanto, para deleite de los nerds presentes (me incluyo). Después viene un tipo azul con cola, coqueteando con una chica azul con look Pocahontas. Todo durante el siglo XXII, en medio de cascadas, animales prehistóricos y una deslumbrante escena de unas luciérnagas fluorescentes. Si el CGI ya tenía una textura artificial, la sensación es más extrema con el 3D. Todo es mucho más irreal y más cercano al videojuego. ¿Se habría visto mejor el hundimiento del Titanic en 3D? Creo que no. Quizá esto es otra cosa. Entretención pura (lo cual no es pecado), pero no precisamente cine.

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