Por Diego Zúñiga Enero 25, 2018

Fue en la casa de La Reina, en 1978.

Cuando el profesor de literatura René de Costa llegó, se encontró a Nicanor Parra conversando animadamente con Enrique Lihn. Hablaban en endecasílabos sobre Neruda —cómo no—, pero de aquello, de los endecasílabos, René de Costa (1939) se dio cuenta un buen rato después. Intentó ser parte de ese juego, pero no le fue bien.

Pasarían toda la tarde y una buena parte de la noche conversando.

Iba a ser el inicio de una amistad con Parra. De Costa lo había leído, lo había estudiado, lo admiraba. Y todo eso desembocaría, casi 10 años después, en una invitación que le hizo al autor de Poemas y antipoemas: en octubre de 1987 lo llevó, como poeta residente, un mes para participar en un seminario que estaba impartiendo a los alumnos del doctorado de la Universidad de Chicago. Y ahí llegó Parra. Y ahí conversó largamente con De Costa y con sus alumnos acerca de sus libros y de su vida, como muy pocas veces lo hizo públicamente.

“Los textos que escribo en la actualidad tienen que ver con la cuestión de la supervivencia del hombre en el planeta; ese me parece a mí que es el problema central de nuestra modernidad”.

Nicanor Parra tenía entonces 73 años y una obra que había revolucionado la poesía en español. Pasaba, de hecho, por una de sus etapas más lúcidas y vitales. Y todo eso quedó registrado en estas conversaciones que, para fortuna de los lectores, René de Costa decidió grabar en casetes, esos que guardó en su despacho en Chicago y que, muchísimos años después, el poeta y editor Adán Méndez —al enterarse de la existencia de estos diálogos y al maravillarse con el contenido de ellos— decidió transcribir: horas y horas que se convertirían, finalmente, en un libro de casi 300 páginas, uno de los registros más contundentes que existen hoy sobre la vida y obra de Nicanor Parra. Un libro secreto al que, por ahora, sólo unos pocos han podido acceder.

 

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En 2014, cuando Nicanor Parra cumpliría 100 años, apareció en Ediciones UDP un libro inédito, del cual casi nadie tenía registro: Temporal. Lo que se supo, entonces, es que se encontró este poema largo en un casete que el profesor y crítico  René de Costa tenía guardado del tiempo en que Parra lo visitó en la Universidad de Chicago. Estaba ese poema y una serie de conversaciones. Fue el momento en que se supo que existía ese material, pero del cual no se tenían mayores detalles. Sin embargo, por esa fecha, justamente, la editora Rosario Garrido  —fundadora de Ediciones Bastante—, después de dialogar con Adán Méndez, comenzaron a pensar en la posibilidad de publicar estas conversaciones, pues consideraron que era un material valiosísimo. Existía el antecedente del libro de conversaciones de Parra con el profesor Leonidas Morales, pero este material era en parte distinto: profundizaba en estos diálogos en Chicago sobre su obra como muy pocas veces lo hizo públicamente, respondiendo preguntas por poemas específicos, intentando explicar la antipoesía y compartiendo impresiones sobre sus contemporáneos. Sentían que era un patrimonio cultural de Chile.

A partir de ahí apareció, en esta historia, el BancoEstado, que se entusiasmaría con el proyecto. Si bien su labor cultural ha estado vinculada en estos últimos años al cine chileno, vieron que este material era indudablemente relevante. Fueron fundamentales en este convencimiento a la hora de sumarse al proyecto tanto Rodrigo Valdés como Guillermo Larraín y Jessica López, todos parte del comité ejecutivo en ese entonces y que se entusiasmaron con la idea de ver estas conversaciones inéditas convertidas en un libro.

Se aprobó el financiamiento y empezaron a trabajar. Era 2014. Rosario Garrido comandaría el proyecto editorial, Adán Méndez (Ediciones Tácitas) gestionó los derechos y se fue avanzando en la realización de este libro, en el cual participó muchísima gente durante un par de años —la edición estuvo a cargo de Andrés Braithwaite y Eduardo Piola— hasta concretarlo. Y hoy es un libro secreto, publicado por el BancoEstado: Conversaciones con Parra. Chicago, 1987, de René de Costa. Dos mil ejemplares que están siendo regalados a sus clientes, como cuenta Michel Moure (50), gerente de Identidad Corporativa del banco, quien fue uno de los hombres de la entidad que trabajaron en este proyecto. Un libro con una edición muy cuidada, que cuenta no sólo con las conversaciones, sino también con un material gráfico impresionante; fotografías inéditas en las que vemos a Parra con Jorge Teillier, con el mismo René de Costa, además de otros amigos y personajes fundamentales en su biografía.

“Desde el comienzo me sentí más cerca del lenguaje semihablado, diría yo, de Huidobro, que del lenguaje cantante de Neruda. Me sentí más cerca de Huidobro que de Neruda”.

Y ya se prepara una edición que circulará por librerías durante este primer semestre, y que estará a cargo de Ediciones Tácitas. Un libro en el que nos encontraremos con un Parra generoso con sus lectores, generoso en anécdotas y explicaciones, con una memoria prodigiosa, que le permite ir a los orígenes de su escritura, sus años como estudiante de Matemáticas y Física, sus primeros poemas, el tiempo en el Internado Nacional Barros Arana, su amistad —tan intensa y compleja— con Pablo Neruda, sus obsesiones, sus deseos, la importancia de Poemas y antipoemas, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro, lo que vino después: un repaso minucioso por su escritura y por algunos pasajes de su vida en los que nunca había profundizado públicamente. Cuenta anécdotas, rememora a los amigos, hace confesiones, como cuando relata que por esos años El Mercurio le ofreció publicar un artefacto semanalmente y le dijeron que podría cobrar lo que él quisiera, pero lo rechazó; o cuando recuerda a Pablo de Rokha y la vez en que intentó reclutarlo para Multitud, y él se negó por su amistad con Neruda; o también, a propósito de De Rokha, cuando se vieron por última vez en un cementerio, el día en que enterraron a Violeta Parra; o aquella vez en Chillán, cuando todo el pueblo recibió a Gabriela Mistral  y a él no lo dejaron leer en el homenaje dedicado a ella, pues no entendían su poesía, sin embargo Parra se subió igual al escenario e irrumpió con un poema que finalmente Mistral celebraría frente a todos; o las varias líneas que le dedica a Ignacio Valente, reconociendo su importancia como crítico; o el libro que nunca escribió sobre Isla de Pascua; o la carta que le envió Fidel Castro diciéndole que el partido comunista chileno había pedido su cabeza...

Lo que descubrimos en estas conversaciones es a un Parra desconocido. Ese que ya había publicado una buena parte de su obra más importante, pero que en ese momento estaba escribiendo los ecopoemas y se aprestaba a hacer algunos de sus mejores discursos de sobremesa. Un poeta que ya había quebrado en dos y para siempre la poesía en español.

Quizá la mejor forma de recordarlo ahora que se ha ido es guardar silencio y darle la palabra.

 

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INICIOS

“Yo comencé a escribir versos a una edad muy temprana, de colegio. Era un niño de doce o trece años y me puse a escribir, no sé por qué... Hay un poeta chileno —no sé si ustedes lo han oído nombrar alguna vez—, su nombre es Magallanes Moure. En ese tiempo cayó en mis manos una antología de este poeta. Creo que todavía recuerdo una estrofa suya que se me grabó en esa época: “Con alegre son / los martillos cantan / su alegre canción”.

 

EL LENGUAJE

“[En un momento me pregunté:] ¿por qué los poetas escriben en un lenguaje tan distante del lenguaje hablado y cuál es el criterio de legitimidad de una expresión? Simplemente esto no puede ser, dije. La poesía posiblemente pueda hacerse en el lenguaje de todos los días. Me pareció un capricho de parte de los poetas, cuando no una trampa. Entonces pensé que era indispensable, a pesar de que yo no tenía ninguna experiencia de escritor (…). [Para mí], Martín Fierro era el poema más grande de nuestro idioma, entonces vi también que se confirmaba esta intuición. Martín Fierro es un poema escrito en una lengua hablada, una lengua campesina, pero hablada”.

 

NERUDA VS. HUIDOBRO

“Desde el comienzo me sentí yo más cerca del lenguaje semihablado, diría yo, de Huidobro, que del lenguaje cantante de Neruda. Me sentí más cerca de Huidobro que de Neruda”.

 

POEMAS Y ANTIPOEMAS

“Yo no me quedé adentro del libro Poemas y antipoemas; salí del libro poniendo tres partes en vez de dos. Prometía dos cosas: poesía y antipoesía, y puse tres. O sea, he preferido siempre la confusión al dogma, creo más en el desorden que en el orden (…). El Sindicato de Escritores llamó a un concurso de poesía y yo mandé tres libros. Uno se llamaba Cantos a lo humano y a lo divino, otro se llamaba Poemas y otro se llamaba Antipoemas. Y estos tres libros fueron premiados con el primer, segundo y tercer puestos. Yo fui, entonces, a hablar con los organizadores, les dije que los libros no se podían publicar porque estaban todavía a medio camino y ellos me dijeron: ‘No, en las bases del concurso de poesía está la siguiente cláusula: los libros pertenecen al Sindicato de Escritores, no al autor, y estos libros y estos poemas se publicarán dentro de muy poco’. Y se publicaron como Poemas y antipoemas”.

 

NERUDA

“La antipoesía ha tenido en mente a Neruda, no como la persona física de carne y hueso que era él, sino porque él representa, prácticamente, la tradición hispano-francesa de los últimos cien años. Y es claro: esta poesía que tenía más que ver con los planteamientos anglosajones, con los latinos, tenía necesariamente que aparecer como un no a Neruda, un no a la tradición española-francesa”.

 

GARCÍA MÁRQUEZ

“En García Márquez está la estructura de un título de un libro mío que se anunció también por esa época —está en las revistas—, que era el siguiente: Dos años de melancolía. Fíjate, en vez de dos son cien, y en vez de melancolía es soledad. Coincidencias”.

 

RODRIGO LIRA

“Yo me vine no sé por qué, con un poema de uno de los mejores poetas de esta época, Rodrigo Lira, que se suicidó. ¿Tú lo ubicas? Es un poeta que se suicidó de 32 años. Rodrigo Lira me parece muy importante, porque él toma, yo diría, el camino de De Rokha y también la actitud de De Rokha, la conducta de De Rokha, así como de agresividad total para todo el mundo.

Yo tuve el alto de poemas de Rodrigo en mi casa por un tiempo largo, porque la familia me los entregó a mí para que yo viera qué se hacía con eso. Ellos financiaban una edición. Yo nunca pude hacer nada y finalmente le dije a la familia que hablaran con Enrique (Lihn) y parece que yo me quedé —sin proponérmelo, lo que no es bueno para mí por lo que vas a ver tú después— con uno o dos poemas de él (…). Hay un poema largo de él que es muy cómico, muy gracioso, muy gracioso. A ver si lo encuentro por aquí... Aquí: ‘Angustioso caso de soltería’”.

 

VERSOS PARA NERUDA

“Harto de noches y de días,/ el cuerpo desciende a la tumba,/ pero de un verso de Neruda/ el alma no se cansa nunca”.

 

EL COMPROMISO SOCIAL

“¿Cree usted que la sociedad tiene derecho a exigirle algo al poeta, al intelectual, como se lo exigieron a usted, o se le tiene que dejar como tal? ¿Le gustaría que lo dejen en paz, que se le considere como ser humano y punto, nada más?” [pregunta una alumna].

“No, yo en la actualidad estoy en una posición muy clara en esa materia. Le decía yo a René que a la larga lo que se puede decir de la antipoesía es simplemente que ha sido un esfuerzo por aprender a hablar. La voz, por aprender a hablar el lenguaje de las tribus, la lengua de la tribu, eso creo que ya lo dijimos aquí, de manera entonces que el poeta tiene que ver con la tribu, pero no tan sólo con la voz, sino que tiene que ver también con la conciencia de la tribu, con el destino último de la tribu. De manera que me parece perfectamente natural que se exija no tan sólo del poeta, sino que de todo individuo, una responsabilidad social, que se espere de él, mejor digamos, una responsabilidad comunitaria. A mí me hicieron un gran favor tirándome las orejas en ese tiempo, calificándome de esa manera, porque me obligaron a profundizar en la búsqueda de mi relación con la comunidad. Y fíjense ustedes que después del Golpe yo me quedé en Chile estudiando y trabajando, tenía una misión en la Universidad de Chile, seguía haciendo clases, pero, claro, desde una posición suicida (…). Yo en este momento he llegado a una especie de realismo socialista, pero sin partido, y los textos que escribo en la actualidad son todos textos o casi todos son textos que tienen que ver con la cuestión social, sobre todo con la cuestión archisocial, que es la cuestión de la supervivencia, la supervivencia del hombre en el planeta; ese me parece a mí que es el problema central de nuestra modernidad.

 

PROYECTOS INÉDITOS

“Sí, aquí hay por lo menos tres proyectos de libros, cuatro. Cuatro proyectos de libros. Uno se llama, por el momento, Cueca a cámara lenta. Me interesa mucho esto de la tecnología y lo criollo, mezclar esas dos cosas. Una cueca, que es un baile tan chileno, tan campesino, tan popular... Introducir ahí la expresión a cámara lenta (…). Otro se llama Temporal, que es un conjunto de poemas con un tema, un tema bien concreto que es el invierno último chileno, que fue un invierno muy crudo. Son veintitantos textos referentes al temporal. Se llamaba Inundaciones al comienzo, pero me parece que Temporal es una palabra más impactante. Un tercer proyecto se llama La guitarra desafinada, que sería una especie de segundo tomo de las Hojas de Parra. Hace tiempo pensé yo en ese personaje. La guitarra desafinada me llama la atención y me atrae mucho porque... ¿Por qué será? Claro, lo ideal, el guitarrista ideal debería estar en condiciones de tocar la guitarra sin afinarla. Prácticamente eso es lo que se propone el antipoeta. En otras partes he dicho por ahí que lo que quiere hacer el antipoeta es ganar el Derby montando un caballo de mala muerte, un pingo de mala muerte. ¿Y de dónde viene esto? Esto viene de mis experiencias infantiles con el circo chileno. El personaje predilecto mío del circo chileno no era el trapecista, ni era el domador de fieras, ni era el payaso —el clown—, sino el tony, que es el antipayaso. El antipayaso o tony es un personaje inocente. El payaso representa lo establecido, representa a logos, representa el buen comportamiento, la ilustración. Y este otro es un inocente, pero siempre vence la inocencia en el circo chileno, la inocencia siempre sorprende a la civilización.

 

EL BOOM LATINOAMERICANO

“Aprovecho para decirte que prácticamente yo no he leído a Cortázar fuera de unas cincuenta páginas de Rayuela, así como tampoco conozco a fondo a ninguno de los demás autores, salvo... Al único que conozco a fondo, a uno de los pocos que conozco a fondo, es a Kafka. Kafka lo he leído cuarenta veces con lupa. Pero, por ejemplo —estos son datos anecdóticos—, yo no puedo leer entero Cien años de soledad, leo treinta, cuarenta páginas, y me parece que ya conozco a fondo al autor y que no es necesario seguir insistiendo. Lo mismo me pasa con Cortázar; hasta con el propio Rulfo me ocurre una cosa así (…). Los cuentos de Borges me interesan, pero creo que podrían escribirse mejor. Creo que no están reducidos a su última expresión, creo que todavía se podría atornillar más eso”.

 

TEATRO

“PARRA: He imaginado muchas obras de teatro. Por ejemplo, esta se llama Contaminación y consiste en incendiar un neumático a puertas y ventanas cerradas en un teatro.

DE COSTA. ¿Quemar un neumático?

PARRA. Claro, quemar neumáticos en el escenario.

DE COSTA. ¿Y el olor?

PARRA. A puertas y ventanas cerradas; eso es lo que pasa en el mundo en este momento. Estamos quemando neumáticos en un mundo cerrado”.

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