Por Diego Zúñiga Noviembre 17, 2011

Es un niño que recorre Santiago, en silencio, observando todo. El verbo es ése: observar, no mirar, no, porque lo que él hace es observar todo lo que lo rodea, esa ciudad por la que transita, las casas, los edificios, los lugares en los que busca historias, mundos que lo fascinen, que lo distraigan. En eso gastaba su tiempo Rodrigo Leiva cuando era niño: en caminar y caminar y observar las casas e imaginar qué había ahí, qué se escondía tras esas ventanas a las que él se asomaba buscando algo que ahora, con el paso de los años, se parece mucho a lo que ha mostrado en su trabajo.

El trabajo de Rodrigo es contar la realidad.

El trabajo de Rodrigo es ser el creador del área de docurrealities de Canal 13, en la que ha estado a cargo de programas como Cásate conmigo, Nadie está libre, Valientes y En su propia trampa; todos programas que tuvieron un alto rating en sus respectivos horarios y que destacaron en estos últimos cuatro años en un canal que, con la excepción de estos docurrealities y Los 80, no había logrado repuntar en la sintonía. El trabajo de Rodrigo, ahora, es ser el director y productor ejecutivo del último boom de la televisión chilena, Perla, la primera serie de la vida real, como la anuncia Canal 13 en su página web. Rodrigo Leiva, el mismo que caminaba por Santiago, tímido, asomándose a las ventanas de las casas, hoy se dedica a contar esas historias. Aunque ahora no imagina nada. Ahora, simplemente, entra a esas casas y les muestra a los televidentes esas vidas, esas historias reales.

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Fue en un capítulo de Cara & sello, programa de Mega en el que Leiva trabajó desde su inicio, en 1999,  hasta 2006 -primero como asistente de dirección y al final ya, prácticamente, como director-, cuando descubrió el formato. O cuando entrevió, mejor dicho, que ahí, en cierta forma de grabar la realidad había algo, algo importante. "Estábamos filmando la elección de Miss Renca. Me acuerdo que les puse el micrófono a unos chicos, y de pronto, mientras tenía los fonos puestos, empecé a escuchar una conversación de unas minas que se estaban sacando los ojos en un baño.  Siempre he tenido buen oído, entonces escuchaba eso y dije: esto es como un reality. Entonces puse la cámara frente a ellas y como que la historia fluyó todo el rato. Y hablaban y me dije: ¡esto es como una escena de película! Así que empecé a alejarme y ahí me di cuenta de que se me atravesaban personas en la cámara y que hacían más interesante todo. Que era como una cámara fisgona", dice Rodrigo.

Ya llevaba varios años en Cara & Sello, y el formato, de alguna manera, le parecía que estaba algo agotado. Y tampoco lo estaba pasando bien. "Como no era un negocio mío, a mí me presionaban y yo tenía que presionar hacia abajo, y era súperduro. Lo pasé pésimo".  Al tiempo, lo llamaron de distintos canales ofreciéndole trabajo. En 2007, finalmente, aceptó irse a Canal 13 a fundar una nueva área en la que esa cámara fisgona sería la protagonista de todas sus historias.

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Rodrigo Leiva tiene 45 años, está casado hace 10, tiene dos hijos, estudió en un instituto de comunicación y gran parte de la semana la pasa en el Canal 13, o filmando capítulos de Perla, o preparando ya la nueva temporada de En su propia trampa.

Rodrigo Leiva trabaja. Trabaja mucho. Ahora, está sentado en su oficina y recuerda que los comienzos no fueron fáciles: "Yo fui súperfrustrado cuando chico, tenía muchos temores, me hicieron bullying heavy. No había mucha confianza en mi familia. Me acuerdo que cuando me saqué el servicio militar, mi papá se enojó y me preguntó qué iba a ser de mí". Rodrigo creció en La Florida y ahí empezó a conocer esa realidad que vemos en sus programas. Una realidad en la que hay gente marginada, lo que a algunos críticos de televisión les ha parecido un estereotipo. "Yo al público no le exijo nada, yo entiendo al espectador. Pero a los críticos sí les exijo. Creo que deben informarse e ir a una población antes de decir nuevamente que esto es turismo miseria o lo que sea. Yo me pregunto si conocen las poblaciones", dice Leiva y continúa: "La otra vez alguien criticaba en Peleles el uso excesivo de garabatos de los flaites. ¿Han visto cómo hablan los flaites? ¡No se les entiende nada!".

Rodrigo Leiva cuenta que lo llaman todos los días para invitar a distintos lados a Perla, le ofrecen eventos en todo Chile. Hace poco lo llamaron de la Teletón para que Perla participe. "Yo dije que sí, pero no en la Vedetón. No me interesa sobreexponerla", dice.

Rodrigo es un hombre apasionado. Para él, el trabajo es una de las cosas más importantes de su vida: "Yo me muero sin esto. No sé hacer otra cosa. Le tengo pánico a la cesantía. Nunca he estado sin trabajo, pero a pesar de eso soy súpercauteloso. No tengo vicios, no fumo, no tomo. La plata la gasto en música o con mis hijos. Vamos al estadio a ver a la U, subimos el cerro", cuenta Rodrigo, quien cuando llegó a Canal 13 conoció a Andrea Vargas, productora general de "Perla" y su brazo derecho.
Esa primera vez, Andrea -36 años, comunicadora audiovisual- le dijo  que quizás no era la persona indicada para trabajar en el área de docurrealities, pero él creyó en ella. "Tenemos una lealtad muy grande. Rodrigo me ayudó a conocer mundos raros y a tener más empatía con la gente. A él le cuesta muy poco entrar en la vida de los otros", dice. Y ahí radica, en parte, su éxito: en que ha podido meterse en la vida de personas como Perla, esa gitana de 18 años, coqueta, carismática, y que busca marido, mientras él no deja de filmarla.

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Era una niña que hablaba mucho. En ese entonces ya era bonita. Tenía 12 años y Rodrigo la conoció mientras grababan un capítulo de Cara & Sello. Nunca perdió el contacto. Intuía que en ella había algo especial. Años después, volvió a grabarla para un capítulo de Valientes. Y fue ahí cuando entendió que Perla tenía mucho potencial.

Lo que no sabía era que el programa sería un éxito, que Perla sería portada de diarios y que su vida estaría completamente cruzada por esta experiencia. "Yo no sólo soy productor ejecutivo o director del programa. También soy psicólogo y mánager", dice entre risas Rodrigo, quien se ha acostumbrado, al igual que Andrea, a que Perla y los demás personajes de la serie los llamen todos los días, a cualquier hora, para conversar sobre sus vidas, sus problemas. Como si fueran una familia. Tampoco imaginó que en la mitad de las grabaciones se moriría alguien. "Esto es la realidad y pasan cosas así", dice Rodrigo, "ahora, no creo que emitamos ese capítulo, por respeto a la familia. Igual nunca hubo una petición formal de ellos, yo me enteré a través de los diarios de su dolor. Pero no lo emitiremos. Ahora, si llegáramos a hacerlo, sería con el consentimiento de ellos".

En medio de la entrevista, suena el celular de Rodrigo. Es lunes, ayer dieron otro capítulo de Perla y marcó más de 18 puntos de rating, a eso de la medianoche. Una cifra alta. Entonces, el canal empieza a presionar. Rodrigo habla con un gerente, quien lo felicita y le dice si no será posible lanzar, ese día, otro capítulo de Perla. Rodrigo le dice que mejor no, que no se quiere apurar, que puede haber errores. Lo convence y cuelga. "Yo sabía que podía pasar esto", dice Rodrigo. Cuenta que lo llaman todos los días para invitar a distintos lados a Perla, le ofrecen eventos en todo Chile. Hace poco lo llamaron de la Teletón para que Perla participe. "Yo dije que sí, pero no en la Vedetón. No me interesa sobreexponerla", dice. No le gusta apurarse, no le gusta, sobre todo, equivocarse. Por eso trabaja mucho, demasiadas horas. De hecho, tiene una tendinitis crónica en su brazo derecho. Porque no sólo dirige, sino que también  hace cámara.  "Esta pega no es cómoda y por eso tengo un cartel de medio jodido, porque nunca veo la hora, porque siento que ésta es la única manera de que salgan bien las cosas. Para mí, el resultado tiene que ver con la cantidad de pasión que le ponís al trabajo", cuenta.

Leiva camina por el canal, va a la sala de edición, donde su equipo trabaja editando Perla y preparando En su propia trampa. Cuenta que están todos contentos en el canal, que se le han acercado profersionales a quienes admira y respeta, como el guionista Rodrigo Cuevas (Los 80) y el director Herval Abreu, a felicitarlo y a decirle que están admirados con el formato de "Perla", que hacia allá va el futuro. Sin embargo no pierde la cabeza. "Yo nunca disfruto mucho los éxitos. No soy de andar pegando recortes en las oficinas ni nada. Ahora veía lo que pasó con (Nicolás) Quesille (el ex director de los realities de TVN) y pensaba: para qué vamos a guardar recortes si en nuestra pega no sirven para nada. Bajas una vez y te echan".

Dice que no tiene muchos amigos en el medio. "Estoy esperando que digan que tengo algo con Perla. El problema para ellos es que yo no tengo tejado de vidrio".

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